Sin duda, es responsabilidad de la empresa mantener la seguridad frente a la delincuencia, entregando todo el contexto físico que la disminuye o elimina y capacitando a los trabajadores en protocolos de conducta al respecto.

Nélida Riveros, psicóloga de la gerencia de Seguridad y Salud Ocupacional de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), aclara que, en este sentido, lo importante es que la empresa tome conciencia y asuma la responsabilidad de intervenir preventivamente sobre estos hechos, tanto desde las medidas de prevención situacional pasivas, como botones electromagnéticos de bloque de puertas, cámaras de seguridad o balizas externas, así como otros medios de disuasión y el adecuado entrenamiento de los colaboradores para el manejo de estos mecanismos y medidas que bajan el riesgo de un ilícito.

«Una vez definidas estas medidas y patrones de seguridad, es necesario que todos se responsabilicen de su correcta aplicación. Por ello, los trabajadores son un eje fundamental para que estas funcionen, lo que asegura su seguridad física y emocional a nivel individual y de equipo. Cuando ellos no las cumplen se facilita la posibilidad para que el delincuente lleve a cabo su cometido», dice la experta.

Frente a esto, el protocolo o plan de acción respecto a cómo actuar durante un asalto es crucial.

«Hemos podido observar que cuando un equipo es capacitado respecto a cómo responder al momento de vivenciar un robo con violencia, disminuye significativamente el impacto emocional. Esto se relaciona en forma directa con la reducción del daño físico», dice. Una parte importante del equipo debe mantener cierto grado de control, lo que potencia las respuestas asertivas durante el hecho, así como la regulación de los miembros del equipo que puedan descontrolarse.

«Como ACHS, el valor que trabajamos con los colaboradores ante estas situaciones de alta complejidad es la solidaridad, que se expresa en la respuesta conductual y afectiva pro social. Como el trabajador reaccione ante un asalto es como se protege a sí mismo, a sus colegas, a sus familias», añade la psicóloga.

La especialista dice que el principal consejo que se les puede dar a los trabajadores en caso de un robo o asalto es mantener la calma, y es aquí es donde juegan un rol fundamental los planes de acción o directrices claras.

«En la medida en que el trabajador está capacitado, se hace consciente de que esto puede suceder, prediciendo su actuar. Al entregar patrones conductuales es más fácil mantener la calma».

 

Fuente: El Mercurio