La máxima capacidad instalada para la segunda ola se registró el 7 de mayo pasado, con 4.544 camas críticas. Esta cifra significó un 41,2% más que el máximo habilitado durante 2020, y un 246% extra respecto de la capacidad original de marzo de ese año. Salud proyecta que de aquí al próximo miércoles por primera vez exista un requerimiento negativo de plazas de internación. “Hoy hay una gran diferencia respecto de la primera ola, y esa diferencia se llama vacunas. Es el nuevo elemento que este año entró a la ecuación”, comenta el subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac.
El cálculo que hacen desde el Ministerio de Salud, y con los datos a la vista, ilustra de buena forma el “efecto vacunas” en el descenso de la curva de los casos Covid-19: si tras el primer peak de junio de 2020 los casos alcanzaron una velocidad promedio de caída (por día) del orden del -2,7%, durante esta ola lo están haciendo a un ritmo mucho más rápido: -3,2%. Y esa remisión en la circulación viral, que ya se sostiene por varias semanas, ha ayudado a descongestionar progresivamente las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), explica el subsecretario de Redes Asistenciales, Alberto Dougnac.
De hecho, durante la última semana la subsecretaría notificó a las clínicas del cese de los incentivos económicos por cada cama crítica abierta por sobre el 130% de capacidad. Y el fin de esos pagos también implica que los recintos privados puedan comenzar una desescalada de sus camas, tal como confirmó a La Tercera el coordinador de la red integrada, Luis Castillo.
Así, si para la primera ola el máximo de camas UCI habilitadas se alcanzó el 10 de julio del año pasado, con 3.216 cupos de internación, la máxima capacidad instalada para la segunda ola fue de 4.544 camas críticas el 7 de mayo pasado: 41,2% más que el máximo habilitado durante 2020, y un 246% extra respecto de la capacidad original de marzo de ese año (1.313) entre recintos públicos y privados, poco antes de que comenzara la alta demanda por Covid-19.
Y si bien la desescalada de camas va bajando en proporción de la bajada de la ocupación UCI, hasta ayer aún existían 3.867 cupos habilitados: más que para el primer peak. Sin embargo, a medida que la epidemia comienza su etapa de retroceso, las unidades críticas comienzan a admitir a otros pacientes graves y otras patologías, como infartos, fallas renales, entre otros.
De hecho, hasta ayer, 1.711 pacientes permanecían internados en UCI por Covid-19 y otros 1.654 estaban en dichas unidades por otras patologías: una proporción del 50,8% de los pacientes internados por el virus, y el resto, un 49,2%, por distintas enfermedades.
Desde el peak de camas habilitadas registrado a inicios de mayo, la capacidad de cupos críticos se ha ido desarmando progresivamente. Y las últimas cifras del Minsal señalan que hoy hay 677 camas menos que para ese entonces, lo que se traduce en una caída del 15%.
“El número de pacientes que ingresan diariamente ha disminuido en forma muy significativa. Si para la semana de mayor presión asistencial el promedio de ingreso diario de pacientes era de 237, hoy estamos en el orden de 70 por día”, asevera Dougnac. Y al calcular el ingreso neto, la tendencia se ha invertido: hoy son más los pacientes que desocupan una cama o son dados de alta que los que ingresan.
“Hoy hay una gran diferencia respecto de la primera ola, y esa diferencia se llama vacunas. Es el nuevo elemento que este año entró a la ecuación”, comenta el subsecretario.
Luis Castillo, en tanto, explica que la descomplejización, tanto en el sistema público como en el privado, ha ido a la par. “Es evidente que la Región Metropolitana es donde se concentran más camas y donde la desescalada ha ido más rápida, principalmente en clínicas que tenían una gran capacidad -como Indisa y Dávila- u hospitales como el San Juan de Dios o Barros Luco. Las camas críticas se han ido reconvirtiendo a camas intermedias que actualmente están absorbiendo el aumento de la actividad quirúrgica. Con ello, es altamente probable que en los próximos días la relación de pacientes Covid-19 y de otras patologías se invierta”, señala.
Semana a semana, la Subsecretaría de Redes Asistenciales calcula cuántas camas se requerirán de aquí a los próximos ocho días. Y por primera vez en meses, todas las regiones tendrán un requerimiento negativo: -480 cupos UCI.
El jefe de la Unidad de Paciente Crítico de Clínica Indisa, Sebastián Ugarte, explica que junto con la caída en la demanda Covid, “esta se ha ido reemplazando por pacientes de otras patologías. Nos ha llamado la atención el ingreso de pacientes con neoplasias (cánceres) en etapas más avanzadas. Ahí presumimos una demora en la consulta, propia de la reducción de la actividad clínica por pandemia, y llegan, en general, con requerimientos más urgentes”.
Lo positivo, comenta, es que por primera vez en varias semanas se finalizan las jornadas con camas vacías en UCI. “Antes se vaciaba una cama y era lo más parecido a un sistema de ‘camas calientes’. La cola que se formaba en urgencia no nos está ocurriendo. Hemos reducido de nuestra capacidad máxima, hasta ahora, unas 20 camas críticas. Eso sí, tenemos la capacidad de reabrirlas en un plazo acotado si se llegan a requerir”, afirma Ugarte.
Mientras que el presidente de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi), Darwin Acuña, detalla que “hemos devuelto distintas unidades donde se emplazaron estos cupos: UCI pediátricas, pabellones, zonas de recuperación”. Y al igual que la tendencia que percibe Ugarte en la UCI, crecen los pacientes sin patologías Covid-19 que requieren de cuidados intensivos.
Con esta pronunciada baja de casos, Acuña señala que la recomendación del ministerio y en los recintos de salud privados es que el personal ya comience a descansar. De hecho, algunas clínicas y hospitales han vuelto a autorizar que los funcionarios tomen días libres o vacaciones.
Fuente: La Tercera