Las cuarentenas están probando ser herramientas poco eficaces y cada vez más resistidas por la población. El país debe persistir en la estrategia basada en la vacunación masiva, y reforzar las medidas de prevención.
Como era previsible, la decisión de la autoridad de Salud de decretar la cuarentena para el conjunto de la Región Metropolitana (RM) a partir de este sábado ha generado fuerte controversia, con la singularidad que esta vez la resistencia incluso ha escalado a la esfera política, con partidos del propio oficialismo cuestionando la medida. Considerando el conjunto de comunas que a lo largo del país están o pasarán a Fase 1, serán 11 millones de personas que estarán bajo confinamiento.
Es un hecho que la población ya está saturada del encierro y por lo mismo su tasa de cumplimiento es cada vez menor. Pese a no reducir mucho la movilidad, igualmente el comercio y un sinnúmero de otras actividades deben permanecer cerradas durante las cuarentenas, por lo que además de ser poco eficaces para frenar la enfermedad, provocan altos costos sobre la calidad de vida, la salud mental y desde luego sobre la actividad económica.
Si bien la amenaza del coronavirus continúa siendo crítica, las cuarentenas ya no deberían seguir siendo el eje de una estrategia de prevención -la resistencia a ellas se irá incrementado cada vez más-, y en cambio debería privilegiarse un plan de acción estructurado sobre la estrategia en la que ya se ha embarcado el país, que es apostar a la vacunación masiva y en función de ello ir estableciendo flexibilizaciones graduales. En ello Chile ha sido especialmente exitoso: 8,7 millones de personas ya han terminado su proceso de vacunación, y más de 11 millones al menos han recibido su primera dosis. El gobierno ha anunciado que próximamente comenzará la vacunación de adolescentes entre 12 y 17 años, lo cual supondrá un avance notable hacia el objetivo de inmunizar a la mayor parte de la población.
No existe consenso sobre en qué momento podría lograrse una inmunidad de rebaño, pero según algunas métricas internacionales ello se podría lograr cuando el 70% de los habitantes se vacuna. El sitio Time to Herd estima que al ritmo de vacunación al que avanza Chile, dicho objetivo se lograría en menos de 50 días, situándose entre los seis primeros países del mundo que menos tiempo le resta para alcanzarlo. Solo una vez que la mayor parte esté inoculada se podrá evaluar la verdadera efectividad de la vacuna, si bien la evidencia con la que hasta ahora se cuenta es promisoria -sobre todo para reducir los casos más graves-, lo que justifica tenerla como el centro de la estrategia sanitaria.
Con todo, es un hecho que la población ha tendido a relajar las medidas de prevención, probablemente confiada en que la vacuna protege a todo evento, lo que no es así. La estrategia comunicacional debe corregir esta percepción y reforzar el mensaje de que aun vacunado, igualmente se puede desarrollar algún grado de enfermedad o bien ser asintomático, con lo cual se puede seguir contagiando. Asimismo, es indispensable generar los incentivos para que más gente se vacune. Pese al notable avance, solo en la RM hay del orden de 1,4 millones de personas rezagadas voluntariamente, lo que a todas luces es un riesgo para la comunidad.
La vacunación, junto al necesario autocuidado -uso de mascarillas, el respeto de los aforos, la distancia social- conforman una estrategia menos invasiva y a la larga mucho más efectiva que las cuarentenas.