Marina Alías
Bajo la visión de que «la inteligencia está igualmente repartida entre todos y que la actitud se puede educar», partió a finales de 2012 ACTITUD Lab, un laboratorio que busca crear competencias, habilidades y valores en cada uno de los lugares que interviene. Tanto en alumnos y profesores de liceos y colegios, como al interior de las empresas.
Esta «experiencia» -como la definen sus miembros- se diversifica en dos campos de acción. Uno de sus propósitos es «orquestar» el mundo de la educación con el de la empresa; mientras que, por otra parte, llevan a cabo consultorías para las compañías.
«Muchas veces se prepara a los alumnos para un mundo que no existe; el modelo educacional está basado en la autoridad y tenemos jóvenes anulados y profesores sin tiempo», dice el CEO y fundador de ACTITUD Lab, Sebastián Errázuriz. Por ello, desde su «laboratorio» tratan de transformar la educación en Latinoamérica a través de la innovación. «Buscamos trabajar con distintas empresas para que parte de sus miembros hagan clases en distintos recintos educacionales».
Así, alumnos y profesores toman contacto con la realidad empresarial y, además las firmas que, según Errázuriz invierten demasiado dinero en Recursos Humanos, reciben trabajadores capacitados en habilidades blandas como compromiso, optimismo y adaptabilidad al cambio.
«Queremos disminuir la brecha existente entre el área de la tecnología, la empresa y la educación mediante formación», dice el abogado y emprendedor social.
«Nuestro foco son los liceos públicos, aunque también trabajamos con privados. Tratamos de darles opciones y modelos distintos que les motiven a aprender y repercutan positivamente en la empleabilidad, en el acceso a la universidad y, en definitiva, en que sean más felices y capaces de tomar las riendas de su vida».
Las metodologías para «enseñar innovando» son diversas y se basan en estudios de Harvard o Babson College. Por ejemplo, los cursos de ACTITUD Lab son talleres 80% prácticos y para complementarlos, diseñaron manuales amigables para maestros y estudiantes. ¿Sobre el equipo detrás de esta hazaña? Todos trabajaron un tiempo de forma gratuita; les encanta lo que hacen y odian el cubículo, por lo que trabajan codo con codo en una oficina repleta de papeles, computadores, carteles y dibujos, con una oficina llena de ideas y de actitud.