Quedan ocho meses para que los médicos que tenían contratos vigentes en el sector público a diciembre de 2014 y no hayan aprobado el Examen Único Nacional de Conocimientos de Medicina (Eunacom) deban salir del sistema.
Ese es el plazo que impuso el Ministerio de Salud a través de una ley especial que busca que los 1.200 médicos que a esa fecha estaban trabajando en consultorios y hospitales sin cumplir con el requisito legal de aprobar el Eunacom regularicen su situación. Así, se busca ir terminando con los casos de profesionales, principalmente extranjeros, que son una ayuda para paliar el déficit de médicos en el sistema, pero que ejercen ilegalmente.
El problema es que pese a la señal que dio la autoridad de respetar la exigencia legal imponiendo el plazo, las secretarías regionales ministeriales (seremi) de Salud han autorizado para que puedan desempeñarse en el sistema público sin haber aprobado el Eunacom a, al menos, otros 850 médicos.
«Es por la necesidad país», dice al respecto la ministra de Salud, Carmen Castillo. De hecho, en 2013, a pedido de la autoridad de la época, Contraloría se refirió al tema y sostuvo que, basándose en el principio de «servicialidad de la administración», las seremis podrían autorizar la contratación de profesionales que no hayan pasado la prueba para garantizar la mantención de las atenciones en situaciones excepcionales, por ejemplo, en emergencias o en lugares aislados.
«Algunos servicios de salud han ido más allá de lo necesario, pidiendo que les autoricen la práctica de algunos médicos», dice Jaime Mañalich, quien era el ministro del ramo entonces.
Hoy, como jefe del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la U. de los Andes, plantea que «existe un problema estructural de falta de médicos: los profesionales son bien remunerados y migran a donde pueden tener mejores remuneraciones, que es el sector privado. Además, la graduación de médicos está estabilizada en 1.700 al año y no puede aumentar porque faltan campos clínicos, y el envejecimiento de la población solo hace crecer la demanda de médicos».
Sin ir más lejos, según un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Chile es el país que tiene la menor densidad de médicos, con un promedio de 0,9 por cada mil habitantes, mientras la mayoría de los países de la agrupación tiene más de 3 profesionales por cada mil habitantes.
Mañalich dice que «en este contexto, otros países han permitido la entrada de médicos extranjeros. A Chile llegan 200 cada año, pero el problema es que la mayoría tiene que dar el examen escrito y los prácticos», que no logran superar.
La ministra Castillo explica que su cartera ha evaluado el escenario «y estimamos que tiene que haber una solución permanente para todo el sistema. La atención primaria sin médicos no puede funcionar» y agrega que las seremis «tienen cierto margen para autorizar, pero no es algo permanente».
Por lo mismo, la ministra cuenta que se hará una evaluación al Eunacom, para ver si «está dando respuesta al perfil de médico que queremos» y se analiza también la posibilidad de que los especialistas extranjeros rindan una prueba de su especialidad que los habilite a trabajar en el sistema público.
La necesidad de cambios es compartida por los profesionales. Rodrigo Manzano, presidente de Elam-Chile -agrupación que reúne a facultativos chilenos titulados en Cuba-, dice que «nosotros no estamos en contra de que exista una evaluación, pero que sea una justa». Agrega que el principal problema que tienen para enfrentar el Eunacom es que «la medicina que se nos enseña está centrada en la atención primaria y el examen mide un perfil de hospital».
Para Mañalich, sería más efectivo que los titulados en el extranjero «hicieran un período de práctica vigilada para adaptarse al país y, si la pasan, esa sea la única prueba que necesiten para trabajar en el sistema público».
Fuente: El Mercurio