El ritmo de vida actual, la presión por cumplir objetivos dentro de la empresa y el hogar, la falta de redes de apoyo en aspectos personales, etc. Muchos son los factores que terminan por afectar la salud y el bienestar de los trabajadores, quienes terminan por manifestar diversas enfermedades producto del colapso ante la presión que estos viven.

Juan Andrés Perry, socio líder de Consultoría en Personas de EY Chile, señala que -pese a lo difícil que son de detectar- «el estrés, por ejemplo, hace unos años no era considerado como una enfermedad por muchas personas o, incluso, podía ser obviado como tal para evitar una percepción negativa frente al trabajo bajo presión».

Esta situación ha cambiado gracias a la preocupación de la salud mental de las personas. Según datos del Informe de Estadísticas de Seguridad Social, desde 2013 a 2017 las enfermedades profesionales crecieron en un 73%, pasando de registrar 5.167 hace cinco años a 8.942 el año pasado. Los diagnósticos de estrés y depresión relacionados con la sobrecarga laboral le han quitado la delantera que llevaban los problemas físicos décadas atrás.

El presidente de la Asociación de Mutuales, Ernesto Evans, comenta que «antes las enfermedades músculo-esqueléticas eran las que primaban. No obstante, ahora las que han aparecido con fuerza y las que lideran son las de índole mental».

Este aumento se encuentra en línea con el número de licencias médicas que fueron emitidas en 2017 (1.236.528 permisos), de las cuales el 22% corresponde a enfermedades psiquiátricas.

El director del Magíster en Psicoanálisis de la Escuela de Psicología en la UAI, Juan Flores, explica que el permanente estado de estrés y depresión de las personas es una de las mayores causas de licencias médicas, lo que conlleva a un alto consumo de psicotrópicos (recetados o automedicados).

Sin embargo, desde la Asociación de Mutuales precisan que para que una enfermedad califique como laboral debe tener causalidad en el trabajo, lo cual, señalan, es difícil de distinguir. «Los colaboradores tienen la posibilidad de atender sus consultas por fuera y traer los diagnósticos a nosotros, pero a través de evaluaciones profesionales las mutuales son las encargadas de distinguir si aquello es causado por el trabajo o si son multifactoriales (trabajo, deudas, problemas en el hogar, etc.)», comentan en el gremio.

Accidentes de trayecto también aumentan

Una sostenida disminución es la que presenta la tasa total de accidentabilidad laboral en los últimos 10 años. Durante 2017 se registraron 3,4 accidentes por cada 100 trabajadores, una baja significativa de siniestros que en 2007 llegaban a seis sucesos.

Sin embargo, estas cifras contrastan con las cifras de accidentabilidad en el traslado de los trabajadores (cuando estos se dirigen a su lugar de empleo desde su hogar y viceversa), las cuales han experimentado un alza en 6.761 casos en cinco años.

Evans señala este aumento como uno los problemas que no han logrado ser resueltos. «En las faenas o construcciones se cuenta con el prevencionista de riesgo sondeando el correcto y seguro funcionamiento de los trabajadores, pero cuando estos se retiran a su hogar o cuando se dirigen al trabajo se encuentran desprovistos de cualquier tipo de supervisión externa», dice.

Pese a que los accidentes de trayecto se encuentran cubiertos dentro de los seguros laborales, estos no se gestionan porque no son cifras que afectan a la tasa de accidentabilidad del empleador. Este indicador solo rige para los siniestros ocurridos dentro de la faena o en las oficinas.

En el caso de los empleados cuya función es conducir o moverse de lugar durante su jornada laboral, los percances que se tengan en esos trayectos son considerados como de trabajo. «Por ejemplo, si alguien que está en una faena minera se mueve a otra teniendo un accidente en el traslado, se entiende que este ocurre desempeñando sus labores», añade Evans.

Este tipo de siniestros laborales se asocia -en gran parte- a la muerte de los trabajadores. Cerca de un 40% de estos terminan con la vida de las personas, en que los de tránsito vehicular y de bicicletas son los que priman por sobre otros, como peatonales o de locomoción pública.

Actualmente, las mutuales se encuentran desarrollando una campaña que busca instruir a los trabajadores sobre los distintos ámbitos de protección. A juicio de Evans, estas acciones les permiten a «los colaboradores estar informados sobre los derechos en términos de prevención, atenciones de salud y prestaciones económicas».

 

Fuente: El Mercurio