El 44,3% de la población de 15 a 65 años es considerado «analfabeto funcional»:

Segunda encuesta sobre competencias de la población adulta muestra que el país mantuvo los bajos resultados de 1998.

ALEJANDRA MUÑOZ C.
«Si el autor de la carta usa una caja de cereal cada dos semanas, de acuerdo al costo promedio mencionado en el artículo, ¿cuánto costaría una compra de cereal para cuatro semanas?». Ese es el tipo de preguntas a las que se enfrentaron 3.532 trabajadores de entre 15 y 65 años, con el fin de conocer cuáles eran sus competencias básicas en el manejo de información escrita.

La interrogante forma parte de la segunda encuesta sobre el tema, aplicada este año a nivel nacional por el Centro de Microdatos de la U. de Chile, la que arrojó que el 27,1% de los trabajadores que tienen estudios superiores son analfabetos funcionales, es decir, no son capaces de leer un texto, extraer la información y utilizarla en su vida diaria.

Otro 36,7% de estos egresados de enseñanza terciaria se ubican en el nivel siguiente, lo que representa un manejo básico de los datos.

En términos generales, el 44,3% de la población adulta en Chile es «analfabeto funcional» a la hora de manejar textos, cifra similar a la que se constató en 1998, cuando el 47,4% tenía este problema. En el dominio de gráficos hubo una mejora entre las dos evaluaciones, ya que las cifras de falta de manejo pasaron de 49% en 1998 a 42% en 2013, mientras que a la hora de realizar cálculos necesarios, por ejemplo, para rellenar un formulario, la cifra también se mantuvo estable.

Desarrollo

Esta situación preocupa a los expertos, ya que en los últimos 15 años la enseñanza media se hizo obligatoria y se registró un incremento de la población que accedió a la educación superior.

«Esperábamos que el aumento en los niveles educacionales del país, por lo menos en la generación que hoy tiene entre 15 y 30 años y que no estuvo en el estudio anterior, hubiese generado una mejora, y ello no ocurrió. Esa es tal vez la parte más preocupante de este estudio», explicó David Bravo, director del Centro de Microdatos de la U. de Chile, entidad encargada de aplicar la encuesta.

El economista agregó que incluso los mejores resultados registrados en Chile son comparables con los de un habitante promedio de Suecia.

El director de la Escuela de Economía y Administración de la U. de Chile, Óscar Landerretche, explicó que a partir de estos resultados, a Chile le faltan a lo menos 150 años para ser un país desarrollado.

«Esto nos tiene que llevar a cuestionarnos severamente sobre nuestras políticas de capacitación, educación funcional de los trabajadores, cómo está unificado este sistema con la enseñanza formal, y otras cosas que hay que repensar», afirmó.

A su juicio, hay que trabajar fuertemente con quienes están hoy en el mercado laboral, ya que no se puede esperar a que en 15 o 20 años más ingresen trabajadores con más competencias.

El que una persona no entienda lo que lee tiene impacto en temas prácticos vinculados con el trabajo. Por ejemplo- explicó Leonardo Daneri, presidente del directorio de la OTIC de la Cámara Chilena de la Construcción-, no se les puede enseñar a los obreros de la construcción medidas de seguridad con textos escritos, porque no los comprenderán.

«Invertimos un montón de dinero en redactar instructivos, cartillas sobre la seguridad en las faenas y, si no se está entendiendo lo que se está leyendo, vamos a tener que cambiar las metodologías, porque queremos tener la menor tasa de accidentes posible», planteó el dirigente de la Cámara, entidad que financió la encuesta.

Esta situación se aplica también a la introducción de nuevas tecnologías, ya que estas también traen material escrito donde se explica cómo funcionan las máquinas.

¿Qué significa cada nivel?
A partir de los puntajes obtenidos por los trabajadores en las evaluaciones en el área de prosa (textos escritos), documentos (manejo de material gráfico como mapas o índices) y aspectos cuantitativos (cálculos para rellenar formularios), las personas fueron ubicadas en cinco categorías.

El nivel 1 corresponde a los «analfabetos funcionales», y con las preguntas consideradas en este nivel se busca información idéntica a la que se plantea en el enunciado o hacer comparaciones literales. En el nivel 3, por ejemplo, con las preguntas se requiere hacer deducciones básicas o contrastar información contenida en distintos párrafos.

En el nivel 5, el más avanzado, las personas pueden hacer inferencias complejas o usar información especializada.