Asegura que con el diseño actual, la reforma tributaria «es una profunda zancadilla a la inversión, el emprendimiento y el empleo».
Por N. Peña.
En los últimos preparativos para dar inicio a la discusión de la reforma tributaria este lunes 2 de junio se encuentran los parlamentarios de la Comisión de Hacienda de la Cámara Alta. Entre ellos, el senador Juan Antonio Coloma (UDI), quien pese a que reitera que la oposición votará contra la idea de legislar, espera que exista mayor espacio de diálogo y apertura a cambios por parte del gobierno. Esto, tras criticar que en la Cámara Baja se “menospreció” la labor legislativa.
Ad portas de que comience el segundo trámite legislativo de la reforma tributaria, ¿cómo prevé el escenario de discusión?
Esperamos que en el Senado se saquen las orejeras y las anteojeras para que haya capacidad de algo tan importante en democracia como escuchar. Porque en la Cámara de Diputados no solamente no hubo opción de referirse separadamente a muchos temas, sino que muchas indicaciones fueron desestimadas. Objetivamente, nadie puede decir que el gobierno oyó. Hasta el momento, en el Senado hemos tenido un avance importante, porque ya diseñamos un procedimiento transversal para que haya espacio suficiente en la comisión y que el debate no sea exprés, sino con la profundidad que merece una reforma de esta naturaleza. Ahora, si el gobierno no escucha, tendrá que asumir los efectos que tendrá la reforma en la inversión y el empleo.
¿Ese afán de mayor diálogo es compatible con el objetivo de la Nueva Mayoría, que busca despachar la reforma antes de septiembre?
Creo que es compatible. Es un tema de voluntad. Lo que yo pretendo es que no se haga como que se oye, sino que efectivamente se escuche. Ahora, espero que ese cambio en la forma se traduzca en un cambio de fondo; que haya voluntad del gobierno de traducir en la práctica muchas de esas modificaciones que se plantean. Porque tal como está hoy la reforma tributaria, es una profunda zancadilla a la inversión, el emprendimiento y el empleo. Espero que el gobierno comprenda que cambios de esta naturaleza no requieren de votos circunstanciales, sino que cuando son políticas de largo plazo se requieren acuerdos mucho más sustanciales.
Como oposición, ¿insistirán en que no se cierre el Fondo de Utilidades Tributables (FUT)?
Desde mi perspectiva, el FUT ha sido un elemento potenciador de inversiones y ha sido algo necesario y útil para Chile. Primero se debe estudiar a fondo el tema educacional…
¿Pero están dispuestos a eliminarlo?
Si hay una obsesión con el nombre, no tengo problema en que se cambie, pero que a cambio se genere algo lo más parecido posible. Lo que me preocupa es la filosofía que hay detrás de la medida, que postula que Chile ya no requiere más incentivos a la inversión. El FUT no es una verdad única. Creo que este instrumento, o algo equivalente, sigue siendo un instrumento muy importante para la inversión.
¿En qué aspectos concentrarán sus argumentos durante las primeras semanas de debate?
Todavía está pendiente la respuesta a la pregunta sobre en qué se van a gastar los US$ 8.200 millones que la reforma quiere recaudar. No hemos visto ningún anuncio referente a la calidad de la educación (…). Segundo, creo que este es un cambio copernicano en materia tributaria; no solamente un alza de impuestos. Eso merece un análisis profundo, sobre todo respecto de la constitucionalidad de conceptos como renta atribuida o las nuevas facultades del Servicio de Impuestos Internos, que son los pulmones de la reforma tributaria. También se debe hacer un análisis profundo del árbol de Pascua de alzas de impuestos adicionales que nunca estuvieron planeados y que afectan al emprendimiento, como el impuesto al crédito, el IVA a las viviendas, el impuesto a los alcoholes, bebidas azucaradas y a las máquinas a diésel…
Como contraparte, ¿en qué materias están dispuestos a ceder?
Me parece legítimo discutir si la tasa del impuesto a las empresas es 20%, 21%, 22% o 25% (…), es una cuestión que creo que tiene un espacio de discusión mucho más razonable. Pero empezar a gravar una serie de otras cosas… es un conjunto de males o errores que se están cometiendo. Por ejemplo, con la retención del 10% de la renta a los 9.500.000 afiliados a AFP se les va a descontar un cheque de sus fondos de pensiones…
Pero el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, explicó que el proyecto no incluye cambios en la manera en que tributan los fondos de pensiones…
¡¿Pero cómo no va a ser un cambio agregar una retención?! Obviamente que afecta. Les he preguntado a 10 economistas, transversalmente, y ninguno ha dicho que no.
¿Entonces el ministro está equivocado?
Creo que está absolutamente equivocado respecto del impacto de la reforma en los cotizantes de AFP.
¿Hay alguna medida que valore?
Creo que hay algunas figuras respecto de elusión, que no tienen que ver con facultades del SII, que pueden estar en la vía correcta. Pero en general, me preocupa la filosofía que está detrás: del ciudadano al sospechoso, de la inversión al fomento del gasto, y que al emprendedor se le haga una zancadilla. Lo que quiero es advertir un mal paso. No quiero empujar a nadie y tampoco me gusta verlo caer. Quiero tratar que se dé un buen paso, pero en la medida de lo posible.