Según el Consejo de la Cultura, en los últimos cuatro años el aporte privado a través de donaciones culturales creció 84%. Una nueva ley busca incorporar más empresas al sistema, incluso si tienen pérdidas, y duplicar el número de contribuyentes hacia el 2018.
EL aporte de los privados a la cultura en Chile vía donaciones ha ido creciendo en el tiempo: un informe del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, sobre la base de cifras del Servicio de Impuestos Internos (SII), revela que si en 2009 eran 629 contribuyentes los que declararon donaciones al sector cultural por un monto de $ 13.923 millones, en 2012 fueron 818 los que aportaron en total $ 25.594 millones (poco más de US$ 50 millones), lo que implica un alza de 84% en sólo cuatro años, en cifras nominales. Según el Consejo, las donaciones privadas corresponden mayoritariamente a grandes empresas y en muchos casos se asocian a proyectos de gran envergadura.
Si se compara a cultura con otros ámbitos que cuentan con legislación que establece incentivos tributarios para las donaciones privadas, en 2012 el sector capturó un 44,4% de los recursos, seguido por donaciones educacionales y universitarias (21,7%), deportivas (16,7%) y sociales (17,2%), detalla el informe (ver infografía).
Parte de estas cifras se darán a conocer el jueves en el 4º Seminario Cultura y Economía, organizado por el Consejo de la Cultura en el GAM.
El impacto de la ley
Tras este crecimiento hay varias razones, dice el ministro de Cultura, Roberto Ampuero. Una es el terremoto del 27 de febrero de 2010, “que activó a las empresas y a las personas a donar”. A ello añade la “efervescencia cultural” que se ha vivido en los últimos años y el crecimiento económico, “que genera mayores utilidades para las empresas”. Un cuarto factor es una reforma a la Ley de Donaciones Culturales que amplía el universo de donantes (ver recuadro). Si bien el nuevo texto legal entrará en vigencia en enero, Ampuero asegura que ya ha generado “un ambiente favorable y un estímulo a las donaciones del mundo privado”.
La nueva Ley de Donaciones Culturales fue promulgada en mayo y entrará en vigencia en 2014. En pocas palabras, multiplica el rango de potenciales donantes con beneficio tributario, permitiendo que todas las personas que tributan en Chile aporten a proyectos culturales, al igual que las empresas, tengan utilidades o pérdidas. El ministro de Cultura explica que si hasta ahora sólo las empresas con utilidades y los trabajadores independientes tienen incentivos para donar, con la nueva ley podrán donar empresas con pérdidas, trabajadores dependientes, extranjeros con actividad comercial en Chile y sucesiones hereditarias. “Ahora, todas las empresas y personas que pagan impuestos, independiente del tamaño de su patrimonio y de sus utilidades, están llamados a donar por cultura”, sostiene Ampuero, a la vez que añade que el nuevo texto legal es una herramienta para impulsar una “profunda responsabilidad empresarial regional, donde las empresas, grandes, medianas o pequeñas, se comprometan con el desarrollo de las zonas donde se localizan”.
Con la nueva ley, la expectativa no sólo es aumentar el monto de las donaciones que se realizan al sector, sino que “duplicar el número de contribuyentes que realizan donaciones a cultura hacia el 2018”, indica el informe del gobierno.
En cifras, se proyecta que seguirá creciendo por lo menos en un 30% más el monto de las donaciones en los próximos años, sobre la base de los más de $ 25 mil millones que registró el SII el año pasado, adelanta Magdalena Aninat, directora de Contenidos del Consejo de la Cultura y quien lidera el proceso de modernización del nuevo sistema de donaciones culturales, en el que participan también Segpres, el SII y Hacienda.
Para Aninat, la iniciativa legal “sin duda será un impulso a la donación de las empresas, ya que hay muchas con pérdidas que han querido participar, pero no encuentran el espacio”. Explica que el crecimiento vendrá sobre todo en regiones porque podrán incorporarse al sistema también los contribuyentes de menor tamaño, empresas medianas y pequeñas y trabajadores dependientes, “que puedan aportar no sólo a grandes proyectos, sino también a otros más acotados, pero que tienen un fuerte impacto en la zona”, afirma.
Sectores favoritos
Los tipos de proyectos más beneficiados por la Ley de Donaciones Culturales han sido las actividades artísticas y culturales -como obras de teatros y exposiciones-, conciertos de música, publicaciones e infraestructura cultural, enumera el informe. Entre los que se contabilizan menos aportes, en cambio, destaca principalmente el área de reconstrucción patrimonial. Esto se busca corregir con la nueva ley, ya que se incorporan a los beneficiarios los propietarios de inmuebles con declaratoria patrimonial: Monumento Nacional, Monumento de Conservación Histórica o sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El informe enumera algunos proyectos destacados con donaciones culturales y la principal empresa financista. Entre las mineras, por ejemplo, aparece Minera Escondida (BHP Billiton), con la ampliación del Museo Precolombino, en Santiago, que se inaugurará en enero de 2014, con un aporte de US$ 15 millones, y el Teatro a Mil, en Santiago y Antofagasta (Fitam y BHP Billiton). Figura también en este grupo la minera Doña Inés de Collahuasi, con el Museo Corbeta Esmeralda, en Iquique.
Además, están el Teatro del Lago (Transoceánica) en Frutillar, Biblioteca Viva (Mall Plaza y Fundación La Fuente), los conciertos gratuitos al público de la Corporación del Teatro Municipal de Santiago, como Plácido Domingo y Zubin Mehta (Banco Santander), el Santiago Festival Internacional de Cine, Sanfic, (CorpGroup y Fundación CorpArtes); la reconstrucción de iglesias del Altiplano (CGE y Fundación Altiplano) y el proyecto Viva Leer y las 75 nuevas bibliotecas escolares abiertas a la comunidad que construirá en cinco años Copec y Fundación La Fuente.
BHP Billiton tiene una política de invertir el 1% de las utilidades antes de impuestos -calculado en el promedio de los tres últimos años- en programas comunitarios. En 2012, BHP y sus operaciones en Chile sumaron US$ 60 millones en programas de inversión social, incluido el cultural. Ese año, el 23% estuvo destinado a la cultura “dado el sostenido apoyo que le estamos dando al Museo Precolombino, que es una obra de envergadura mayor”, dice Maria Olivia Recart, vicepresidenta de Asuntos Externos de BHP Billiton. El aporte a ese proyecto suma US$ 13 millones en tres años. “No hacemos este tipo de donaciones como consecuencia de que exista una ley de donaciones. Tampoco nos afecta en nuestros montos a donar. El monto que invertimos en el programa cultural sobrepasa con creces nuestro tope de crédito establecido por la Ley de Donaciones”, afirma Recart. Hoy el límite fijado supera US$ 1 millón (ver recuadro).
Público versus privado
Si bien hay una tendencia al alza en las donaciones culturales, el aporte del sector privado equivale a menos del 20% del gasto público. “Si se suma el presupuesto destinado a los principales órganos públicos que invierten en cultura, para 2012 asciende a $ 146.351 millones”, detalla el documento. Así, el gasto público en cultura fue 5,7 veces la privada.
Ampuero sostiene que pese a la creciente inversión en cultura del mundo privado, mayoritariamente de empresas, “aún está lejos de acercarse a lo que invierte el Estado en cultura. El rol del Estado es insustituible en el financiamiento para que las artes y el patrimonio se desarrollen y difundan en todo el país, pero el mundo privado debe también asumir ese compromiso”, opina. Ampuero da el ejemplo de Brasil, país que, “con una ley de incentivos similar a la nuestra, el aporte privado alcanza a igualar el 75% de la inversión pública”.