Aprueban plan de descontaminación para Talca, Maule, Chillán, Chillán Viejo, Osorno y Coyhaique:
Acciones como recambio de calefactores, mejoras en casas o restricciones para usar el combustible, partirán antes de marzo.
Por FABIÁN ÁLVAREZ.
En Coyhaique le ponen «verduras» a las estufas a leña. No se trata de una mata cualquiera, sino de un leño verde para que el resto de los palos secos no arda tan rápido. La gente está consciente que con eso contamina el aire en una ciudad donde el olor a humo se cuela incluso al interior de los vehículos cerrados, pero lo hace igual.
Por eso, educar es uno de los puntos que incorpora el plan de descontaminación que antes de marzo próximo regirá en esa comuna y en otras cinco del sur del país, luego que el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad aprobara, además de la capital de Aysén, aplicar medidas especiales para limpiar el aire en Talca, Maule, Chillán, Chillán Viejo y Osorno, donde las emisiones que provienen de las estufas a leñas explican, en promedio, el 90% de la polución.
En Talca, Maule y Coyhaique los planes son por material particulado grueso (MP 10) y en el resto por el de tipo fino (MP2,5). Esto, pues en las primeras comunas las declaraciones de zonas saturadas ocurrieron antes de 2012, año en el que se empezó a medir el contaminante más delicado y que ingresa de forma directa al cuerpo. El ministro de Medio Ambiente, Pablo Badenier, explica que las medidas serán las mismas, debido a que el principal agente de polución en estas ciudades es la leña, es decir, emisiones de MP 2,5.
Si bien los planes costarán US$ 212 millones, en la cartera calculan que los beneficios llegarán a US$ 763 millones, ya que por cada peso que se gaste en medidas de descontaminación habrá cuatro en beneficios en salud y uno en ahorro de combustibles. La promesa es que en una década se evitarán 1.418 muertes prematuras y a los servicios de urgencia de salud llegarán 6.000 personas menos por enfermedades respiratorias.
Las medidas implican mejorar el aislamiento de las viviendas, para evitar que el calor se escape; cambiar los calefactores a leña por otros de mejor tecnología o usar otro combustible, mientras que en el caso de Osorno y Coyhaique aumentará la oferta de leña seca. En esta última ciudad, por ejemplo, es común ver por las noches o en fines de semana, cuando hay menor fiscalización, camionetas cargadas con leña húmeda que vendedores extraen desde los bosques cercanos.
Esas son las medidas permanentes. Pero habrá otras ante episodios críticos, como la restricción o prohibición del uso de la leña en determinados sectores de esas comunas o de quemas agrícolas. En estas ciudades donde se aplicarán los planes de descontaminación atmosféricos el Ministerio de Salud ya no decretará emergencias sanitarias, sino que será el de Medio Ambiente el que limitará o no autorizará ciertas actividades.
La meta es que en 10 años la concentración de contaminantes en Osorno se reduzca un 84%; en Coyhaique un 83%; en Talca un 72%, y en un 59% en Chillán y Chillán Viejo.
Badenier afirma que «en términos generales la gente cumple con las restricciones que se imponen que, reconozco, son difíciles de fiscalizar». Como no habrá un aumento de inspectores, en días críticos funcionarios de la Superintendencia de Medio Ambiente, Salud y Conaf realizarán tareas focalizadas para detectar faltas, cuyas sanciones pueden ir de 1 a 20 UTM.
Otras dos comunas, Andacollo y Temuco, ya tienen planes de descontaminación y la meta es tener un total de 14 a 2018.
«La gente está más consciente de que las concentraciones de material particulado afectan la salud, por lo que esperamos que las medidas se cumplan».
PABLO BADENIER
Ministro de Medio Ambiente