Resultados del primer informe de la Comisión Asesora Salarial del Mercado del Trabajo:
El documento muestra que un tercio de quienes pagan el salario mínimo son empresas con un solo trabajador. Los datos serán utilizados para proponer reformas al Gobierno.
Por Silvana Celedón y Bernardita Aguirre.
n Chile hay 198.438 personas que ganan el sueldo mínimo, lo que representa el 4,5% de los trabajadores que laboran con contrato. La cifra, además, ha ido bajando paulatinamente desde 2010 cuando quienes accedían a este monto sumaban 202 mil personas, el 5,8% de las relaciones laborales.
Esta es una de las conclusiones a las que llegó la Comisión Asesora Salarial del Mercado del Trabajo, que desde hace un año estudia este sector y que definirá un conjunto de propuestas que entregará al Gobierno en octubre para avanzar en garantizar que los ingresos de quienes reciben el salario mínimo les permitan superar la pobreza (ver recuadro).
Por lo pronto, su diagnóstico ya está listo y muestra que el 57% de quienes reciben el salario mínimo son hombres y que desde el punto de vista etario, el 47% tiene entre 26 y 45 años y el 43% entre 46 y 65 años.
Además, el 69% de quienes trabajan por un sueldo mínimo tienen contrato indefinido y se desempeñan mayoritariamente (76%) en la micro y pequeña empresa, y un tercio de quienes pagan el salario mínimo son empresas con un solo trabajador.
Una de las propuestas de la Comisión Asesora Salarial iría dirigido a este tipo de empresas pequeñas, pues para que ellas puedan mejorar sostenidamente sus remuneraciones deben incrementar su productividad.
De acuerdo con el estudio, el sector que concentra mayor cantidad de estos contratos por el mínimo es el comercio, seguido por actividades inmobiliarias, el transporte y la agricultura.
El sueldo ético hoy son $331 mil
Hoy el sueldo mínimo es de $241 mil bruto y viene subiendo paulatinamente desde julio del año pasado, tras un reajuste en tres etapas, negociado en julio de 2014 por el Gobierno y la Central Unitaria de Trabajadores (CUT). Ese mes pasó de $210 mil a $225 mil; en julio pasado llegó a los actuales $241 mil y en enero de 2016, subirá a $250 mil.
El monto no es casual. Es el «sueldo ético» que pidió en agosto de 2007 a los empresarios monseñor Alejandro Goic, hoy obispo de Rancagua y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, cuando el salario mínimo era de $144 mil. Tras su declaración se abrió un fuerte debate en Chile en torno al esfuerzo que significaría llegar a esa cifra y a los impactos que podría ocasionar en el empleo. Evelyn Matthei, senadora UDI en ese entonces, alertó sobre el impacto en las pymes de un sueldo mínimo de $250 mil y llegó a señalar que Goic «no tenía idea de economía».
Tras nueve años de aquello, en enero el país llegará a los $250 mil en medio de la desaceleración económica, el dólar en un precio históricamente alto y los alimentos, donde se concentra el gasto de los más pobres, en las nubes.
En su propuesta, monseñor Goic apelaba a que con $250 mil se podría mitigar la inequidad. Pero al ajustar dicha cifra por inflación, los $250 mil de 2007 equivalen hoy a $333.550, por lo que, en la práctica, la cifra no refleja la propuesta de «sueldo ético» de Goic.
Pero por otro lado, el informe de la Comisión Asesora Laboral detalla que si se analiza un período largo de tiempo, desde mayo de 1990 -cuando el sueldo mínimo era de $26 mil (que ajustados por IPC son $106 mil de hoy)-, hasta julio de 2014, el salario mínimo real ha crecido más del doble que las remuneraciones promedio: 191% versus 93,7%.
Desde un punto de vista técnico, la economista de Libertad y Desarrollo Cecilia Cifuentes, alerta sobre el hecho de que un alza del salario mínimo superior al alza promedio de los salarios, perjudica más a quienes ganan el salario mínimo. Porque para los empleadores se está encareciendo la mano de obra poco calificada.
La investigadora además comparó el alza del salario mínimo con el crecimiento de la productividad, que en los últimos 25 años ha crecido 83%, muy por debajo del alza del sueldo mínimo. Esta disociación, a juicio de Cifuentes, es «insostenible, ya que cuando el salario mínimo crece más que la productividad se genera una presión de costos de las empresas, lo que afectaría a los trabajadores, porque se contrae la generación de empleo.
Según la Casen, se necesitan mínimo $90 mil por persona al mes
Al hablar con personas que ganan el mínimo y fundaciones que ayudan a las personas que lo reciben, la conclusión es unánime: el sueldo mínimo no alcanza para vivir.
Al restarle a los $241 mil brutos, los aportes de salud y previsión, quedan para el bolsillo poco más de $197 mil.
Según la última encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen 2013), un hogar con cuatro miembros es pobre si su ingreso es menor a $360 mil o $90 mil por persona. Con esta definición, incluso un hogar de tres personas -el promedio de los hogares de Chile- es pobre porque solo son $65 mil por persona.
«Entonces una persona sola que gana el sueldo mínimo no es considerada pobre monetariamente. Pero una persona que mantiene una familia probablemente sí sería pobre», explica el director ejecutivo de la fundación Emplea, del Hogar de Cristo, Remo Pompei. Agrega que la Casen mostró que hay 540 mil personas que no obstante trabajan, son pobres.
Sin embargo, el estudio de la Comisión Asesora Salarial destaca que para ellos hay un sistema de protección social y los programas Chile Solidario e Ingreso Ético Familiar, que incluyen transferencias monetarias, como el bono de protección y el bono base familiar, transferencias condicionadas por asistencia escolar y control del niño sano, bonos por logro escolar y bono trabajo de mujer, que pretende incentivar el ingreso de ellas al mundo del trabajo, porque con dos ingresos una familia podría salir de la pobreza.
Otro aspecto que ha detectado la fundación Emplea es que la mayoría de quienes trabajan por el sueldo mínimo son personas sin educación completa y nula experiencia laboral. «Eso complica mucho su acceso a un trabajo formal y las oportunidades se dan por el sueldo mínimo», dice Pompei, quien añade que el desafío entonces es la capacitación en un oficio para que pueda acceder a un sueldo mayor.
Trabajar 16 horas diarias para ganar un poco más
«En la mañana me fui rapidito a vender unos paraguas. Vendí como 30, ayer traje como siete docenas y los voy a vender en estos días», cuenta Rosa Fuenzalida (43), empleada de una empresa de aseo en la que trabaja pasando el trapero y sacándole brillo a los pasillos de una gran tienda en Las Condes durante cinco noches a la semana. Recibe el mínimo, más bonos de colación, transporte y asistencia.
Hace unos días Rosa salió a la calle para vender paraguas. El ojo comercial lo tiene bastante desarrollado, y como sabe que necesita más dinero que su sueldo para alimentar a sus dos hijos, complementa su ingreso de la empresa de aseo con la venta de confites y bebidas en un carrito que tiene en la esquina de Recoleta con Artesanos. Ahí trabaja desde la una del día hasta las 20:30, cuando cierra para tomar una micro y, tras una hora de viaje, llegar hasta Las Condes, donde trabaja limpiando desde las diez de la noche a siete de la mañana. En total, trabaja 16 horas al día y gasta 2 horas en movilizarse a su trabajo. Las seis horas restantes, las duerme.
Gana más que el mínimo porque suma bonos, y alcanza cerca de $330 mil. Siempre que no falte, porque le descuentan el día, más una parte de los bonos. En el carrito no sabe cuánto gana.
Lo que sí sabe es cuanto gasta. A diario dice que son fijos $7 mil para que sus hijos almuercen y se den vueltas y unos cigarros para ella por cerca de $2 mil. Solo con esto suma $270 mil al mes. Para ir a trabajar carga con $2 mil la tarjeta Bip! y a la semana le pone unos $4 mil de carga a su teléfono. Solo en estos ítems suma $326 mil al mes.
«Con lo que gano no me alcanza. Uno compra cosas para el desayuno, mercadería cuando cocino -que puede ser arroz, tallarines o porotos y verduras-, una bebida y el tarrito de café que llevo para el trabajo». En estos extras se gasta por lo menos unos $50 mil, con lo que completaría un gasto de $376 mil mensuales.
No suma gastos escolares, porque sus hijos dejaron el colegio. Arriendo tampoco paga, porque dice que vive de ‘ocupa’ desde que murió quien le cobraba el alquiler de su pieza. Luz no paga porque la vivienda está colgada y agua dice que no le cobran.
Dice que ropa, zapatos y algunos electrodomésticos, como un microondas y un hervidor que hay en su pieza, los sacó a crédito. En Hites dice que debe más de $300 mil, pero no ha podido pagar las cuentas.
Tuvo una libreta para la vivienda, pero ha tenido que sacar la plata varias veces. «No tengo para ahorrar para la casa. Pero ahora me pagan algo fijo con lo del aseo y quiero ahorrar. Eso me lo permite estar trabajando», señala.
Las razones detrás de las diferentes cifras de cuántos ganan el mínimo
Si bien la comisión Asesora del Salario Mínimo dice que solo el 4,5% de los trabajadores labora por este monto, hay otros informes que muestran cifras mucho mayores.
Un estudio de la Fundación Sol, presentado en julio de este año, revela que si se incluyen todas las categorías ocupacionales (asalariados, cuenta propia y empleadores), el total de personas que ganan el salario mínimo o menos alcanza a 1.681.213, es decir, 24,5%. Vale decir, prácticamente uno de cada cuatro trabajadores chilenos se encuentra en esta situación.
La diferencia entre las estimaciones de la Comisión y las cifras de Fundación Sol radican principalmente en que el estudio de la Comisión Asesora toma como referencia los datos del Seguro de Cesantía, que incluyen solo a personas con contrato. La Fundación Sol considera la información de la encuesta Casen.
Otro elemento que podría influir son las diferencias metodológicas en el cálculo de las gratificaciones, dicen desde la comisión.