Fueron 679.964 las intervenciones quirúrgicas que realizaron los centros privados de salud durante 2014,

según un informe de dimensionamiento realizado por Clínicas de Chile. De todas ellas, el 38% -es decir, cuatro de cada 10 cirugías- fueron hechas a beneficiarios del seguro público, Fonasa.

El estudio, que abarca las distintas prestaciones realizadas en el sistema asistencial, público y privado, incluyendo los consultorios, muestra que el acceso de los beneficiarios de Fonasa a las clínicas está mayormente determinado por los Pagos Asociados a Diagnósticos (PAD) -prestaciones con un monto fijo y conocido-, cuando se trata de cirugías, y por Modalidad Libre Elección (MLE) -compra de bonos y elección de prestador en convenio-, para el caso de las consultas ambulatorias.

“Los prestadores privados están dándole solución a los problemas de salud de los chilenos”, explica Ana María Albornoz, gerente de Clínicas de Chile. De acuerdo a la especialista, el motivo responde a que “la gente valora mucho poder elegir su atención, no quieren estar en listas de espera”.

Además, de las 1.705.166 intervenciones quirúrgicas que se hicieron en el país, el sistema privado realizó aquellas 679.964, es decir, un 40% del total, mientras que los hospitales y consultorios desarrollaron las 1.025.202 cirugías restantes (ver infografía).

Se trata de una estrecha diferencia, considerando que en el país existen 196 hospitales y casi 70 clínicas de complejidad media y mayor. “Es un tema de eficiencia, de cómo están organizados para entregar las prestaciones”, indica Albornoz, quien añade que “en algunas ocasiones los hospitales no funcionan todo el día, mientras que las clínicas funcionan muchas horas. Además, en las clínicas el uso de los recursos e instalaciones, está con un nivel de eficiencia muy alto”.

En la misma línea Alfredo Schönherr, presidente de Clínicas de Chile, explica que el problema radica en el tiempo de uso de los pabellones, ya que mientras “la actividad de los pabellones en el sistema privado es 12 horas diarias, siete días a la semana, más las urgencias que suceden en la noche, hasta donde yo entiendo, los pabellones de los hospitales públicos funcionan durante las mañanas, pero en la tarde no. Ahí ya tienes un gran problema”.

En cuanto a la brecha entre ambos sectores del sistema de salud en relación a las cirugías, Rafael Caviedes, presidente de la Asociación de Isapres, argumenta que “es evidente que la productividad de los servicios privados es más alta que la de los estatales. La estadía en los hospitales públicos son el doble que en las clínicas privadas”.

Caviedes, también, enfatiza que “los problemas de salud pública pueden ser resueltos por el sector privado, pero lamentablemente la definición política actual camina en sentido inverso, a pesar que la realidad demuestra que sería mejor buscar la mayor colaboración privada para solucionar problemas públicos”.

Mientras, para Rony Lenz, académico de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, esto refleja la velocidad con que están creciendo ambos sectores de la salud. “El sector privado, por ser más flexible, responde más rápido a los incrementos en las tasas de utilización que aumentan entre los chilenos, producto del envejecimiento y las enfermedades crónicas”.

Sin embargo, de acuerdo a Lenz, “los modelos de pago basado en pago por prestaciones en la MLE e isapres inducen una demanda excesiva y una explosión de costos, tal como predice la economía de la salud y muestra la experiencia internacional”.

Por esto, en el caso de los hospitales, “con recursos mas escasos y métodos de pago basados en pagos estandarizados y presupuestos, hacen que el crecimiento de la actividad sea menor”, indica Lenz.

Prestaciones

El estudio, además, muestra que el sistema privado realizó el 39% de las 295.033.106

prestaciones que en total se hicieron en el país en 2014. Y si no se consideran las atenciones de los consultorios, la cifra sube al 48%. “La gente ha visto que la capacidad del aparato público tiene cierto límite”, señala Albornoz.

En el caso de las consultas ambulatorias realizadas por el sector privado, el 51% fueron a usuarios de Fonasa. De acuerdo a Albornoz, esto se debe a que “son muchas las consultas que se hacen, porque la MLE les cubre relativamente bien a las personas y a un valor que a los médicos les parece adecuado”.

De hecho, según el informe, en 2014 fueron 5.023.885 los usuarios de fonasa que utilizaron un bono de MLE, es decir, un 20% más que en 2010.

Schönherr, además, dijo que el alto número de usuarios Fonasa que utiliza la MLE para atenderse en el sector privado, se debe a que efectivamente combinan atenciones entre los dos sectores, “lo que no deja de ser cuerdo, ya que si una persona está enferma lo que importa en el fondo es saber lo que tiene, y, una vez que se sabe la dolencia, ya no es tan importante dónde se realizarán los otros pasos, si en tal clínica u hospital del sector público”.

 

Fuente: La Tercera