Afirma el empresario y economista PS Óscar Guillermo Garretón:
Más de 20 gremios del sector privado se unieron en bloque en contra de la iniciativa y realizaron una «jornada de reflexión» liderada por Sofofa, Asech y CNC.
Por Mariana Penaforte.
Fueron oídos, pero no escuchados. Ese es el diagnóstico que tienen más de 20 gremios del sector privado que se unieron en bloque en contra de la reforma laboral que impulsa el Gobierno.
Liderados por Hermann von Mühlenbrock, presidente de Sofofa; Juan Pablo Swett, presidente de Asech y Multigremial de Emprendedores, y Ricardo Mewes, presidente de la Cámara Nacional de Comercio, los gremios llegaron ayer hasta el centro de extensión de la Universidad Católica, donde realizaron una «jornada de reflexión» en torno a la iniciativa del Ejecutivo, pidiendo una «reforma laboral para todos».
El encargado de abrir el evento fue el empresario y economista PS Óscar Guillermo Garretón, quien hizo un crudo análisis del momento que vive Chile. Garretón dijo que la empresa y la política viven una «profunda incomunicación», y que no han logrado conectarse con el Chile real de hoy.
Así, afirmó que el Gobierno ha tenido un error de diagnóstico en el diseño e implementación de sus reformas tributaria, educacional, y ahora también con la laboral. Existe una «abismante diferencia» de diagnósticos en torno a la reforma laboral, dijo.
«Si leo los considerandos que preceden el proyecto de ley (de reforma laboral), me parece oír hablar de un país y una empresa privada distintos a los que conozco. No es que desconsidera a los empresarios y su actividad, sino también a sus trabajadores, que representan un 85% de la fuerza de trabajo del país. Refleja un desconocimiento asombroso de la vida de la empresa privada chilena hoy», dijo.
En ese punto, no concuerda con la afirmación del Gobierno de que las relaciones laborales están caracterizadas por la falta de confianza y colaboración.
Agregó que la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) ya no tiene dirigentes representativos de empresas de punta del sector privado y que su principal masa de trabajadores está en el sector público y entre los profesores.
Respecto de la reforma tributaria, dijo que también se equivocó con la empresa por desconocerla y que ahora se están ocupando las platas recaudadas para reactivar una economía afectada por el mismo proyecto.
«Si las reformas hubieran contado con gran respaldo y la gente sintiera la obra del Gobierno como suya, la reacción habría sido otra, menos lapidaria, más tolerante», señaló.
Ayer -moderados por el ex subsecretario del Trabajo Bruno Baranda- Von Mühlenbrock, Mewes, Swett y Rafael Cumsille, de la Conapyme, debatieron sobre las debilidades del proyecto de ley, calificándolo como una reforma «sindical, añeja y antidemocrática».
Von Mühlenbrock afirmó que la reforma laboral va a tener efectos peores que la tributaria y que si se aprueba tal como está, será difícil cambiarla después.
Mewes agregó que «cuando los trabajadores tienen derechos adquiridos se hace imposible volver atrás». Y Swett, por su parte, afirmó que «el Gobierno está mintiendo cuando dice que esta reforma equilibra las relaciones laborales».
Blanco dice que proyectos no se hacen para un sector
La ministra del Trabajo, Javiera Blanco, reaccionó ayer a las críticas de los gremios durante la jornada. «Vamos a construir un proyecto de ley no para un sector. Los proyectos de ley y las políticas públicas no se hacen pensando en un grupo, se hacen pensando en todos y en el país», dijo la autoridad.
«En una democracia usted tiene derecho a expresarse y a opinar. Los actores cuando lo hacen, lo hacen cumpliendo también sus respectivas funciones y roles. Lo que en una democracia nadie puede aceptar es que esto se haga a partir de descalificaciones», agregó.