Desde recomendaciones de políticas públicas hasta medidas concretas para reducir la huella hídrica, la de carbono y las emisiones han adoptado las firmas locales para contar con procesos productivos cada vez menos contaminantes. No es una moda, sino una necesidad.
Por Marcela Corvalán, Pamela Fierro y Constanza Pérez-Cueto.
Como buenos ciudadanos corporativos, a las empresas chilenas les preocupa el medio ambiente y cada vez más están incorporando criterios de sustentabilidad en sus decisiones y procesos productivos.
Probablemente el tema dominante sea la emisión de carbono y gases con efecto invernadero (GEI), pero no es lo único que las compañías tienen en mente.
Chile no es un emisor relevante en términos de carbono y GEI, pero sus condiciones geográficas y climáticas lo hacen vulnerable a los efectos del cambio climático y parte interesada en la solución. De ahí la decisión gubernamental de proponer una contribución nacional a la Secretaría de la Convención sobre Cambio Climático este año.
Esa contribución, voluntaria, implica que todos, gobierno, empresas y personas, tienen que jugar un rol. Apagar la luz y cerrar las llaves , por ejemplo, en el caso de las personas. Y las empresas tendrán que cambiar sus procesos productivos para incorporar las medidas de mitigación que exigirá el compromiso nacional y adaptar sus operaciones a las nuevas condiciones.
Alberto Salas, presidente de la CPC, planteó en una columna reciente que comprometerse con una meta de mitigación demasiado alta, puede “afectar la disponibilidad de recursos financieros para adaptarnos a las consecuencias del cambio climático”. Y sugiere priorizar la adaptación como principal destino de los recursos.
Casos y cosas
Más allá de las políticas ¿qué están haciendo las empresas en concreto? La mayoría comienza midiendo y reduciendo sus huellas hídrica y de carbono a nivel de productos, para seguir con sus operaciones y luego ampliarse hasta abarcar toda la cadena productiva, explica Ricardo Jiménez, gerente de sustentabilidad y cambio climático en KPMG. Un ejemplo es el de los productores de vinos, que están usando botellas más livianas para compensar parte de las emisiones generadas por el transporte desde Chile hacia sus mercados.
Medir la huella hídrica es crucial en los procesos productivos y así lo han entendido las compañías. Por ello, el gobierno suizo, Fundación Chile y seis empresas locales se sumaron al proyecto SuizAgua Andina, en el que también participan Colombia y Perú
En nuestro país Nestlé, Mall Plaza, Tinguiririca Energía, Cementos Polpaico y Clariant (también se sumó Vinilit) están trabajando en medir su huella hídrica para luego tomar medidas, dice Juan Ramón Candia, gerente de Sustentabilidad de Fundación Chile.
Cemento Polpaico, por ejemplo, está recuperando el agua servida de una comunidad en Tiltil (cerca de 60 casas) y una vez tratada en una innovadora planta, se la reparten en partes iguales.
Nestlé, que descarga sus aguas en un lago, ha minimizado eventuales impactos. Mall Plaza aprovecha su masividad para colaborar con los mensajes hacia la población como usar bolsas de lona.
Con las mineras de Iquique, Fundación Chile ha trabajado en la protección de la biodiversidad; Codelco y Collahuasi tratan los drenajes de ácido y con Escondida se ha buscado aprovechar su entorno desértico para implementar paneles solares que permiten calentar las soluciones de electrolitos, con lo que han logrado disminuir el uso de diésel.
En la Sonami cuentan que junto con representantes de empresas mineras han participado en la principal iniciativa público-privada para estudiar y entregar las mejores opciones que tiene el país para la mitigación de las emisiones de gases efecto invernadero (GEI): el proyecto Maps-Chile. En lo sustancial, este rubro plantea la necesidad de disponer de una matriz eléctrica más limpia, medidas de eficiencia energética y utilización de energías renovables. Sobre este último punto, precisan que la minería ha liderado su implantación, y un ejemplo de ello es el parque fotovoltaico “Amanecer Solar” de CAP.
Con las viñas se han buscado soluciones prácticas y económicas para tratar el agua. En Viña Matetic y Viña Montes, por ejemplo, cuenta Candia, se han instalado plantas de tratamiento con gravilla y microorganismos provenientes de las plantas que logran limpiar los residuos provenientes de las descargadas de las vendimias.
También en el sector agrícola, la productora de aceite de oliva Olisur obtuvo el sello de Carbono Neutral otorgado por Carbon Footprint Ltd (UK). Entre otras iniciativas, Olisur usa la pulpa sobrante de las aceitunas como fertilizante orgánicos y el carozo como biomasa para producir energía.
En Unilever Chile plantean reducir a la mitad tanto el impacto de los gases de efecto invernadero en sus productos, como el consumo de agua asociado al uso de sus productos por parte del consumidor y los residuos asociados con la eliminación de sus productos para el año 2020.
Sector financiero
En el sector financiero, CorpBanca adoptó en 2007 los Principios del Ecuador, una serie de directrices elaboradas y asumidas de manera voluntaria por los bancos para la gestión de temas sociales y ambientales en relación con el financiamiento de proyectos de desarrollo. Es el único banco chileno hasta ahora en asumir el compromiso de otorgar préstamos sólo a aquellos proyectos cuyos patrocinadores puedan asegurar su capacidad y disposición a desarrollarlos con responsabilidad social y según prácticas de gestión ambientalmente acertadas. Además, aplica criterios de eficiencia energética a sus sucursales.
En una línea similar, el Bci creó una estrategia de medioambiente que considera operaciones y clientes sustentables, así como iniciativas de sensibilización y movilización. Los nuevos edificios del banco cuentan con certificación LEED y hay un comité de eficiencia energética que busca reducir el consumo de energía dentro de la institución. En cuanto a sus clientes, ofrece un plan de cuenta corriente y tarjeta de crédito carbono neutral.
Un ejemplo de iniciativa público privada es el pabellón chileno en Expo Milán 2015, que será carbono neutral. La neutralización de emisiones se realizará mediante el uso de Certificados de Reducción de Emisiones de Arauco (a través de sus proyectos de energía limpia y registrados bajo el Protocolo de Kioto) y una forestación icónica en la Patagonia por parte de la Fundación Reforestemos Patagonia.
¿Qué viene ahora? Todavía son pocas las empresas que han asumido que el cambio climático puede ser un riesgo operacional. Las viñas van un paso adelante, porque se han visto afectadas directamente por la sequía. Pero, advierte Jiménez, de KPMG, no son muchas las compañías que se han esforzado por medir la vulnerabilidad de sus operaciones. “Eso es necesario para abordar los desafíos futuros y elegir las medidas de adaptación adecuadas”, dice.