Un 75,5% de los docentes sufre de alteraciones del habla:
Uno de los principales factores de riesgo de la disfonía en los maestros es el uso de la voz por más de cinco horas diarias, según un reciente estudio de la Asociación Chilena de Seguridad.
Tania Herrera
Se dice que la voz es la herramienta de trabajo más importante de los profesores. No obstante, cuando no manejan una técnica vocal correcta o usan la voz por un período muy prolongado de tiempo, corren un alto riesgo de presentar alteraciones en la voz o disfonías.
Un estudio encargado por la Fundación Científica y Tecnológica de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), que examinó a 402 profesores de colegios particulares subvencionados y municipales de la comuna de Santiago, encontró que el 75,5% de los docentes presentaba disfonía en grado leve o moderado.
«Medimos a través de tres parámetros: ficha clínica, una evaluación perceptual de la voz y un análisis acústico», dice Sebastián Castañón, fonoaudiólogo del Hospital del Trabajador y uno de los autores del estudio. Si bien este último encontró que tres de cada cuatro profesores tenían la patología, solamente 5% de los voluntarios, es decir 22 profesores, estaban diagnosticados con disfonía previamente.
Hablar mucho
Uno de los factores de riesgo más importantes que mostró el estudio es el tiempo de habla prolongado o abuso vocal. «Los profesores reportan que tienen que usar su voz por cinco a ocho horas diarias. No respetan las pausas vocales», dice Adrián Castillo, académico de fonoaudiología de la Universidad Mayor y coautor del estudio.
El uso del tiempo de los docentes en el aula es un tema que ha estudiado el académico de la Facultad de Educación de la U. Diego Portales Sebastian Howard, junto al investigador de la Universidad Católica Sergio Martinic. «Es un estilo donde el profesor es el protagonista, hace uso de la palabra en forma reiterada y a todo el curso al mismo tiempo, entonces tiene que levantar la voz a 40 estudiantes», dice Howard.
Un ejemplo de este estilo expositivo es la frase «pasar materia», comúnmente usada por profesores y alumnos. «Es un concepto que se ha instalado en la cultura, pero que no podemos seguir usando. El asunto es cómo construimos conocimiento dándole autonomía y libertad de pensamiento al estudiante», dice Lorena Medina, ex directora del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE) de la Universidad Católica y académica de la Facultad de Educación de esa institución.
Los profesores deberían incorporar distintas estrategias de interacción en el aula que puedan disminuir el uso constante de la voz. Medina cuenta que en la Escuela de Pedagogía enseñan a los futuros docentes a formular preguntas abiertas que les permitan a los estudiantes argumentar sus ideas y formar discursos más extendidos.
Otra estrategia es que los alumnos incorporen elementos de la vida cotidiana que fomenten una discusión. «Por ejemplo, si quieres hacer una clase participativa en gramática, los estudiantes pueden traer un texto del diario, de publicidad o grabar a un amigo, y reflexionar cómo se usa el lenguaje de forma cotidiana».
Howard utiliza mucho el trabajo grupal en clase. Para aprender ecuaciones, por ejemplo, les pone un video a los estudiantes donde se muestra una forma de enseñar estas operaciones. Luego individualmente desarrollan y diseñan una forma de enseñar el ejercicio, que luego comparten en parejas y luego aplican.
16%
de los docentes sienten que su voz está alterada, sin reconocer una disfonía.