Resulta interesante el debate sobre el reemplazo en huelga y la automatización. En palabras más simples, si en una situación de huelga, las máquinas o robots podrían reemplazar a los trabajadores y garantizar los servicios mínimos para que la empresa continúe operando. Más aún cuando la nueva legislación prohibió el reemplazo en huelga… de humanos por humanos.
Pero es importante poner esto en contexto, porque la automatización, la inteligencia artificial y la robótica ya se han ido expandiendo. Según la Federación Internacional de Robótica (IFR), en 2019 el número de robots industriales instalados en el mundo se incrementará a unos 2,6 millones de unidades; es decir, un millón más de las que había en 2015.
De acuerdo con el Banco Mundial, la proporción de empleos amenazados por la automatización llega el 69 % en India, el 77 % en China y al 85 % en Etiopía. Tal vez en Latinoamérica las cifras no sean tan altas, pero no por eso quedaremos indemnes.
Así, a nivel mundial, la tendencia es clara: desde el Watson, de IBM, capaz de diagnosticar enfermedades como el cáncer y dar recomendaciones a un médico en base a la inconmensurable data oncológica existente en el mundo (que no «cabe» en el cerebro de ningún humano) o los avances de Google en inteligencia artificial, hasta los asistentes virtuales de Amazon y Microsoft.
Titanes como los mencionados ofrecen plataformas para desarrolladores con librerías de algoritmos capaces de ser entrenados (sí, programas entrenados, como un Messi adolescente); pueden aprender a procesar imágenes, y no sólo hacer tareas repetitivas o rutinarias. Hoy pueden conversar y entregar terapia psicológica o asesoría financiera. Y esto sin el riesgo de que el asesor se tome un avión a Malta o Rumania.
Sin embargo, parece que estas aristas expuestas no han sido tomadas en cuenta a la hora de legislar. El Gobierno, a través del Ministerio del Trabajo, ya explicitó que el reemplazo en huelga se refiere al de personas por personas, no a la automatización, que es perfectamente legítima. En junio, una empresa trató de sustituir a trabajadores movilizados automatizando las labores que ellos cumplían, pero la Inspección del Trabajo los obligó a desactivar este sistema. Necesitamos prepararnos mejor para enfrentar el futuro que ya nos pisa los talones. Si nos adaptamos a tiempo, estos cambios en el mercado laboral beneficiarán tanto a empleadores como trabajadores.
Columna de Ernesto Evans, Presidente de la Asociación de Mutuales
Fuente: La Segunda