Un estudio realizado en Chile y el mundo por Willis Towers Watson, muestra cómo la pandemia ha influido en la forma en que las empresas retienen a sus colaboradores, en un contexto donde el coronavirus ha cambiado los estilos de vida. También profundiza acerca de cómo será la forma de trabajo en los próximos años.
Los problemas de estrés, agotamiento y salud mental son la principal preocupación de los empleadores en la actualidad, cuando de beneficios hacia los trabajadores se trata. Esta es una de las conclusiones de un estudio realizado por Willis Towers Watson (WTW) sobre las tendencias este ámbito en las empresas durante los años 2020 y 2021. O sea, en plena pandemia.
El informe se hace cada dos años a nivel mundial, pero posee también una bajada en Chile, donde participaron 74 empresas, y a nivel de América Latina (892 empresas). Las compañías encuestadas son de diferentes tamaños (principalmente medianas y grandes) y de los rubros de manufactura, servicios generales, energía, ingeniería y tecnología, servicios financieros, salud y retail.
El objetivo es abarcar los principales focos, acciones, prioridades y desafíos que están teniendo las empresas en relación a los beneficios que entregan a los trabajadores, enfocándose en cómo poder mejorar la experiencia del empleado, cómo han cambiado las tendencias y cuáles se han visto aceleradas en los últimos años (en especial por efecto del coronavirus). Además, incluye cuáles son los focos emergentes y los nuevos desafíos para optimizar la experiencia de la fuerza laboral en ámbitos como bienestar (físico, mental, financiero y social) y estrategia digital, que engloban una estrategia de beneficios.
Las personas encuestadas están en un 59% relacionadas a Recursos Humanos, un 29% a Compensaciones, y en un 48%, al área de Beneficios de las firmas. El 31% de ellas involucra entre sus funciones responsabilidades globales, regionales o multinacionales.
Hace dos años el resultado de la encuesta arrojó que las empresas estaban comenzando a preocuparse por el mundo del wellbeing o “bienestar” (físico y emocional). Lo escuchaban mucho entre sus colaboradores, por lo que decidieron ponerlo como la prioridad. Hoy, según Francisco Bravo, Head of Health & Benefits de Willis Towers Watson, este tema es clave: “Entre 2019 y 2021 la inversión en bienestar explotó y quizá el gran ejemplo es el éxito que ha tenido la empresa chilena Betterfly. Actualmente no hay ninguna empresa que no hable de wellbeing”, dice Bravo.
Incluso, el ejecutivo agrega que si bien antes de la pandemia la mayoría de las empresas había proyectado entrar en esa área en los próximos tres años, el Covid-19 lo adelantó en tres meses, principalmente en lo relacionado al bienestar emocional y salud mental. “Hubo varios meses -durante el confinamiento que mucha gente estaba en las casas, donde el desconocimiento del virus y las tasas de incremento generaron mucha incertidumbre, además del alejamiento del grupo familiar. Todo esto provocó un gran desgaste mental”, explica el ejecutivo de WTW.
Por su parte, Ignacio Puebla, jefe del Departamento de Factores Humanos y Organizacionales de Mutual de Seguridad, coincide en que es evidente que el impacto del coronavirus en la salud mental al interior de las organizaciones sigue siendo un desafío. “La importancia de impulsar medidas de bienestar radica en diseñar e implementar estrategias de intervención multifactoriales para mitigar su impacto en forma colaborativa.
Para ello, el apoyo logístico de las organizaciones, el compromiso de la alta dirección y la implementación de los cambios con apoyo de los pares y/o colegas, da como resultado una sensación de seguridad”, señala Puebla.
Llama la atención que, al preguntar a los empleadores su autoevaluación como empresa acerca de cinco áreas de beneficios, la más importante fuera la “experiencia del empleado”.
O sea, cómo los trabajadores interactúan y utilizan sus beneficios. El 88% de los encuestados reconoció que este ítem era la prioridad para los próximos años.
Justamente, según Bravo, una de las problemáticas que tiene la industria es cómo comunicar los beneficios para mantener contentos a todos los grupos, especialmente al de los millennials, que actualmente representan entre el 50% y el 60% del trabajo informal y formal del país.
“Gran parte de este segmento, más que profamilia, quieren viajar y pasarlo bien, por lo que toda la modalidad de beneficios de muchas empresas que aún venían de una realidad de los años 80 y 90, se empezaron a volver obsoletos. Entonces , tuvieron que modernizarse para atraer a este grupo desde el punto de vista de los beneficios, lo que produjo otro efecto: hizo que otros segmentos, como los baby boomers, hicieran un reseteo de los beneficios. Ahora ellos también quieren viajar y disfrutar más la vida”, asegura el especialista de Willis Towers Watson.
Otra de las prioridades, según la encuesta, fue la importancia de los datos y análisis de los beneficios, que obtuvo el 72% de la importancia. Esto se refiere, por ejemplo, a comprender los deseos y necesidades de los empleados y mejorar los datos sobre el bienestar, donde una de las principales acciones a realizar es generar “estrategias de escucha”, según la investigación de WTW.
El estudio da una idea también de cómo ha cambiado y cómo se prevén que seguirán evolucionando los modelos de trabajo. De hecho, cuando se preguntó acerca del futuro de la modalidad de trabajo en los próximos dos años, casi una cuarta parte (26%) respondió que seguirá principalmente de forma remota, mientras que la modalidad híbrida alcanzó el 33%. De hecho, la encuesta sirve como estudio de mercado para las áreas de recursos humanos de las compañías, porque les permite ver qué es lo que están pidiendo los empleados y cuáles son las tendencias para invertir.
“Uno de los grandes cambios que están experimentando las empresas respecto a la modalidad híbrida laboral es la percepción, por parte de los colaboradores, de que ahora contarán con dos ambientes de trabajo. Así, en algunos casos estarán físicamente en la oficina, mientras que en otras instancias se desempeñarán de forma virtual”, concluye Ignacio Puebla.
Fuente: Pulso