Estudio en base a 380 mil atenciones en todo el país:

Los casos se concentran en población menor de 50 años. Los hombres se accidentan más, pero ellas sufren enfermedades profesionales a edades más tempranas.

Por C. GONZÁLEZ.

El 75% de los accidentes laborales ocurren en trabajadores de entre 25 y 49 años, según lo muestra el primer estudio sobre el tema realizado por la Mutual de Seguridad y la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile. El análisis, que considera datos de 380 mil consultas en todo el país, entre los años 2009 y 2011, muestra que son los hombres quienes sufren, proporcionalmente, la mayor cantidad de accidentes, aunque los casos en mujeres han experimentado un crecimiento.

«La motivación para hacer este estudio se debe a que hay pocas investigaciones que aborden el tema de la salud laboral desde una perspectiva de género; ver cómo influye eso en las consultas y el tipo de patología o accidentes que se observan tanto en hombres como en mujeres», explica la doctora María Elisa León, gerenta de Gestión del Conocimiento de la Mutual de Seguridad de la CChC y encargada del estudio.

Las extremidades superiores y las piernas suelen ser las más afectadas por algún accidente laboral, ya sea tanto en el trabajo mismo como en el trayecto (ver infografía). Por ejemplo, en ambos sexos, más del 25% de las lesiones se producen en las manos, y más del 15% en las piernas (en mujeres llega al 20%).

La espalda es también una zona altamente afectada (alrededor del 8%), así como los ojos (14,3%) en el caso de los hombres, lo que tendría relación con el tipo de labores que desempeñan.

«La gran mayoría de las mujeres trabajamos en empresas de servicio, en salud, educación o comercio; en cambio, los hombres, además de esas áreas, también se emplean en ámbitos más productivos, como construcción y transporte, que tienen un riesgo diferente y una mayor tasa de accidentabilidad», dice la doctora León.

Ello explica, en parte, que los hombres sufren el 76% de los accidentes del trabajo y el 54% de los accidentes de trayecto (traslados dentro del trabajo o desde/hacia el hogar), sobre todo entre la población masculina de menor edad.

«La gente más joven se tiende a accidentar más porque realiza labores más riesgosas, pero también porque son más temerarios», precisa la especialista.

Un fenómeno que deja en evidencia este estudio es que la edad promedio de los trabajadores que sufren accidentes o lesiones ha ido disminuyendo con los años: si en 2009 era 41 años en mujeres y 40 años en hombres, en 2011 es de 39 y 38 años, respectivamente.

Esto tendría relación con el tipo de trabajo: las labores en las que se repiten con más frecuencia las consultas por accidente laboral son operarios, auxiliares de aseo, conductores, jornaleros, cocineras y mecánicos.

Otro ámbito relevante es el de las llamadas enfermedades profesionales, que suelen aparecer a edades más tempranas, en especial entre las mujeres (39 años en promedio, versus 45 años en los hombres).

Según explica la doctora León, muchas de estas patologías se asocian a lesiones producidas por movimientos repetitivos, posturas inadecuadas o el uso de fuerza, por ejemplo, lo que provoca trastornos osteomusculares como tendinitis. Aquí, nuevamente son brazos, manos y hombros los más afectados.

Salud mental

Un segundo grupo de enfermedades profesionales son las patologías de salud mental -como estrés o depresión-, que afectan a un 12% de la población femenina, según el estudio. «Está relacionado a la dinámica laboral actual, que exige responder a mayor velocidad, con gente más demandante y en procesos productivos más largos».

La mayor prevalencia entre las mujeres está también dada porque acuden más al médico por estos motivos, a diferencia del hombre, que por un asunto cultural no lo hace.

El 60% de las enfermedades profesionales que sufren las trabajadoras mujeres se concentra entre los 25 y los 44 años -y en el 44% de los hombres de igual rango etario-, es decir, a edades jóvenes y en plena etapa productiva.

Por ello, la doctora León precisa que otro de los objetivos de este trabajo es colaborar en el desarrollo de políticas públicas, así como generar programas propios, para prevenir o minimizar estos problemas.