Los costos económicos y los efectos en la jornada laboral:

Los días libres son también uno de los elementos que caracterizan este último tramo del año y estos podrían traer pérdidas cercanas a US$ 2.200 millones en producción, considerando el viernes como «sándwich». Pero hay sectores que florecen, como turismo y hotelería.

Por MARÍA PAZ INFANTE H.

El fin de año se podría resumir como una época de sentimientos encontrados: cada vez cuesta más levantarse, la cabeza está en mil partes al mismo tiempo y la palabra «vacaciones» ronda constantemente en los pensamientos de los trabajadores. Pero también aparece la idea de celebrar junto a los compañeros de trabajo, la familia y los amigos. Esas son las cosas buenas y malas de la última parte del año, cuando las personas llevan a cuesta el peso de varios meses de trabajo, muchas veces sin haber tenido descanso, a excepción de los feriados legales y de los benditos fines de semana largos.

Junto con las preocupaciones del término del ejercicio administrativo, la presión por la evaluación de desempeño y las preocupaciones personales y familiares que se suman a los factores laborales, acentúan el cansancio y la falta de concentración en las tareas diarias, lo que se traduce en un menor desempeño, bajo rendimiento y por ende, en una disminución de la productividad laboral. Una encuesta realizada por el portal de empleo iberoamericano, ZonaJobs, señala que el 52% de los trabajadores siente que en diciembre «todo les cuesta el doble», porque están «cansados y estresados».

Elizabeth Horta, psicóloga del departamento de Salud Mental del Hospital del Trabajador, explica que a medida que se acerca el fin de año se registra un aumento del estrés en los trabajadores y por ende, una disminución de la productividad.

«Estás cansado y, además, con varios focos donde mantener la atención, por lo tanto, disminuye bastante la capacidad de concentrarse en cada uno de esos focos», asegura.

Héctor Madrid, académico de Psicología UC, también recuerda que durante diciembre «ya no hay más tiempo para postergar lo que alguna vez se aplazó». Explica que, como es de esperar, cuando se aproxima el plazo final, «en noviembre y diciembre la gente tiende a demostrar mucho más desempeño en el trabajo, pero eso no es gratuito, porque genera desgaste y anticipa una posible situación de desempeño decreciente hacia el final del ciclo». El experto también asegura que la semana entre Navidad y Año Nuevo debe ser una de las de menor desempeño, porque es como un espacio «extraño» entre dos descansos.

Costos económicos

Y si de descansos se habla, esta época debe ser una de las favoritas para pedir un día libre en el trabajo, sobre todo este año, donde tomarse el viernes y hacer » sándwich » parece ser ideal en cualquiera de las dos celebraciones. Pero no trabajar «ese día» no solo podría dejarle un día de vacaciones menos en la agenda, sino que también acarrearía costos para el país. El economista y académico de la Usach, Guillermo Pattillo, explica que si se considera que un día representa (solo contando los días hábiles) el 0,4% del PIB anual, entonces cada día que no se trabaje (por » sándwich «, por ejemplo) implica una pérdida cercana a US$ 815 millones. Suponiendo que el miércoles 24 y 31 de diciembre se trabajara el 60% de la jornada laboral y que el viernes 26 de diciembre y el 2 de enero no se trabajara por «sándwich», la pérdida total sería de unos US$ 2.200 millones, según cálculos de Pattillo, quien fue subdirector de Presupuestos. «Si se considerara que se trabaja también los sábados, la pérdida final sería mayor, porque aun cuando es menor por cada día, se agregarían dos días más al llamado ‘ sándwich’ «, advierte.

En tanto, Francisco Klapp, economista de LyD, sostiene que «es muy difícil saber cuánto efectivamente menos se produce, qué producción se va a mover para otro día y cuánto más producen actividades como el turismo y la hotelería».

La Cámara de Comercio de Santiago también proyecta la pérdida, considerando que el costo estimado de los días feriados en 2014 es del orden de los US$ 2.498 millones. «Dado el carácter absoluto de los feriados irrenunciables, su costo asciende a US$ 220 millones (cada día), en lugar de los US$ 160 millones de un feriado normal en el cual algunas faenas continúan en funciones», dicen.

Consejos para no estresarse
Organizarse: Saber ordenar las tareas prioritarias puede ayudar a disminuir el estrés y el colapso de fin de año en los quehaceres laborales. Elizabeth Horta, psicóloga del Hospital del Trabajador, explica que de esta manera se contribuye al cierre del ejercicio, para que no todo quede para último momento.

Adelantar las evaluaciones: Otra de las recomendaciones de los expertos es que las evaluaciones de desempeño o de cumplimiento de metas no se dejen para los últimos días de diciembre, sino que se adelanten y logren programarse para unos días antes y no para cuando los feriados y las celebraciones están encima. Así se evita extender esta presión por mucho tiempo.

Planificar las vacaciones: Aunque parezca lógico que los trabajadores ya tienen sus vacaciones pensadas en diciembre, no siempre ocurre. Planificarlas con el jefe ayuda a tener claridad sobre el descanso que se viene. Horta señala que «es un refuerzo saber que vas a tomar vacaciones durante los meses de verano o próximos a esa época».