Una de las razones por las que Chile tiene 1,8 millones de personas en listas de espera por una atención no incluida en el plan AUGE, ya sea una consulta de especialidad o una intervención quirúrgica, es la falta de médicos especialistas en la salud pública.
Según el primer análisis del actual gobierno, en octubre de 2014 en el país faltaban 3.795 especialistas en hospitales, más del doble de lo que había estimado un estudio del Banco Mundial solo cuatro años antes, cuando se hablaba de un déficit cercano a los 1.500 facultativos.
Más allá de las diferencias metodológicas que pueda haber entre ambos informes, lo disímil de las cifras demuestra el dinamismo del sector y lo rápido que puede aumentar la necesidad de contar con más profesionales.
Y para conocer cómo ha variado la realidad del sistema público en el último período, el Ministerio de Salud realizó una actualización de la brecha de recursos humanos en el sector con datos a diciembre del año pasado.
El informe muestra que en 15 meses -entre octubre de 2014 y diciembre de 2015- el déficit de especialistas disminuyó 6%, con lo que la cantidad de profesionales que faltan en los hospitales bajó de 3.795 a 3.594.
La disminución del déficit se explica, principalmente, porque, según el documento, durante el año pasado 445 profesionales que en 2013 tomaron una beca de especialización financiada por el Estado comenzaron a «devolver» ese beneficio trabajando en la salud pública, donde se deberán mantener por al menos seis años. Varios de ellos se especializaron en las áreas con más déficit, como anestesiología y medicina interna, por lo que efectivamente llegan a aliviar, en parte, las carencias del sistema.
Los que se van
El problema es que no todo es sumar profesionales. Solo durante el año pasado, el 92% de los médicos en edad de jubilarse se acogió a retiro, con lo cual el sistema público perdió 237 profesionales. De ellos, 33 tienen la especialidad de cirugía general (una de las áreas con más escasez), 25 son obstetras y 24 pediatras.
«Es una cifra que está dentro del nivel histórico de retiro, que es natural, pero que representa un desafío, porque siempre se tiene que ir supliendo su salida», explica el jefe del departamento de Calidad y Formación de la Subsecretaría de Redes Asistenciales, Jaime López.
Otro factor a considerar es que en la medida en que se habilitan nuevos hospitales o se amplían los ya existentes, se requiere contratar más personal. De hecho, en 2015 surgió la necesidad de otros 91 médicos por este motivo que no estaban considerados en el déficit de 2014.
Y es una cifra que debería aumentar en la medida en que se dé cumplimiento al plan de inversión en infraestructura hospitalaria del Gobierno, que compromete dejar 20 hospitales construidos en 2018.
La meta del Ejecutivo es entregar mil becas de especialización cada año para aumentar el número de estos profesionales. Eso es lo que se está haciendo desde 2015, aunque quienes tomaron una beca ese año recién entrarán a trabajar al sistema público en 2018.
«Por ahora estamos cosechando el esfuerzo de formación que se trabajó en 2013. Ya en 2018 vamos a ver el impacto que tendrá nuestro plan de formación, que debería ser mayor a lo que estamos viendo», asevera López.
Para esa fecha, si se mantiene la tasa de retiro de médicos del sector público, habrán jubilado cerca de 600 profesionales más y deberían estar funcionando los 20 hospitales comprometidos.
El subsecretario de Redes Asistenciales del gobierno anterior y actual decano de Medicina de la U. San Sebastián, Luis Castillo, advierte que es necesario también «poner atención en los médicos que se retiran, porque renuncian para irse al sector privado, que debe ser un número mayor al que se jubila cada año, y en los que no llegan a devolver sus becas, porque eso siempre va mermando al sistema público».
Por: Nadia Cabello
Fuente: El Mercurio