En diciembre de 2005, Miguel Fuentes trabajaba en la construcción de una planta de celulosa, cuando vio un objeto del porte de una linterna. Sin saber qué era, se lo echó al bolsillo. Fue el inicio de una pesadilla. Se trataba de una cápsula con material radiactivo que le horadó el glúteo izquierdo y quemó parte de su mano.

Tuvo que ir a tratarse a Francia, en el único centro, en ese entonces, autorizado en uso de células madre para estos casos y se convirtió en el primer paciente del mundo sometido a esta técnica.

Hoy vigila su evolución en Chile, en el Hospital de la Mutual de Seguridad que desde este mes es el primer centro en Latinoamérica acreditado por el Organismo Internacional de Energía Atómica para tratar a estos pacientes con células madre. “La exposición a radiación se asocia a desastres nucleares, pero puede ser por mal funcionamiento de distintos equipos”, dice César Cárcamo, director del Hospital Clínico de la Mutual de Seguridad y hoy médico tratante de Miguel Fuentes.

No es el único caso. En el centro chileno también se está tratando Gustavo López (28), un joven trabajador peruano que en 2012 sufrió un accidente radiactivo por la mala manipulación de un gammógrafo en una construcción. “Tiene necrosis en un par de dedos e hizo anemia aplásica (déficit de glóbulos blancos)”, explica Cárcamo, su médico.

TERAPIA DE AVANZADA
La terapia parte con la extracción de sangre de la médula ósea del paciente. De esa sangre se separan células madre, las que durante tres semanas son sometidas a un proceso de expansión para después ser implantadas en el tejido dañado. “De un par de miles de células pasamos a 30 o 40 millones”, dice Cárcamo.

La próxima semana Gustavo llegará a Chile a recibir su primera dosis. Durante el resto del año tendrá que viajar varias veces para continuar su tratamiento.

Tras su experiencia en París, Miguel cuenta que el cambio fue inmediato tras la primera dosis. Desde 2011 no recibe células madre. Aunque este año le amputaron parte de un dedo porque tenía el hueso dañado, dice estar recuperado totalmente de la quemadura del glúteo, que era lo más grave.

Cárcamo explica que estas quemaduras pueden reaparecer. “Si ocurre, surge una mancha muy pequeñita en la zona y hay que tratar de nuevo”, dice. “Por eso debo seguir controlándome”, afirma Fuentes. Ahora puede hacerlo en su país.