En plena época navideña, expertos entregan recomendaciones para enfrentar este período en forma sana y poder disfrutar de las fiestas con tranquilidad. Priorizar, ordenarse, decidir y presupuestar son las palabras clave. En el trabajo, el estrés de este período aumenta el riesgo de sufrir accidentes, ya que impide concentrarse y evaluar los elementos externos.
Fin de año es una época compleja: celebraciones, gastos, compras apuradas, atochamientos, calor y el cansancio de doce meses, contribuyen a una carga de estrés muchísimo más pesada que el resto del año. Es en este período cuando muchos nos preguntamos ¿existe el estrés de fin de año y qué es exactamente? La respuesta a la primera pregunta es sí y la recomendación es reconocerlo y saber cómo prevenirlo o controlarlo.
Al respecto, la sicóloga del departamento de Salud Mental del Hospital del Trabajador, Elizabeth Horta, explica que el estrés negativo es una reacción del organismo a situaciones extremas, que se manifiesta con cansancio, agotamiento, irritabilidad y baja tolerancia, y también en sintomatología del organismo como cefaleas, alergias, dolor de estómago y otras molestias.
La especialista recomienda cambiar la forma de enfrentar este período. “Es importante intentar cambiar la rutina, ojalá no salir del trabajo e irse de inmediato a la casa sino darse un tiempo, caminar, priorizar las cosas del día y, en la medida de lo posible, hacer 15 minutos de ejercicio en la mañana”.
La profesional explicó que el estrés puede predisponer a las personas a sufrir accidentes, lo que es más delicado en algunos sectores laborales, como el transporte, la industria o la construcción. “El estrés excesivo actúa anulando nuestra capacidad de poner atención, nos vuelve incapaces de distinguir los factores externos relevantes y nos impide concentrarnos bien, lo que aumenta el riesgo”, precisa Elizabeth Horta.
Navidad sin estrés
La psicóloga del Hospital del Trabajador entrega consejos sencillos y útiles para no morir en el intento de pasar unas felices fiestas de fin de año:
• PRIORIZAR: Distinga lo urgente de aquello que no lo es, lo que está en sus manos resolver y lo que definitivamente escapa de su control. Siempre hay responsabilidades más urgentes que otras y precisamente ésas son las que solemos dejar para el final, lo que termina por desencadenar mayores presiones.
• ORDENAR Y ORDENARSE: Una buena sugerencia es elaborar una lista de personas y regalos, para hacer las compras en forma ordenada y no olvidar a quién ya le compró su obsequio. A veces, un mismo regalo puede repetirse para dos o más personas que no se conozcan entre sí. Guarde la lista para el próximo año; evitará repetirse y estresarse.
• DECIDIR: Tome con tiempo la decisión de dónde pasará las fiestas de fin de año, reservando oportunamente si opta por un lugar público. No se sienta obligado a dar explicaciones a los parientes que no visitará esta vez y recuerde tratar de estar en dos partes al mismo tiempo es lo que ocasiona muchos de los accidentes de tránsito que opacan estas fiestas.
• PROGRAMAR: No espere al 24 y al 31 de diciembre en la tarde para pensar qué van a cenar. Programe el menú con anticipación, vaya al supermercado antes de que el atochamiento sea insoportable y congele lo que sea necesario.
• PRESUPUESTAR: Defina un presupuesto para gastar en estas celebraciones. Así, tendrá claridad de cuánto asignar a cada compra, cuánta gente puede invitar a su casa o a qué local podría ir si quiere celebrar afuera.
• DAR SENTIDO: Tal vez lo más importante es tener presente el verdadero sentido de la Navidad, que no es el viejo pascuero ni los regalos, sino la oportunidad de compartir con los que queremos y, para los cristianos, celebrar la venida de Jesús.
• COMPARTIR TAREAS: El sentido de familia también se logra compartiendo los gastos de la cena, la preparación de la comida y el lavado de platos. Los hijos mayores, que están de vacaciones, u otras personas que dispongan de tiempo, pueden hacerse cargo de las compras para no aumentar el estrés de la dueña de casa, sobre todo si trabaja fuera del hogar.