A quién no le ha pasado. Un par de veces al año chocamos con lo que se siente como una “pared creativa”: horas de trabajo demasiado largas, se acaban las buenas ideas y, simplemente, necesitamos dormir una siesta. Por mucho tiempo, se pensó que esa sensación consistía en el agotamiento laboral (o burn out, en inglés) – pero estábamos equivocados

Aunque se habla del fenómeno como si se tratara de algo intangible -de esas cosas que no se pueden definir, pero que sabes cuando las padeces-, el agotamiento sí posee una definición científica, con estándares precisos para medirlo. Muchas personas creen estar “quemados” sin estarlo realmente… aunque eso no significa que no estén cerca de estarlo. 

Por lo mismo, entender la verdadera medida del agotamiento puede ayudar a individuos y organizaciones a cambiar el curso de sus rutinas – antes de que sea demasiado tarde.

LO QUE ES Y LO QUE NO

En 1981, Christina Maslach, profesora de psicología en la Universidad de California, en Estados Unidos, desarrolló el Inventario de Burnout de Maslach (MBI), para definir y medir la condición. “El desafío es que la gente usa el término para significar cosas diferentes”, dice Maslach. “Es un término pegadizo, por lo que la gente lo aplica a todo tipo de cosas. Entonces, ¿estamos todos hablando el mismo idioma?”. 

El MBI intenta aclarar el tema evaluando el agotamiento en base a 3 criterios: cansancio o falta total de energía, sentimientos de cinismo o negatividad hacia un trabajo y reducción de la eficacia o éxito en el trabajo. Los encuestados obtienen puntajes en las 3 áreas a lo largo de un continuo, de más positivo a más negativo. Un perfil de agotamiento requiere una puntuación negativa en los 3. “Se tiende a pensar que, si se obtiene una puntuación negativa en sólo un criterio, estás agotado”, dice Maslach, “pero ese es un uso incorrecto del MBI”.

Y es que estar “quemado” no es lo mismo que estar exhausto. “La gente usa el agotamiento como sinónimo de cansado, y no se percata de que hay un mundo de diferencia entre esos 2 estados”, dice Michael Leiter, autor y psicólogo organizacional con sede en Nueva Escocia. No es una epidemia, está sobre diagnosticado”, explica.

Así, son menos las personas en las que todos los criterios aplican. Algunos experimentan cansancio extremo; otros, desconexión con su trabajo – pero se necesitan los 3 (fatiga, cinismo y falta de eficacia) para ser diagnosticado con agotamiento. Sin embargo, eso no significa que no haya un problema: “Las cualidades del agotamiento van en aumento”, reconoce Leiter. «Ciertamente, más personas se dirigen en esa dirección”.

EL AGOTAMIENTO NO ES BLANCO Y NEGRO

El agotamiento es un espectro y la mayoría de nosotros estamos en él. Aunque gran parte de las encuestas sobre agotamiento laboral no usen la definición científica del término, sino la coloquial, eso no significa que el resto de la fuerza laboral se encuentre en perfectas condiciones.

Quienes obtienen 3 puntuaciones negativas en el MBI constituyen un 10% a 15% de las personas, pero existen otros 3 perfiles intermedios: extralimitado, ineficaz y desconectado. La evidencia sugiere que más de la mitad de los empleados y empleadas caen en uno de estos perfiles, con una fuerte puntuación negativa en agotamiento, eficacia o cinismo. Todavía no se han quemado, pero están en camino.

AGOTAMIENTO PANDÉMICO

Para las personas de muchas profesiones, dice Leiter, las cosas sólo han empeorado como resultado de la pandemia, y los problemas de eficacia se han vuelto especialmente abrumadores. “Los profesores de colegio han luchado por seguir enseñando y no se han sentido realizados”, dice. “Simplemente saben que no están siendo los maestros que eran antes, y eso es desalentador. Lo mismo ocurre con los médicos. Ha mejorado, pero al principio de la crisis no había protocolos para lidiar con el virus, y sentían que todo lo que estaban haciendo estaba mal”.

Esos problemas han cambiado los datos sobre el agotamiento. Un estudio realizado entre marzo y junio de 2020 administró una serie de pruebas, incluido un inventario de agotamiento similar al MBI, a más de 3500 trabajadores de la salud en el Reino Unido, Polonia y Singapur. Poco menos del 67% calificó como “quemado”.

Si bien históricamente el verdadero perfil de agotamiento de los empleados en todas las profesiones se sitúa justo por encima del 10%, Maslach dice que «claramente ha aumentado» a la luz de la pandemia. Ahora, cree, puede estar más cerca del 20%.

Y ese es un gran problema, porque el verdadero agotamiento no se puede solucionar con unas vacaciones o un simple retiro. “Cuando la gente realmente llega al extremo, la gran mayoría no puede volver al mismo empleador o al mismo tipo de trabajo”, dice Leiter. “Tienen que cambiar de carrera. El agotamiento es muy profundo –incluso la sensación de entrar en ese edificio o ese tipo de edificio puede ser un detonante. Muy a menudo provoca un cambio radical”.

POR QUÉ MEDIRLO IMPORTA

Evitar el agotamiento real a gran escala es vital, especialmente porque podría significar una fuga de personas capacitadas de profesiones calificadas. Ahí es donde el MBI y las pruebas similares se convierten en herramientas invaluables.

La idea es generar un inventario de agotamiento: evaluar el estado de nuestro trabajo y analizar qué cambios hacer para mejorar la situación. De hecho, “el MBI no es una herramienta de diagnóstico para nada. La gente la ha mal utilizado de esa forma, pero, en realidad, es una medida de investigación”, dice Maslach.

Aunque se administra a personas, lo que realmente está diseñado para medir el MBI es su entorno“Si hay puntuaciones negativas, no significa que el problema sea el individuo. Es a lo que están respondiendo”, dice Maslach. «No intenta averiguar a quién le está pasando, está intentando averiguar por qué está sucediendo. No se usa por sí solo, se usa con otros datos para decir por qué el patrón de puntajes es como es. Esos puntajes deben usarse como señales de advertencia”.

Una organización que ve puntajes en el extremo negativo del espectro debería actuar rápidamente, dice Maslach, y eso no significa ofrecer clases de yoga o seminarios de mindfulness. “El trabajo es cada vez más difícil, más largo y más difícil de hacer. La gente trabaja más horas porque tiene miedo de no conseguir un ascenso o de perder su trabajo. Hacer más con menos está en el corazón de la cultura corporativa y no es así como la gente hace el mejor trabajo”, dice. “Pero para prevenir, reducir o eliminar el agotamiento, no se trata de arreglar a las personas. Se trata de arreglar el trabajo”. 

En realidad, no se trata de medir cuántos trabajadores están agotados o casi agotados, dice Maslach. Se trata de identificar empresas con cargas de trabajo inmanejables y usar esa información para brindar a los empleados más control, mejores herramientas y la discreción para descubrir cómo hacer mejor su trabajo, sin agotarse.

“Existe ese viejo dicho, ‘si no puedes soportar el calor, sal de la cocina’”, dice Maslach. “La idea central de nuestro argumento es: ¿Por qué no cambias la calefacción? ¿Qué tal rediseñar la cocina?”.

Fuente: Espacio Mutuo de Mutual de Seguridad