El presidente de AquaChile, la principal salmonera del país, dice que la iniciativa laboral está hecha bajo una idea equivocada de que sigue habiendo poderosos explotadores y explotados. Es partidario de que sean los empresarios y no las empresas los que aporten a las campañas políticas y señala que los 19 proyectos lanzados esta semana por Hacienda no mueven la aguja de la confianza.
Por Jessica Marticorena.
Preocupado por Chile está Víctor Hugo Puchi, el presidente de AquaChile, la principal salmonera del país. El empresario dice que estamos viviendo tiempos que requieren reflexión y cambios; por lo mismo, cree necesario dar su opinión más allá de sus negocios. “Estamos enfrentando una espiral negativa, es urgente revisar cómo funcionamos como sociedad. Es necesario reconocer los errores cometidos y que han generado un nivel de desconfianza en los líderes del país. Y partir de nuevo con un real sinceramiento que permita recuperar la confianza en las instituciones y en los líderes”, plantea. No hacerlo, advierte, significaría continuar por un camino demasiado riesgoso en términos de armonía social.
Lo dice en referencia a cómo las platas del sector privado transitaron al mundo político y las dudas sobre si contaminaron su independencia para tomar decisiones. “Creo que no ha habido un destape de la verdad. Las explicaciones tanto del sector público como privado han sido malas y a goteo, menospreciando la inteligencia de los ciudadanos. Debemos hacer un sinceramiento de lo que pasó, ha sido un error colectivo el cómo las platas del sector privado han financiado al mundo político de una forma que la sociedad condena y que, además, se confunde con la ilegítima influencia de los negocios en el mundo político. Es necesario abrir la verdad para comenzar a restablecer la confianza”, apunta.
¿Cree que las platas de los empresarios han contaminado la tramitación de proyectos?
Es muy difícil pensar lo contrario, considerando la magnitud de los aportes y lo sistemático que aparece en los casos que están en investigación. Es difícil pensar que un privado lo haga como un acto de beneficencia. Y aun cuando fuera así, nadie lo va a creer.
¿Ha habido una ambición desmedida de los empresarios?
La ambición gatilla muchas cosas positivas también. El querer mejorar, aprender y emprender. Ser ambicioso no necesariamente es malo, lo que pasa es que hay que hacerlo dentro de las reglas del juego que son aceptadas en una sociedad democrática, y donde se ganen las posiciones por el esfuerzo hecho, no por las prebendas que se hagan desde el mundo político.
¿Cómo se debe hacer?
Soy partidario de transparentar todos los apoyos y aportes. Reconocer que tal o cual persona apoya a tal o cual parlamentario, consejero, alcalde, entre otros. En Chile, en general, los empresarios nos hemos abstenido de opinar en política, lo que creo es un error. Nos hemos automarginado de opinar de algo que es la esencia de la sociedad.
¿Es partidario de que las empresas hagan aportes?
Prefiero que las personas, incluyendo a los empresarios, sean los que aporten y no las empresas. En sociedades con propiedad colectiva, donde hay varios inversionistas, las administraciones no debieran obligar al resto minoritario.
¿Usted ha financiado a políticos?
Dentro de las reglas de los aportes que se hacen a través del Servel, lo hemos hecho con políticos que actúan dentro del ámbito regional de nuestras actividades y de distintos colores políticos, especialmente con aquellos que sentimos les importa lo que está pasando en nuestras regiones.
¿Lo ha hecho como Víctor Hugo Puchi o a través de AquaChile?
Lo he hecho en forma personal e individual, en algunos casos a través de alguna empresa, y siempre dentro del marco legal existente, en montos mesurados y limitados.
¿Ha influido luego en las decisiones de esos parlamentarios?
Uno siempre tiene una posición respecto de lo que cree que debe hacerse, especialmente en aquellos que conoce bien y donde somos actores sociales. En esta materia actuamos con energía, transmitiendo la visión que uno tiene sobre el desarrollo de las actividades económicas donde operamos, en mi caso personal, respecto del mundo de la acuicultura y muy especialmente del tipo de desarrollo de la Región de Aysén. Todos intentamos poner con legitimidad en la mesa nuestras posiciones. Ahora, esta es una industria donde el 99% es exportación, teniendo que competir con los mejores del mundo, buscando los mejores precios en los mercados internacionales, y ahí no hay ninguna influencia política que funcione.
Valdés y la reforma dañina
¿Cómo se recupera la economía?
Exige cambiar las expectativas, darle un vuelco, y eso se logra haciendo cambios importantes y creíbles, lo que todavía no se ve.
¿La llegada de Rodrigo Valdés a Hacienda ayudará a mejorar las expectativas?
Yo creo que sí. Debiera mandar señales potentes que cambien el panorama hacia adelante. El equipo saliente político y económico tenía un apego al programa como si fuera una Biblia, lo que le daba una inflexibilidad enorme a armonizar ese programa con lo que piensa el resto del país. El que se hayan incorporado autoridades nuevas da la esperanza de que va a haber una mirada más crítica y flexible respecto de lo que es razonable para el país.
¿Hay que rectificar la reforma tributaria?
La decisión de aumentar la carga tributaria y destinarla a educación es algo que muchos compartimos, sin embargo, hay aspectos de la reforma que sin aportar mucho a una mayor recaudación les van a hacer la vida muy difícil a los contribuyentes. Me refiero a la renta atribuida. Esa es una invención académica que seguramente deja muy realizada a la persona que la creó, pero que abre un tremendo problema a las personas que tenemos que hacer declaración de impuestos. Es tremendamente complejo y enredoso, y más vale la pena rectificar y corregir, lo que demostraría, además, cierta humildad de la autoridad. Y esos actos de humildad, de reconocer que uno puede equivocarse y rectificar, son las cosas que le hacen falta al país.
Las empresas deberán optar entre dos regímenes de tributación: renta atribuida o parcialmente integrado. ¿AquaChile ya decidió?
Lo estamos analizando, porque es muy complejo. Hasta ahora teníamos un suplemento tributario de 120 páginas, seguramente surgirá con la reforma uno de 300 páginas. A mucha gente como yo, que ha invertido bastante tiempo en aprender de temas tributarios, la reforma nos quedó grande igual. Debiéramos tener un modelo tributario más simple. Espero que la reforma se perfeccione.
Esta semana, Hacienda anunció 19 proyectos para reimpulsar el crecimiento. ¿Son suficientes?
Obviamente es un aporte, pero todavía es insuficiente. A mi juicio, ninguno de esos temas logra mover la aguja de la confianza de la economía. Hay que hacer algo más potente, que implique un cambio de tendencia; se requiere cirugía mayor, como renunciar políticamente a ciertas reformas que van a generar un nivel de incertidumbre enorme.
¿Cómo la laboral?
Es una reforma potencialmente dañina para el crecimiento del país y la convivencia social. La reforma está hecha bajo una idea equivocada de que sigue habiendo poderosos explotadores y explotados. Y eso no es así. Podrá haber casos puntuales, pero el grueso de los empleadores no opera bajo ese régimen. A los empresarios nos gusta conservar a la gente que ha aprendido y ha crecido junto a la empresa. Pensar en una relación de explotación, de abuso, es una mirada propia de un mundo del pasado. Por lo mismo, es erróneo creer que este proyecto va a equilibrar las asimetrías entre empleador y empleado. Todo lo contrario, va a exacerbar las ideas de confrontación. Reconozcamos nuestra historia; normalmente, las huelgas han sido gestadas por agitadores externos a las empresas motivadas por búsqueda de poder y liderazgos. Tenemos que aterrizar y buscar fórmulas distintas. Este proyecto es regresivo para el país.
¿Es pro sindicatos?
El proyecto parte de un diagnóstico de que los dirigentes sindicales, que hoy tienen una baja adhesión de parte de los trabajadores, tienen que tener el monopolio de negociación con su empleador, bajo la justificación de que con ello se va a emparejar la cancha.
La realidad muestra que muchos de los sindicatos son poco representativos, porque los trabajadores no quieren ese tipo de liderazgo e imponerlos por decreto es la peor señal de democracia que puede dar el gobierno. Con esta reforma, vamos a estar expuestos a que las empresas negocien con los más extremistas y, con ello, la ocurrencia de huelgas va a ser mayor y serán más violentas, y los trabajadores no van a tener la libertad de descolgarse de sus dirigentes. Cuando hablamos de democracia, pero al mismo tiempo estamos creando un sistema antidemocrático de representación de los trabajadores, me parece que es ser inconsistente.
¿Cómo afectará a la industria?
En los salmones la biología manda. Los peces hay que alimentarlos todos los días, hay que medicarlos oportunamente y cosecharlos dentro de una ventana de tiempo que define la regulación existente. Cuando no se cosecha en el tiempo definido se quebrantan las regulaciones sanitarias y medioambientales, porque se tendrá que enfrentar a altas mortalidades que pueden terminar en un desastre biológico. Si eso ocurre se activan los incumplimientos legales que rigen nuestra industria. ¿Quién responde por eso? Todo lo anterior, sin considerar los compromisos con los diversos proveedores, chicos, medianos y grandes. Y las consiguientes dificultades de financiamiento que esto conlleva. Definir las huelgas sin reemplazo, es instalar el encuentro de soluciones forzadas entre trabajadores y empresas por la vía del chantaje.
¿Cuál es la realidad de AquaChile?
Los trabajadores de AquaChile no han sentido la necesidad de meterse bajo una carpa sindical para sentir un buen trato. Tenemos 5.000 trabajadores en período peak. No más del 10% está sindicalizado a través de 11 empresas que operamos, todas ellas con su historia y en las cuales tratamos de conservar la relación laboral individual de cada uno de esos grupos. Respetamos la diversidad de ellos y las inquietudes y peticiones propias de su actividad y localización geográfica. No negociamos con una masa anónima y homogénea de trabajadores. Es más, los vemos como un importante capital humano que sustenta nuestra actividad y que tratamos siempre de retener para seguir siendo competitivos. El concepto viejo de explotación de un trabajador nunca lo practicamos.
¿Han tenido huelgas?
Tuvimos dos huelgas emblemáticas en 2005 y 2006, antes del virus ISA, que involucraron a 633 personas durante 52 días. Fueron huelgas violentas, gestadas y articuladas fuera de la industria, pauteadas por un sector que ni siquiera pertenecía a nuestra región. Al término de éstas, se formaron 21 sindicatos interempresas, modelo que representa un mecanismo de inmovilidad de trabajadores protegidos por sindicatos ficticios. Por eso, opino con propiedad respecto de la necesidad de cuidar un clima de armonía social que creo se puede perder con este proyecto laboral. La reforma va a exacerbar la conflictividad. Sería la bencina a la fogata de los anónimos encapuchados.
¿Qué echa de menos?
Hay temas claves que deberían incorporarse. A nivel de industria, por ejemplo, es importante para los trabajadores tener jornadas flexibles cuando están operando en los distintos centros de producción remotos. El tema de la capacitación es otro. Las jornadas de trabajo de las madres que amamantan también es relevante. Y la incorporación de los jóvenes al mundo laboral no destaca dentro del proyecto.
¿El gobierno anunció que en septiembre dará inicio al proceso constituyente? ¿Cree que el derecho a la propiedad privada podría quedar en entredicho?
Es otro foco de incertidumbre, porque los derechos de propiedad podrían estar amenazados y vulnerados. La preocupación principal es el nivel de profundidad que tendría la reforma. Yo me pregunto: ¿Cuáles son los temas que están tan malos que ameritan una reforma tan compleja de la Constitución? ¿Vale la pena remover todo cuando el país ha funcionado bien? Hay un dicho en inglés que es aplicable en nuestro caso que dice: “Si no está roto, no lo repares”. Yo entiendo que existan ciertos derechos sobre bienes públicos que hayan cambiado por su creciente escasez relativa, como el agua dulce. Puntos como estos pueden ser definidos y analizados focalizadamente, pero sin crear una gran incertidumbre.