En reunión de política monetaria de septiembre:

Preocupa la inflación, pero primó riesgo de validar expectativas implícitas en instrumentos financieros.

Por LINA CASTAÑEDA.

Con el voto disidente de Joaquín Vial, el consejo del Banco Central adoptó en septiembre la decisión de mantener la tasa de interés de política monetaria (TPM) en un 3% anual e introducir un sesgo alcista. Según la minuta publicada ayer, en la reunión se consideraron dos opciones, subir la tasa o mantenerla. Vial fue partidario de un alza de 25 puntos base.

En la reunión nuevamente hubo preocupación por el desanclaje de las expectativas inflacionarias. Se planteó el riesgo de nuevas sorpresas inflacionarias que podrían provenir de alzas puntuales de alimentos; nuevas depreciaciones del peso asociadas al alza de tasa de la Reserva Federal o de un ajuste en los salarios nominales más lento de lo previsto. Ello podría consolidar expectativas de inflación alta por un tiempo más prolongado, dijo un consejero, según el cual adelantarse a lo anticipado por el mercado reducía las probabilidades de ajustes de tasas de la magnitud que proyectaban los mercados financieros en ese momento.

Otro consejero se mostró partidario de mantener la tasa, advirtiendo que subirla en ese momento podría llevar a una lectura equivocada de que el escenario del último IPoM ya no era válido y que se requería un ajuste monetario más intenso. Por ejemplo, validar expectativas implícitas en los precios de los activos financieros de alrededor de 50 puntos base de mayor TPM que la considerada en la trayectoria del IPoM.

Esto llevó a algunos analistas a augurar la primera alza de la TPM en octubre y a apostar por incrementos graduales, hasta llegar a niveles entre 3,5% y 3,75%.

Por otra parte, el consejero Enrique Marshall culminó ayer su gestión de casi 10 años en la institución. Señaló que su principal contribución fue formar equipos y que su labor más gratificante fue la divulgación del IPoM en regiones. El 15 de octubre asumirá como vicepresidente de BancoEstado.