Llamó a las empresas a planificar las huelgas que se podrían producir y a elaborar esquemas de pagos y beneficios para trabajadores no sindicalizados.
Por Karen Peña.
una mirada pesimista y asumiendo casi una batalla perdida frente al proyecto de reforma laboral, la ex ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, repasó ayer los principales contenidos de la iniciativa, que -a su juicio- es un «desastre».
Desmenuzando el texto, puntualizó que el hecho de darle al sindicato la atribución de extender o no los beneficios es una forma de asegurarse el 100% de sindicalización, porque esto se conjuga con la medida que prohíbe y considera práctica antisindical el dar a un trabajador no sindicalizado los mismos beneficios que obtuvo el sindicato durante la negociación. «En la práctica casi todo aumento de beneficios será considerado como práctica antisindical. Y esto es muy grave», señaló.
Aludiendo a la indicación ingresada por el Ejecutivo donde se consagra el derecho de los trabajadores que no están en huelga a continuar trabajando en sus distintas funciones y la posibilidad de que el empleador realice las adecuaciones necesarias para aquello, Matthei apuntó que se estaba tratando de poner en el Senado «una cosita para el reemplazo interno que son esas típicas cosas que se ponen para decir que existe, pero que en práctica serán imposibles».
Agregó que «en una empresa eficiente no sobra la gente por lo que es desvestir un santo para vestir otro». También, se dio el tiempo de comentar los servicios mínimos, indicando que «la ley es horrorosamente vaga» a la hora de definirlos. En definitiva, aseguró que con la reforma habrá «una sindicalización muy alta, cero reemplazo y empresas paralizadas».
La también ex candidata presidencial lanzó que este proyecto decididamente «no tiene por objeto mejorar la situación de los trabajadores, de hecho, la va a empeorar de todos modos». Según afirmó, el articulado responde a un objetivo político, ya que su verdadero fin es maximizar el poder de los sindicatos y de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
Sin embargo, hizo un duro y lapidario llamado, asegurando que «si alguien cree que la van a mejorar en el Senado, olvídense, no habrán cambios sustanciales». Por esto, los instó a que la empresa deberá estar preparada para más huelgas, más largas y violentas. «La empresa debe planificar la huelga con meses y probablemente al meno un año de anticipación. Debiera empezar en elaborar inmediatamente esquemas de pagos y beneficios para trabajadores no sindicalizados», sostuvo. Sobre todo «si retrasos en pedidos puede significar pérdidas de mercados o si servicios que vende son indispensables para sus clientes».
En esa línea, fue enfática en afirmar que «si no se puede interrumpir suministro, váyase a otro país o contrate servicios en otro país».
Tras la cita, la economista indicó que en cuanto al polémico acuerdo de la bancada pro pyme que hoy está puesto en tele de juicio, «si es que logra pasar el Senado, lo más probable es que llegue a comisión mixta. Lo único que podría cambiar algo es la situación de las pymes», dijo.