La segunda fase de la ley que creó un seguro para el acompañamiento de niñas y niños (conocida como Ley Sanna), que entró en vigencia en febrero de este año, comienza a partir de hoy.
La puesta en marcha de la norma se planteó de manera gradual. Así, el 1 de febrero de 2018 comenzó beneficiando a padres de niños mayores de un año y menores de 18 que tienen cáncer y/o están en tratamiento destinado al alivio del dolor y con cuidados paliativos por un cáncer avanzado.
A los casos anteriores se suman desde hoy los padres de niños de entre uno y 18 años que sean trasplantados, ya sea de un órgano sólido o médula ósea.
Esto significa que los papás pueden acceder a una licencia médica, una suerte de «permiso para cuidar» y ausentarse de su trabajo. Además, reciben un subsidio que reemplaza total o parcialmente su remuneración mensual.
Con esto se busca ayudar a los adultos que debían enfrentar los problemas de salud grave de su hijo con temor de tener dificultades o incluso de ser despedidos de sus trabajos por ausentarse para acompañar a los menores.
La ley tiene dos fases más: el 1 de enero de 2020 el permiso estará disponible para los padres de niños en estado terminal y desde el 1 de enero de ese mismo año, accederán los papás con hijos víctimas de accidentes graves, con riesgo de muerte o secuelas funcionales graves.
Según la proyección inicial de la ley, esta beneficiaría a cuatro mil niños y tres millones de trabajadores podrían acceder cuando esté en pleno vigor.
En estos primeros meses de la norma han accedido al subsidio cerca de 300 padres.
Fuente: El Mercurio