Si el tipo de cambio se mantiene en los niveles actuales, el IPC a diciembre del próximo año – estimado ahora en 3,5%-, no experimentaría mayores alzas.
Por D. Vásquez y K. Peña.
El dólar no frena la senda de alzas que ha protagonizado durante 2015. Frente a la incertidumbre global, la moneda estadounidense ha subido $ 19,7 (2,85%) solo en noviembre y esta semana rompió por primera vez en el año la barrera de los $ 710 (ayer cerró en $ 711,5).
Ante este panorama, los economistas vuelven a mirar con preocupación el efecto que tendrá esta alza del tipo de cambio en la inflación, a raíz del traspaso en los precios. Esto ya se vio reflejado en los instrumentos de mercado: las expectativas inflacionarias asociadas a ellos se incrementaron, especialmente para la primera mitad de 2016.
Así, los forward de inflación para la primera mitad de 2016 se incrementaron en promedio 10 puntos base, y si hace una semana reflejaban que en junio el IPC se ubicaría por debajo del techo del rango meta (4%), ayer esto se retrasó en un mes, ya que recién en julio el indicador bajaría de esa barrera (3,85%).
Esto provocó que las expectativas para el cierre de 2016 también se elevaran, de 3,45% a 3,55%.
Nuevo riesgo
Para el economista de Forecast Consultores, Angel Cabrera, la escalada que experimenta hoy el tipo de cambio “efectivamente genera riesgo inflacionario”.
“Si se mantiene en estos niveles, estaría introduciendo dos o tres décimas más de inflación en los próximos meses, por lo tanto hay un riesgo relevante”, postula.
El economista jefe para Latinoamérica de Principal, Valentín Carril, ve el tema con preocupación, pero no en el corto plazo. “Para este año el efecto debería ser nulo, porque el traspaso a precios a raíz de un alza en el tipo de cambio no es tan rápido. El tema para mí es más bien el efecto en el próximo año”, dice.
Así, el analista estima que de mantenerse el tipo de cambio en los niveles actuales, el cierre del año no se elevaría drásticamente. “Para eso necesitaríamos un dólar mucho más alto, en torno a $ 780”, asegura, lo que no forma parte de su escenario base.
El economista jefe de Banco Penta, Matías Madrid, coincide con Carril y ve un golpe mayor en la inflación del primer trimestre de 2016, ya que el alto tipo de cambio se suma al efecto de la reforma tributaria, que ya anticipa un IPC de 0,4% para enero.
“Febrero está anormalmente alto, al menos en las expectativas por efecto, yo diría, de la depreciación del peso”, plantea.
Para Felipe Bravo, economista de Banco Santander, es necesario esperar y ver si persiste la apreciación del dólar. “En el corto plazo, podemos tener mucha volatilidad y niveles más altos de tipo de cambio asociados a menores precios de cobre y también de inventarios, pero eso va a ser acotado dado que con estos precios las decisiones de producción empiezan a revisarse”, explica.
En esa línea, esperan que el tipo de cambio cierre el año en niveles cercanos a $ 685.
¿Subirá la TPM en diciembre?
La opción que tomará el Banco Central en su reunión de política monetaria de diciembre es otra duda que surge ante el aumento en el tipo de cambio, especialmente teniendo en cuenta que el propio ente emisor advirtió que su accionar se condicionará a la evolución de los datos.
Los expertos se inclinan porque el Central mantenga la tasa a la espera de la decisión monetaria de Estados Unidos, que se tomará después de la reunión local.
“Pese a que ve tendencias, la decisión del Central está bastante determinada por los datos de la contingencia, por lo que da la impresión que no la debería subir antes de saber qué hará la Fed”, expone Madrid.
Exportadores optan por la cautela ante alza del tipo de cambio
Contrario a lo que pueda suponerse los gremios exportadores le ponen paños fríos a las sucesivas alzas que ha experimentado el dólar durante el año a pesar que reconocen tener buenas expectativas de lo que sucederá en 2016.
Para el presidente de la Asociación de Exportadores y Manufacturas (Asexma), Roberto Fantuzzi, este aumento efectivamente mejora la rentabilidad de las empresas exportadoras. Sin embargo, advierte que no se puede configurar como un factor que empujará de modo real a la economía el próximo año. «Debemos tener en consideración que una empresa debe tener al menos cuatro años de ‘maduración’ en el mercado, y nadie nos asegura que el valor actual del dólar se mantendrá muchos años», puntualiza. Asimismo, agrega que este incremento, «puede traer como efecto, que muchos deseen exportar, pero si el precio de esta divisa no se mantiene en los niveles actuales significará una gran pérdida para las empresas y la economía».
Asimismo, para que un mayor tipo de cambio decididamente genere un despegue exportador, debieran cumplirse una serie de condiciones que por el momento parecieran estar ausentes en la economía local. Así al menos lo plantea el presidente de la Asociación de Exportadores de Fruta (Asoex), Ronald Bown, quien asegura que el bajo grado de certidumbre que existe en la economía y las negativas expectativas del sector empresarial -que inhiben al sector exportador de hacer inversiones- son factores determinantes a la hora de evaluar si los constantes repuntes del dólar empujan el carro de la economía.
«El tipo de cambio no sólo ha subido en Chile sino también en buena parte de los países que son destinos de nuestras exportaciones. De hecho, mientras el tipo de cambio nominal ha subido 40%, el real lo ha hecho sólo en un 15%. Además, el precio del cobre sigue a la baja, lo que dificulta que las exportaciones mineras (y de commodities en general) sean un motor de la economía», señala Bown.
También suma en este resultado las múltiples variables intervinientes en el proceso productivo del sector frutícola. Por ejemplo, el «Fenómeno del Niño» que ha traído lluvias tardías en el país que han mermado la producción de algunas de las especies estivales más relevantes para las exportaciones del sector.
Por esto, el dirigente asegura que por todo lo anterior «es muy difícil ver al sector exportador muy dinámico en el corto plazo. Sobre todo en el caso del sector no cobre, que se vio afectado por el bajo tipo de cambio durante varios años, lo que le impidió invertir adecuadamente para el futuro».
En tanto, el líder de Fedefruta, Juan Carolus Brown, cree que el 2016 será un buen año. Sobre los aumentos, comenta que «hay un efecto multiplicador para la economía general del país, que es muy positiva y esto es lo mismo que pasa en cualquier otro rubro. Ahora, no veo un alza en volumen de las exportaciones, porque nosotros estamos enfocados 100% a ello. Entonces, con el tipo de cambio ya sea alto o bajo, siempre estamos exportando porque obviamente no producimos para el mercado nacional dado que los volúmenes que se producen no son absorbidos por el mercado local».
PIB se resentirá por Bajo cobre
El fortalecimiento del dólar ha golpeado el valor de la libra de cobre, que actualmente se encuentra en niveles insuficientes en relación a los costos de producción, lo que tiene efectos tanto en el gasto fiscal como en el PIB del país.
Para Angel Cabrera si se mantienen los valores actuales -en torno a US$ 2,10 la libra- la economía chilena el próximo año tendría un crecimiento entre 0% y 1% y ya bajo los US$ 2, «entramos a la zona en que hay una probabilidad relevante de caer en una recesión el próximo año».
Valentín Carril estima que la baja cotización llegó para quedarse, lo que exigirá que el fisco «se apriete un poco más el cinturón». Con todo, cree que el país no caerá en una recesión a raíz del bajo precio del metal rojo.
«Con un cobre bajo US$ 2 no veo a la economía en una recesión, pero si creciendo a tasas de 1% o incluso menos. Es difícil que lo que vemos hoy redunde en una recesión, pero si baja de US$ 1,8 toma más fuerza hablar de una posible recesión», concluye.
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