Los datos de defunciones del Ministerio de Salud refrendan marcadas diferencias del impacto de la pandemia en la capital, que ya habían sido descritas en distintos análisis: a mayor vulnerabilidad socioeconómica, mayor incidencia de muertes por el virus.
“En Chile los que más fallecen son los mayores de edad, no hay una relación directa con la pobreza, desgraciadamente la letalidad o mortalidad, si nosotros hablamos en general, ha sido mucho mayor en los mayores de 70 y los mayores de 80 años”.
La frase corresponde al ministro de Salud, Enrique Paris, durante la interpelación llevada a cabo la semana pasada por el diputado Miguel Crispi (RD). Sin embargo, expertos plantean que la afirmación es imprecisa, pues si bien es cierto que el Covid-19 tiene más mortalidad entre los adultos mayores, no son pocos los estudios ya han demostrado la estrecha relación entre la situación socioeconómica y la mayor incidencia de casos y muertes por la enfermedad.
A fines del año pasado ya lo revelaba un análisis elaborado por la U. de Santiago: la pobreza y densidad poblacional son factores que inciden en la mortalidad por Covid-19. Posteriormente, y en abril de este año, una segunda investigación -publicada en el International Journal of Epidemiology- de la U. de Chile, U. del Desarrollo y U. Católica estimó que existe fuerte asociación entre el nivel socioecónómico y la mortalidad en períodos prepandémicos y pandémicos, aunque esa asociación, destaca el estudio, fue más fuerte en 2020.
Y un buen parámetro para medir estas diferencias es la Región Metropolitana, pues el 31,28% de los fallecidos en el primer semestre se atribuyó al Covid-19.
Acorde a los datos reportados por el Departamento de Estadísticas e Información en Salud (DEIS) para 2021, si se analizan proporcionalmente las muertes totales en una comuna y las atribuidas a Covid-19, existe una marcada diferencia según nivel socioeconómico.
En Providencia, por ejemplo, del total de las muertes que van registradas este año, solo un 25,1% corresponde al virus. En Vitacura, la relación es de apenas un 24%. Y en Las Condes, la proporción de muertes por Covid-19 con respecto al total es de solo un 20%. Un escenario muy distinto a lo que sucede en comunas como San Ramón (39,6%), Puente Alto (37,7%), La Granja (36,3%) o La Pintana (35,7%).
La Pintana y San Ramón, por ejemplo, según el índice de Prioridad Social (IPS) elaborado por el Ministerio de Desarrollo Social, están dentro del grupo de comunas con “alta prioridad”. Mientras que Providencia, Vitacura y Las Condes no tienen esta condición.
Por otro lado, los municipios del sector oriente y que muestran mejores resultados, este año han mantenido las mayores tasas de vacunación para su población objetivo y, coincidentemente, han tenido las menores tasas de casos activos.
Si bien la epidemióloga del departamento de Salud Pública de la UC, Paula Margozzini, señala que se deben considerar factores como la longevidad por comuna, distribución de hombres y mujeres, entre otros factores, el cruce de ambos datos sí coincide en el grueso con la tasa de mortalidad por comuna desde el inicio de la pandemia.
“San Ramón, La Pintana, Cerro Navia, Lo Espejo y Calama son las comunas con mayor mortalidad por Covid-19 total, es decir, la suma de muertes confirmadas y probables según DEIS; ajustada por edad y sexo, lo que elimina la distorsión producida por comunas más viejas o con más hombres, y los pone a todos en situación comparable”, asevera.
Margozzini explica que “el nivel socioeconómico y educacional de esas comunas (San Ramón, La Pintana) aumenta su riesgo de contagiarse debido al hacinamiento, tipos de trabajo o movilidad, lo que aumenta la tasa de inicidencia del virus, y de la mano aumenta la cantidad de fallecidos. El otro tema ligado a nivel socioeconómico es que estas personas tienen más comorbilidades como obesidad, diabetes y enfermedades crónicas en general, que aumentan su probabilidad de hacer un cuadro grave. Es decir, una vez enfermas, tienen mayor probabilidad de morir (mayor letalidad)”.
Coinde también el exsubsecretario de Salud Pública, Jaime Burrows, quien suma otro factor: “Hay determinantes directos de acceso a la salud, como por ejemplo, la distribución o facilidad para acceder a centros hospitalarios, a ser hospitalizados e intervenidos precozmente, lo que es una diferencia entre la gente con más recursos y la gente que tiene menos”, comenta.
Siguiendo la línea de lo que explicaba Margozzini, Burrows añade que “existen condiciones preexistentes que son más prevalentes. O sea, las tasas de diabetes mellitus son más altas (en estas comunas), las tasas de hipertensión son más altas, las tasas de obesidad, todas las cuales contribuyen también a una mayor probabilidad de fallecimiento debido a la enfermedad”.
Humberto Soriano, presidente de la Asociación Médica para la Prevención, aborda también que el hacinamiento conlleva mayor posibilidad de contagio. Y por otro lado, explica que en sectores vulnerables “hay menor acceso a elementos de protección. Si en una parte pueden acceder a una mascarilla N95, en cambio en otros sectores tendrán una “normal” o incluso ninguna”.
Sobre enfermedades preexistentes que agravan el cuadro de Covid-19, como la obesidad, el facultativo señala que en peor condición socioeconómica, las personas “tienen menos acceso a hacer ejercicios, no tienen un patio grande ni el espacio, y el mayor sedentarismo hace que las personas sean más frágiles para con la enfermedad. El ejercicio mejora la vasculatura, cosa que el Covid-19 daña”.