Cuando un trabajador sufre un accidente laboral o una enfermedad profesional, los perjuicios y efectos negativos que se generan no recaen sólo en la persona que, lamentablemente, se vio afectada. Está la familia, que muchas veces tiene que readecuar la forma en que opera normalmente, y también los compañeros de labores, que van a tener que seguir cumpliendo funciones con un integrante menos hasta que se encuentre un reemplazante o hasta que la persona se recupere.