En cuanto a la incertidumbre que el empresariado acusa por las reformas, el diputado señala: «Se han dedicado a reclamar, a llorar, y eso no va con ellos». Les advierte que de no avanzar, el riesgo es que los cambios se hagan «fuera de la institucionalidad» y que «la sola negación es la mejor manera para que las soluciones sean populistas o anarquistas».
Por Pía Toro.
Por estos días el presidente del Partido Socialista (PS), Osvaldo Andrade, se encuentra programando un nuevo encuentro con los empresarios, pero esta vez con los representantes de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa. Según el diputado, esta cita, que se realizaría durante la presente semana, tiene el mismo objetivo que el encuentro con la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC): conocer de primera fuente sus preocupaciones y no generar interlocuciones que provoquen ruido entre las partes. En este contexto, Andrade es bastante crítico respecto a la actitud que ha tomado el empresariado frente a las reformas que está impulsando el Gobierno. Sin embargo, está convencido que existe la voluntad de ambas partes de construir puentes para recobrar las confianzas y potenciar la alianza público-privada.
En este sentido, el ex ministro del Trabajo se refiere a la reforma laboral que se presentará en las próximas semanas al Congreso, defendiendo sus objetivos y la necesidad de cambiar la negociación colectiva, algo que reconoce quedó pendiente tras su paso por el ministerio del Trabajo durante la administración anterior de Bachelet.
¿Cuál fue el objetivo de fondo del encuentro con la CPC?
Interlocución, confianza y clima diría que fueron los datos claves en esa reunión. Lo que le planteamos a ellos es que el Partido Socialista es una institución permanente, más allá de los gobiernos; en consecuencia, a nosotros nos interesaba establecer un vínculo, un diálogo, que probablemente pueda estar lleno de desacuerdos, pero éstos son más fáciles de enfrentar cuando hay un cierto espacio de confianza a cuando no lo hay, y desde ese punto de vista lo que queríamos transmitir con esta invitación es que estamos en esa disposición.
Desde el empresariado apuntan a que las reformas del Gobierno son las que han ayudado a generar el actual clima de incertidumbre y bajo crecimiento…
Como los empresarios no tienen representación en el Parlamento, están negociando directamente, y cuando se negocia directamente se van colocando ciertas líneas de presión y yo creo que están en esa fase, en la fase de la presión. ¿Y cómo lo hacen? Como cuando el señor Von Mühlenbrock (presidente de la Sofofa) dijo que las inversiones se iban a desviar por la reforma tributaria, o el clima de incertidumbre, todo lo cual es cierto y no.
¿Qué es lo cierto y lo no cierto?
No creo que haya otro país de América Latina que tenga más estabilidad macroeconómica que Chile, ni instituciones más respetables que las chilenas, y que los procesos de cambio se realizan en el marco de la institucionalidad. Si los empresarios no quieren entender eso, ¿cuál es el riesgo?, que los cambios se hagan fuera de la institucionalidad. ¿Eso es lo que quieren? O sea, ¿quieren que en vez de conversar con el PS empiecen a quemar micros para empezar a conversar? Hay que tomar una opción y si están tan preocupados de la estabilidad, bueno, tienen que colaborar en esa opción. La sola negación es la mejor manera para que las soluciones sean populistas o anarquistas. El que no haya de parte del empresariado una disposición de construir una relación con el movimiento sindical, nos ha llevado a que el anarquismo se haya instalado en muchos gremios sindicales y a lo único que aspiran es a desestabilizar. Los empresarios tienen que hacerse cargo de eso también.
Pero insisten que faltan señales del Gobierno para generar un clima de mayor confianza.
Entiendo que el Gobierno está haciendo lo suyo y tiene que hacer las cosas mejor todavía, y en consecuencia habrá que hacer un esfuerzo adicional y el Presupuesto algo ayudará, y habrá que mejorar la relación público-privada. Hay cosas que me cuesta entender a veces. El ministro de Energía (Máximo Pacheco) dijo “el Gobierno respalda Alto Maipo”. En el Gobierno de Piñera agarraron el teléfono y echaron para abajo una central (Barrancones); entonces, el Gobierno de los empresarios dio la peor señal y nadie dijo nada. Los empresarios no pueden permanecer impávidos sólo desde el reclamo, si éste no es un país de rezongones, y a mí me causa extrañeza porque el empresario chileno es muy audaz, interesante, muy promotor, y a qué se ha dedicado, a puro reclamar, a puro llorar, y eso no va con ellos.
Una de las preocupaciones del empresariado para 2015 es la reforma laboral. ¿Cree que su presentación en los tiempos comprometidos es importante para disipar la incertidumbre?
Confío en la Presidenta y en que el Gobierno la va a mandar al Congreso en el último cuatrimestre de 2014, tal como se ratificó el viernes después del Comité Político de Cerro Castillo. Nunca se planteó postergar su envío para el primer trimestre de 2015. En el comité político todos los presidentes de partidos, sin excepción y en varias ocasiones, hemos manifestado nuestro interés para que se presente lo antes posible, cumpliendo el compromiso presidencial de que sea en 2014. Sé que se genera mucha polémica, que intervienen los de acá, que intervienen los de allá; esas son las peores comedias que uno puede ver.
Pero en el Gobierno anterior de Bachelet el ministro de Hacienda de ese entonces, Andrés Velasco, incidió para que no se presentara la reforma laboral que usted diseñó. ¿Por qué no pensar lo mismo ahora?
Estoy de acuerdo, por eso hay que aprender de la experiencia. En el período anterior, cuando me correspondió ser ministro del Trabajo, habían 4 años de gestión que tenían un itinerario y en el cuarto año estaba prevista la reforma a la negociación colectiva. Después vino la crisis. Yo estuve en los 3 primeros años, eso quedó pendiente y las autoridades de la época deberán explicar por qué no se hizo, porque la reforma quedó lista.
¿Cuál debe ser el tono de la reforma ahora?
Tiene que ser robusta, el Gobierno no puede intentar debilitarla de antemano, porque el riesgo que hay es que en el Parlamento nos volvamos locos. Por ejemplo, yo tengo un proyecto en el Congreso para terminar con la subcontratación y otro para precisar la polifuncionalidad. Los empresarios andan locos subidos por el chorro con eso, bueno, si no hay pronto reforma laboral voy a tener que seguir presentando proyectos .
Y la reforma tal como está planteada hoy, ¿es robusta?
Es una reforma robusta, muy robusta, pero ésta es una tarea que no acaba, porque los sistemas productivos y los métodos van cambiando, siempre hay que hacer modificaciones, arreglos. En el programa no se habla del trabajo a distancia y hay que hacerse cargo de eso.
¿Son suficientes los titulares conocidos para disminuir la conflictividad y generar equilibrio entre trabajador y empleador?
No creo que haya algo más que estimule la conflictividad que un sistema injusto de negociación colectiva. Una, porque la mayoría de los trabajadores no pueden ser parte de ella, es decir, la cobertura, y porque el sistema está hecho para que se imponga el empleador. La verdadera negociación parte cuando se vota la huelga y durante los tres días que se debe hacer efectiva, y operan los buenos oficios o arbitrajes. En la reforma se está planteando que los buenos oficios operen en cualquier momento con facultades para el agente oficioso de insinuar métodos de salida; ahí bajó la conflictividad altiro. Cuando las relaciones son simétricas, por qué va a aumentar la conflictividad, al contrario, lo que va a aumentar es la necesidad de diálogo.
Hay otras demandas de la CUT y del empresariado que han quedado fuera…
Si nosotros queremos generar estabilidad hay 9 puntos que están comprometidos en el programa de Gobierno, y eso compromete a la Nueva Mayoría. Hay algunos temas que no están incorporados, que les interesa a trabajadores y empresarios, pero no son parte del programa. Si queremos generar incertidumbre agreguemos temas, pero ahí el compromiso no es de la misma naturaleza.
¿Pero cree que hay otros temas que se deben revisar, aunque sea en el Congreso?
Hay que mirar el artículo 161 (despidos por necesidad de la empresa); hay que mirar las empresas estratégicas, el artículo 384, hay que mirar mil cosas, pero el eje ordenador deben ser los 9 puntos.