Hacienda proyecta que el PIB crecerá 3,6% el próximo año, impulsado por una expansión de 9,8% en el gasto. Expertos creen que sin los recursos de la reforma tributaria el efecto reactivador de la política fiscal sería marginal.

Por Nicolle Peña y Cristina Cáceres.

Crece casi 10%, propone un incremento histórico de la inversión pública de 27% y posterga el inicio del retorno a un balance estructural. A primera vista, esas tres características permiten calificar el Presupuesto 2015 como eminentemente contracíclico, principal énfasis destacado por el gobierno en la presentación del erario público.

Sin embargo, y conocidos ayer los detalles del proyecto ingresado el martes por la noche al Congreso, esta afirmación adquiere matices. ¿Por qué? Principalmente, por el peso que tendrán los recursos provenientes de la reforma tributaria en el crecimiento de 9,8% del gasto fiscal que planteó la autoridad.

Ayer, el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, señaló que el Presupuesto 2015 alcanzará aproximadamente los US$ 62 mil millones. Esto equivale a un aumento cercano a los US$ 5.500 millones respecto de los recursos de este año, de los cuales un 42% -US$ 2.300 millones- provendrá precisamente del cambio impositivo aprobado el mes pasado. El titular de las finanzas públicas reveló también que el proyecto considera una proyección de crecimiento de 3,6% para el próximo ejercicio.

IMPACTO ACOTADO

El aporte de la reforma tributaria al gasto fiscal de 2015, argumentan economistas, constituye en la práctica un traspaso de recursos desde el sector privado al público, y si se excluyeran estos dineros, afirman, el gasto fiscal de 2015 dejaría de ser marcadamente contracíclico. En ese contexto, sostienen que el impulso fiscal tendrá un efecto acotado en la reactivación del crecimiento.

“Al solo efecto del gasto público no le asigno más de medio punto de crecimiento”, afirma Patricio Rojas, de Rojas y Asociados. Señala que sin este “esfuerzo contracíclico”, la economía crecería entre 2,5% y 3%. Rojas precisa que la situación actual es distinta a 2009, cuando en su anterior administración la Presidenta Bachelet elevó el gasto a 16%, utilizando recursos provenientes del exterior. “Por lo tanto, en esa oportunidad hizo un gasto que se sumaba a lo que iba a hacer el sector privado. Ahora, es una política fiscal expansiva, pero que está hecha con un aumento de impuestos. Por lo tanto, le retira recursos al sector privado que posiblemente no lo iba a gastar en ese período”, comenta Rojas.

En la misma línea, Rodrigo Cerda, de Clapes UC, asegura que el impulso neto del presupuesto sin reforma tributaria equivale a US$ 3.200 millones. “Desde ese punto de vista hay ciertas dudas de cuánto va a ser el impulso reactivador de este presupuesto, suponiendo que se podrá ejecutar el 100% del gasto público, principalmente en lo relativo a inversión pública, que crece 27%”, puntualiza.

Un elemento adicional en el análisis del real impacto del mayor gasto público en el crecimiento del PIB remite a las proyecciones del Banco Central. A comienzos de septiembre, antes de conocerse el proyecto de presupuesto, en su Informe de Política Monetaria (Ipom) el instituto emisor ya proyectaba una expansión de la actividad de entre 3% y 4% en 2015. Es decir, un rango con centro (3,5%) prácticamente idéntico a la proyección informada ayer por Hacienda.

Con el gasto proyectado por el gobierno para el próximo año, y utilizando como base las estimaciones de PIB para el país que elabora el Fondo Monetario Internacional (FMI), el tamaño del Estado bordearía el 22% en 2015.

Adicionalmente, tras mantener por tres años consecutivos el límite de endeudamiento en US$ 6 mil millones, el presupuesto propone elevar ese techo a US$ 7.500 millones. Esto, explican desde Hacienda, para financiar el mayor déficit estructural, que se elevará a -1,1%, versus el -1% de este año, si bien se mantiene la meta de converger a un balance de 0% en 2018. El objetivo, dicen desde la cartera, es evitar recurrir a los ahorros acumulados en el Fondo de Estabilización Económica y Social y no dar “una mala señal”.

¿CUÁNDO RETIRAR EL ESTÍMULO?

El compromiso adquirido esta semana por la Presidenta Bachelet es retirar el mayor gasto una vez que las condiciones económicas mejoren. Que el impulso adicional se materialice a través de inversiones, coinciden desde el oficialismo y el mercado, facilita ese proceso.

De todos modos existen dudas. “A mi juicio, hay un error de diagnóstico en el gobierno. El gobierno piensa que lo que estamos viendo en la economía, la desaceleración, es un problema cíclico de corto plazo y que, por lo tanto, volveremos a crecer a tasas de 5% en 2016 o 2017 y, dado eso, ese estímulo se podrá retirar. Sin embargo, creo que estamos frente a un menor dinamismo estructural causado en gran parte por las reformas que el gobierno ha estado implementando y, por lo tanto, la economía no va a volver a crecimiento de 5%”, dice Angel Cabrera, de Forecast.

El próximo lunes, el Banco Central dará a conocer el Imacec de agosto; las expectativas del mercado se sitúan entre 0,5% y 1,5%