La Comisión de Trabajo de la Cámara Baja la aprobó por unanimidad y la despachó a la Sala, que debería ratificarla en los próximos días.
«Después de cinco años, va a ser posible lo que antes parecía imposible», celebró la ministra Jeannette Jara, quien destacó la disposición transversal de avanzar en la materia.
El proyecto que reduce la jornada laboral a 40 horas semanales fue despachado para su debate final en la Sala de la Cámara de Diputadas y Diputados, el último escollo legislativo que le resta para poder convertirse en ley, lo que el Gobierno espera que ocurra antes del 1 de mayo.
La Comisión de Trabajo terminó de analizar el texto esta mañana y lo aprobó por unanimidad, con las modificaciones introducidas por el Senado sobre gradualidad y flexibilidad y que obligaron a devolverlo a la Cámara Baja para este tercer trámite.
De esta manera, pasó a su votación decisiva en el hemiciclo de los diputados, que podría realizarse la próxima semana.
«Estamos muy contentos, tanto como Gobierno como con la Comisión, porque se ha aprobado en forma unánime el proyecto. ¿Qué significa esto? La próxima semana, ahora sí y después de cinco años y de un largo trámite, va a ser posible lo que antes parecía imposible, y esperamos que la Sala apruebe la reducción de la jornada laboral a 40 horas», comentó la ministra del Trabajo, Jeannette Jara (PC).
Relevó que «éste es un momento de gran alegría por el avance que hemos tenido y de reconocimiento, además, de la disposición al diálogo de quienes siempre lo han impulsado, pero también de quienes se oponían y dieron este paso para que, en conjunto, pudiéramos empujar esta buena medida para la calidad de vida de los trabajadores».
La iniciativa -presentada en 2017 por la entonces diputada Camila Vallejo (PC), hoy ministra vocera de La Moneda- establece que un año después de su entrada en vigencia de la ley la jornada laboral baje de 45 a 44 horas semanales; dos años después de eso, a 42 horas; y dos años más tarde, a 40.
Abarca a los trabajadores del Código del Trabajo sujetos a la jornada ordinaria y también a las especiales, como las de trabajadoras de casa particular, y excepcionales, que son aquellas que requieren procesos continuos, como la minería.
En cuanto a la flexibilidad, establece la posibilidad de acordar que las 40 horas se cumplan en un promedio de hasta cuatro semanas, con un máximo de 45 horas semanales. En caso de que el trabajador esté sindicalizado, la empresa deberá contar con acuerdo colectivo con la organización representativa para que así se pueda pactar una jornada semanal de hasta 52 horas, la que solo implicará a los socios.
A su vez, plantea que, por pacto escrito y de forma excepcional, una vez al año, las horas extraordinarias se puedan compensar con cinco días de feriado en beneficio de los trabajadores, permitiendo compatibilizar la vida personal y el trabajo.
La iniciativa también considera la posibilidad de implementar una distribución de jornada de cuatro días trabajados por tres de descanso. Al respecto, el Ejecutivo presentó una indicación en la Sala del Senado, en el trámite anterior, para incentivar que las empresas que reduzcan la jornada laboral anticipadamente a 40 horas, sin esperar a la gradualidad, puedan utilizar también, y con antelación, la modalidad 4×3, previo acuerdo con sus trabajadores.
Fuente: cooperativa.cl