De acuerdo al estudio en el que participaron más de 30 países y formó parte la Universidad Central y otras casas de estudios superiores, más de un 55% del personal de salud presenta trastornos emocionales debido al estrés laboral. Por ende, se ha hecho hincapié en entregarles soporte para no llegar hasta el colapso.
No cabe duda que la situación actual de la pandemia por Covid-19 ha puesto en un estado de alto estrés y tensión a los equipos de salud y funcionarios en general, tanto en urgencias como atención primaria y hospitalaria propiamiente tal. Por tanto, en la medida que los meses pasan, la calidad de su salud mental se ha visto severamente desmejorada.
Progresivamente, la sensación de angustia, además de la preocupación por los pacientes, la posibilidad cierta de enfermar y una gran cantidad de funcionarios contagiados por Covid-19, que llegarían a una cifra cercana a las 7 mil personas a nivel nacional, han puesto a la llamada “primera línea” de salud en una situación límite. Tal como en la mayoría de la población, que ha experimentado significativas bajas de ánimo y estados, muchas veces, depresivos, si esto no se aborda, podría traer consecuencias graves en la calidad de vida de quienes han dado la cara con un objetivo superior: salvar vidas en el marco de una pandemia que no da tregua.
Esto fue expuesto por Luis Poblete, dirigente de Confusam Coquimbo, quien insiste en lo vital de entregar ese “sostén moral” a quienes redoblan esfuerzos en materia sanitaria. “Las causas son diversas, pero uno de los aspectos que está afectando más fuertemente a los funcionarios es el hecho de que no cuenten con una diferenciación respecto de su horario laboral. Muchos de nuestros compañeros se van a las casas con trabajo pendiente por hacer y también los fines de semana, lo que está generando un estrés acumulado. Incluso, los horarios posteriores a nuestra labor se desdibujó. Por tanto, nuestros funcionarios trabajan hasta altas horas de la noche, respondiendo solicitudes y correos electrónicos”, añadió.
El profesional creyó que “quedaba la sensación que durante los meses de noviembre y diciembre podría haberse vislumbrado alguna mejoría, pero luego de la puesta en marcha del permiso de vacaciones nuestra región generó un incremento importante de nuevos casos y se reagudizó el problema, generando mayores preocupaciones desde el punto de vista laboral. A eso se suma el miedo permanente a ser Covid positivo”, aseguró.
Un estrés enorme
El psicólogo Rodrigo Torres aseguró que “los funcionarios de la salud se ven agobiados por diversos aspectos. Y sólo una de esas causas tiene que ver con la muerte y creo que ni siquiera es la más importante. Ojo con lo que estoy diciendo, porque hay profesionales que están haciendo turnos de hasta 72 horas, lo que es una realidad. Hay un desgaste físico y químico del cuerpo, además de un cansancio mental enorme”, aseguró.
Sin embargo, Torres considera que, contrario a lo que se cree, hay una preparación de parte de los profesionales de la salud para hacer frente a situaciones dolorosas por formación, aunque la pandemia ha ofrecido características peculiares. “Quienes estamos en el mundo de la salud hemos sido instruidos para funcionar ante un paciente que estuviese contagiado, de lo que sea. Por algo siempre utilizamos nuestros elementos de protección personal, los que deberían ser suficientes para poder aislarse del Covid-19, pero ocurre un proceso mental que se denomina negligencia cognitiva, cuando yo, sin tener razones o evidencias, empiezo a pensar en cosas que podrían ocurrir, pero que no van a pasar. Y ahí viene el temor a contagiarse, al ver muchas informaciones en la televisión, por ejemplo. Es ahí cuando se genera un temor que se magnifica, y eso va alterando el ánimo y disminuye la confianza”, afirmó el psicólogo.
Cifras decidoras
La psicóloga de la Universidad Central, Marisol Urrutia, en diálogo con diario El Día, argumentó que “el personal de salud se ha visto expuesto a diversas situaciones, relacionadas con las familias que ha tenido pérdida de sus seres queridos y riesgos en la salud física y mental. En ese sentido, hay un estudio en el que colaboró la Universidad Central de Chile, donde participaron alrededor de 30 países, que dejó en evidencia que alrededor de un 55% del personal de salud presenta algún tipo de trastorno mental y más de un 30% tiene síntomas depresivos que pueden considerarse de moderados a graves. Y vemos cómo el personal de salud se ha ido deteriorando”, indicó la profesional.
Bajo esa premisa, el Servicio de Salud ha generado programas y estrategias de soporte. Sebastián Prieto, jefe de Salud Mental del Servicio de Salud Coquimbo, aseguró a El Día que “desde un primer momento, detectamos que la pandemia iba a tener un enorme efecto en la salud mental de los funcionarios. En ese sentido, generamos un mecanismo que nos permitiera utilizar los recursos que existen para abordarlo de manera preventiva y también terapéutica, si es que se fuese el caso. Ya en ese momento nos dimos cuenta que esto sería una sobrecarga para los equipos, que ya venían con una exigencia importante desde la época del estallido social, que generó un alto impacto entre nuestros funcionarios”, subrayó Prieto.
Explicó que “se generó una capacitación general a los funcionarios, donde se abordó la estrategia del autocuidado para mantenerse con un carga laboral alta como la que estamos teniendo hasta el momento. Luego, realizamos capacitaciones con la Asociación Chilena de Seguridad enfocadas en las jefaturas de los equipos y de resolución oportuna de conflictos, para que estos no llegaran hasta sus propios hogares. Posteriormente, tuvimos una capacitación de nuestros psiquiatras, en cuanto a comunicación de malas noticias, sobre todo cuando se trata de la muerte, lo que lamentablemente se ha hecho recurrente”, aseguró.
A nivel hospitalario
En el Hospital San Pablo de Coquimbo también se han preocupado. Nicolás Guerra, psicólogo de la Unidad de Salud Funcionaria del recinto, ratificó que “ha aumentado la ansiedad, la angustia y así es cómo el temor ha ido ganando espacio entre los trabajadores de la salud. Hay que comprender que hay un contexto familiar en que las personas no pueden salir, ha cambiado la rutina de los trabajadores y además se suma que el esfuerzo ya es un sobresfuerzo, bajo condiciones de alto estrés. Para peor, no hay instancias de recreación o diversión que permitan distracción y los seres humanos necesitamos interacciones en la realidad”, señaló.
El director del hospital porteño, Germán López, acotó que “nuestra preocupación es integrar y dotar del soporte a través de la Unidad de Salud de Funcionarios. Así fue como generamos una iniciativa llamada ‘Oasis nuevo aire’, centro de terapia alternativa pionero en la región, que busca otorgar beneficios de salud física y mental, con profesionales de kinesioterapia, kiropraxia, masoterapia, reik, flores de bach y acupuntura”.
En el Hospital San Juan de Dios de La Serena también hay acciones. El psicólogo Juan Ignacio More, jefe del subdepartamento de Calidad de Vida de la institución, señaló que “la situación de la salud mental de los trabajadores ha cambiado desde un año hasta hoy. En un comienzo había miedo, inseguridades y desconocimiento, y hoy los principales problemas están dados por el agotamiento, sobrecarga y todo lo relacionado con el duelo, porque la mortalidad ha sido muy alta. Hay que entender a la salud mental como un fenómeno multifactorial, por eso no es posible acompañar de la misma manera a la Unidad de Emergencias, a la UCI o Medicina. Hicimos distinciones por cada servicio, enfrentando el problema desde diversas dimensiones, tanto individuales como grupales, identificando las principales brechas”, concluyó el profesional.
Fuente: Diario el Día