Paralización indefinida del complejo tras el conflicto por malos olores:
De 2.000 empleos que generó el recinto, quedan cuatro administrativos y 28 guardias. Opositores aseguran que la comuna sigue viviendo de agricultura y pequeña minería.
Por MATÍAS ROVANO BUSTOS
«Se notaba más movido. Durante un tiempo estuvo muy bueno para la gente de acá, por el trabajo… Me gustaría que volvieran, pero siempre y cuando (Agrosuper) lo hicieran con otra modalidad, para que no salga el olor», señala María Zumelzú, funcionaria de la escuela Emilia Schwabe, establecimiento de Freirina que en 2012 inició las manifestaciones en contra del complejo agroindustrial por el hedor que emanaba del mismo.
Tras las protestas de los pobladores y la intervención del Ministerio de Salud -que decretó la prohibición de funcionamiento-, la empresa anunció su paralización indefinida en diciembre del 2012.
El 31 de marzo del año pasado terminó el traslado de los 480 mil cerdos que había cuando comenzó el conflicto.
En la planta hoy quedan apenas 4 trabajadores en cargos administrativos. El recinto llegó a albergar a 500 personas con contrato directo, 700 externos y otro tanto en la planta El Milagro, en O’Higgins, donde serían faenados los animales. Según Agrosuper, se perdieron 2.000 puestos de empleo, de los cuales 450 eran ocupados por residentes de la zona, correspondiendo el 60% a mujeres.
Al puñado de empleados sobrevivientes se suman 28 guardias de seguridad, quienes han tenido que aumentar la vigilancia por el aumento de robos. De hecho, todos los palos que se usaron para cercar el terreno llevan pintado el logo A.S.
La empresa retiró y trasladó todos los equipos de valor, como motores, sistemas de alimentación, de ventilación y computadores. Se hizo un lavado de las instalaciones, se sellaron y clausuraron las fosas de mortandad y se paralizó la planta de tratamiento.
Se mantienen 62 hectáreas de eucaliptus, que ocupan el agua almacenada en dos grandes piscinas. El material bioestabilizado de la cancha de compostaje está siendo retirado para su utilización como fertilizante.
Agrosuper informó que no se ha determinado el futuro del complejo -que costó US$ 800 millones- y que su estatus es «paralización indefinida».
Comercio a la baja
Mientras tanto, en Freirina -donde viven unas 7 mil personas- los comerciantes acusan el golpe a la economía local. «Lamentablemente, el año 2013 fue malo, pésimo, en la parte económica. Todo bajó. Agrosuper activaba la economía del valle», sostiene Leonel Cepeda, ex alcalde (DC) entre 1992 y 2008 y empresario local. A su juicio, las ventas han caído hasta en el 80%.
«Ha estado malísimo, porque no hay gente. Hay cesantía», replica Yasmín Cereceda, dueña de la panificadora La Nortina, ubicada en la calle Río de Janeiro, la principal del poblado. Por su parte, Claudia Rodríguez reclama que «con el bypass (en la carretera Huasco-Vallenar) la gente no pasa y sigue directo».
Pese a ello, el alcalde de Freirina, César Orellana (PS), asegura que hay tres proyectos eólicos y uno minero que pretenden instalarse en la zona, que revitalizarían el poblado. «En cuanto a la información que nos entrega la oficina municipal de OMIL, aquí no ha habido ningún aumento del desempleo desde que la empresa se fue (…). Freirina siguió funcionando tal cual como era antes que ella llegara. Los que más echan de menos su presencia son el comercio y los que prestan servicios», aseguró.
En tanto, Yahir Rojas, vocero del movimiento Freirina Consciente, manifiesta que «Agrosuper no va a poder continuar en el territorio (…). La economía se sigue sustentando con lo que sabemos hacer: la pequeña minería y la agricultura. No se vivieron cambios grandes a la economía local. Ellos jamás crearon un dinamismo, como para generar un polo de desarrollo. Hay solo un grupo, en su derecho, que dice que las ventas han bajado».