En junio se darán a conocer los cambios que permitarán que el programa tenga un impacto significativo en la economía nacional.
El Programa Start-Up Chile de Corfo, será modificado y rediseñado con el apoyo de expertos locales y extranjeros. La decisión ya está tomada y a fines de junio se conocerán los cambios que se realizarán a esta plataforma de emprendimiento. Así lo explica y confirma el propio vicepresidente Ejecutivo de Corfo, Eduardo Bitrán.
“Estamos trabajando en su reestructuración. Lo que hay que hacer es mejorarlo, modificarlo, de manera que tenga un impacto más significativo en la economía nacional”, dice. Agrega que “el programa debe seguir siendo de Corfo, el mantener su nombre tiene que ver fundamentalmente con el enorme valor de imagen y eso es muy positivo. Habría que ser muy miope al no aprovechar ese valor”.
Start-Up Chile surgió en 2010 para insertar al país en el ecosistema del emprendimiento internacional. Una tarea que para muchos está más que cumplida. A 2013, se han realizado nueve convocatorias, se han apoyado 810 startups de 113 países (incluido Chile), con una inversión superior a los US$ 32 millones.
-¿Cuál es la conclusión a la que se llega tras evaluar el programa?
– Es un programa que tiene buena imagen internacional. El emprendimiento dinámico generó cierto entusiasmo en el entorno de las universidades, lo cual consideramos positivo. Sin embargo, en términos de impacto económico, en la creación de empresas que operen en Chile y generen empleo, ventas y producción, el impacto es muy bajo.
-¿A qué lo atribuye?
– Las tasas de éxito han sido, incluso, inferiores a las que se obtienen en un ambiente en el que no hay intervención del Estado. Eso es un resultado, sin duda, muy pobre. Uno crea estos programas para generar un efecto en el sistema de innovación, entusiasmo en el emprendimiento dinámico, pero también con el objetivo de que el dinero invertido permita crear negocios innovadores que se desarrollen rápidamente y generen empleo en el país. Ese efecto, es extremadamente marginal.
-¿Cómo evalúan el diseño?
– Tiene que ser modificado de tal manera de provocar el impacto económico que uno espera, en términos de actividad económica innovadora, diversificación productiva y empleo de calidad.
-¿Hacia dónde apuntan los cambios?
– Vamos a tratar de traer emprendedores de otras partes del mundo y de Chile, e integrarlos al ecosistema de innovación y emprendimiento, que es lo que falta. Hay que enfatizar más el tema a nivel latinoamericano. Nos interesa traer el mejor capital humano a trabajar a Chile y generar, incluso, negocios en conjunto con los países de la Región.
-En esta etapa de evaluación, ¿también se está viendo lo que pasa con los emprendedores y los fondos invertidos?
– Nos interesa, sin duda, darle mayor relevancia a un capital humano muy sofisticado que hay en América Latina y que ve en Chile oportunidades de emprendimiento de largo plazo. También aumentar la participación de emprendedores nacionales, es un aspecto relevante. Darle, asimismo, continuidad a aquellos proyectos que, en su fase inicial, son exitosos y pueden avanzar en implementación.
-Una de las críticas al programa es que no se dio suficiente espacio a los emprendedores regionales.
– Sin duda es uno de los aspectos importante. Cuando hablamos de insertar a los emprendedores nacionales y extranjeros en el ecosistema, estamos pensando en espacios regionales de innovación. Vamos a tener un conjunto de medidas que estamos estudiando para fortalecer el emprendimiento dinámico.
La opinión de actores del ecosistema
Alan Farcas, Universidad Adolfo Ibañez: «Es demasiado grande y eso complica mantener una alta calidad»
«Menos proyectos buenos y más relevantes con más plata», así de claro es el director de Innovación y Emprendimiento de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez, Alan Farcas, respecto a los cambios necesarios para Start-Up Chile de Corfo. Esto pues, ahora «es demasiado grande y eso complica tener una alta calidad».
Si bien indica que éste ha sido un proyecto emblemático que ha generado un impacto muy positivo en el posicionamiento de Chile en el concierto internacional de la innovación y emprendimiento, «lo que hay que hacer ahora es desarrollar un Start-Up 2.0 que continúe con su liderazgo», asevera el experto.
Para esta nueva etapa propone un aumento del financiamiento por ticket entregado y poner el foco en los proyectos que sean relevantes para el país o alguna de sus industrias, además de ampliar el programa a nivel regional.
«Haría alianzas estratégicas con instituciones de innovación y emprendimiento fuertes en regiones. No armaría una esructura especial, sino que me apalancaría en las que ya existen», explica.
Agrega que una de las cosas que valora de Start-Up Chile es que «al interior no está tan burocratizado», por lo que cree que el camino no va por una mayor supervisión, sino por una mejor elección, desde el principio, de los proyectos que ingresan al programa.
Patricio Ovalle, Universidad del Pacífico: «Hay que fomentar emprendimientos ligados a los desafíos del país»
«Se deben segmentar las empresas, ya sea por evolución o por rubro, de manera de trabajar más focalizadamente las debilidades», sostiene Patricio Ovalle.
Si bien, el plan ha generado alto impacto en el plano internacional posicionando a Chile en el campo del empredimiento, agrega que otro aspecto que se podría evaluar es la prioridad que tienen ciertas industrias, de manera de fomentar el nacimiento de empresas ligadas a los desafíos del país, como la energía y las tecnologías limpias, que hoy representan un 4% de los 750 proyectos financiados en distribución de industrias, en tanto comercio electrónico posee un 19%, TI y empresas de Software un 18%, Medios de Comunicación y Turismo 11%, lo que no coincide con las verdaderas necesidades que demanda Chile, asevera Ovalle.
Otras de las mejoras que propone es vincular directamente con las estrategias regionales de innovación, como las que realiza el gobierno regional metropolitano de Santiago, en el marco del proyecto red, y también otras siete regiones, con la finalidad de aumentar el impacto social, pero potenciando el trabajo público-privado que se está realizando en Chile.
«Sin lugar a dudas, hay que darle continuidad, de lo contrario todo el presupuesto involucrado habrá sido un gasto y no una inversión. El mérito del gobierno anterior fue la instalación y la puesta en marcha, el de este gobierno debiera ser la consolidación mediante la generación de emprendimientos de alto impacto, ligados a los desafíos país».
Álvaro Acevedo, Sofofa: «Se requieren más fondos de capital de riesgo»
Junto con destacar que el programa incorpora beneficios concretos y de imagen para el país, comenta que «se ha cumplido un ciclo, marcado por la renovación de las autoridades en el sistema de apoyo al emprendimiento e innovación estatal, lo que no necesariamente tiene que ver con el proceso de desarrollo de Start-Up Chile. Sin embargo, la coyuntura puede ser una buena ocasión para incrementar los aspectos positivos del programa y suplir las falencias que la operación ha permitido identificar».
En este contexto, propone, por ejemplo,entregar los incentivos para que los proyectos en desarrollo se instalen en ciudades con alta conectividad y en comunidades universitarias donde el emprendimiento sea motivante.
Junto con esto, plantea que en el actual escenario del emprendimiento en Chile, se requiere de la existencia de fondos (de capital de riesgo) que inviertan más y se involucren activamente en las etapas posteriores al capital semilla.
Acevedo propona la creación de un programa homólogo que «invite a Chile a fondos de capital de riesgo -Venture Capital-, para que dinamicen y profundicen la oferta de financiamiento temprano», plantea.
Marco Enríquez-Ominami, F. progresa: «Ha faltado focalización en sectores estratégicos»
«Creo que hay que ver algunos puntos. Tan sólo un 4% de los fondos se destinó a emprendimientos asociados a la industria energética y de tecnologías limpias, por lo cual yo buscaría salirme de la economía de servicios que tenemos y me iría hacia sectores más específicos».
Enríquez-Ominami explica que el emprendimiento energético es un tema gigantesco en lugares como Alemania, y el programa sólo ha destinado un 4% de los fondos en planes energéticos y de tecnologías limpias, además de que la sustentabilidad, siendo un nicho importante, necesita de un tratamiento exclusivo dentro del programa, asevera.
«Sigue en una economía de servicios y no está en otros segmentos, ha faltado focalización en los sectores estratégicos de Chile, eso está pendiente», enfatiza.
En cuanto a modificaciones, plantea un fortalecimiento en las áreas de «energía, nuevas tecnologías, tecnologías limpias y acento en salir de una vez de la economía de servicios».
Rodrigo Castro, Genesis Partners: «Debería fortalecerse y ampliarse a regiones»
Para Rodrigo Castro, director de Genesis Partners, Start-Up Chile de Corfo marcó un hito al traer referentes internacionales «con muy buenas ideas» al territorio nacional, pues servían de experiencia para emprendedores chilenos. «Eso generó un círculo virtuoso impulsando la cultura pro emprendimieno e innovación», enfatiza.
Afirma que es necesario que el programa continúe, aunque también «debería fortalecerse y ampliarse a regiones».
Enfatiza en este último punto, argumentando que «este país sigue siendo muy centralista, y reflejo de ello es que Start-Up Chile está muy centralizado».
Apunta que otro de los temas a fortalecer es la fiscalización. Por ello, propone una mayor supervisión de los recursos, «evaluándose el cumplimiento de ciertos hitos y metas en cuanto a desempeño». Esto se podía llevar a cabo, por ejemplo, demostrando que se está facturando o que la idea está siendo validada por los potenciales clientes.
«Ese perfeccionamiento aumentaría el retorno. Tampoco es que sean recursos muy significativos los que se están gastando», explica, ya que aunque sean acotados es importante velar porque «los recursos del Estado se gasten en un fin concreto con metas específicas».