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Diversas voces que han seguido de cerca la implementación de esta normativa si bien destacan avances de la empresas en cuanto a la prevención de situaciones de acoso, advierten efectos colaterales que han fracturado las relaciones laborales.
«Contar con un ambiente laboral saludable, seguro y libre de discriminación, es una dimensión de lo que conocemos por trabajo digno», afirmó el Presidente Gabriel Boric en enero de 2024 en el marco de la promulgación de la ley Karin, la cual entró en completa vigencia el pasado 1 de agosto, hace exactos seis meses.
La normativa se legisló con el propósito de erradicar el acoso y la violencia laboral, con un objetivo primordial: mejorar el ambiente en los lugares de trabajo. ¿Se ha cumplido? Distintas voces del mundo empresarial, jurídico y académico hicieron un balance y, en general, no ha sido positivo, aunque también recalcan que se trata de una ley todavía nueva y aún falta para medir sus implicancias con certeza.
Mientras algunos destacan avances en la prevención y conciencia al interior de las empresas, otros advierten sobre efectos colaterales que han fracturado las relaciones laborales y aumentado la judicialización de conflictos, con denuncias que en muchos casos bordean lo absurdo, dicen.
Hasta el 31 de enero, se acumulaban 9.151 denuncias por ley Karin en el sector privado, según cifras de la Dirección del Trabajo (DT), y otras 5.214 en el sector público, según el Servicio Civil.
Lo anterior, ha provocado una importante sobrecarga de trabajo para la DT y, en consecuencia, demora en la tramitación de estas denuncias. Por lo mismo, hace algunas semanas, la entidad informó que contrará a 50 abogados y fiscalizadores para apoyar tanto en el trabajo por ley Karin como en la ley de «40 horas».
«No ha cumplido»
Según un monitoreo realizado por el Observatorio Social de la Universidad del Alba, el 43% de los trabajadores no ha percibido cambios significativos en el clima laboral, además solo un 15% de quienes afirman haber sido víctimas de acoso han recurrido a canales formales como recursos humanos. En esta misma línea, el 27,7% de los que han sido víctimas dice haber renunciado por la agresión.
Cristián Monckeberg, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad del Alba, señaló que «la ley hasta el minuto no ha cumplido su propósito de transformar la cultura laboral, pero esto es habitual, es lento, podemos señalar que produjo un shock comunicacional. Pero está lejos de cambiar la cultura laboral».
Por su parte, el estudio señala que «la mera norma no puede pretender solucionar problemas que responden a interacciones sociales mucho más complejas». Además, mencionan cómo esta ley puede tener efectos negativos, al «someter a empleadores a requisitos burocráticos que no resultan efectivos en prevenir y pueden ser incluso contraproducentes (al aumentar la conflictividad)».
Monckeberg también abordó el caso de la funcionaria de la Defensoría del Contribuyente que murió tras lanzarse del piso 14 del Ministerio de Hacienda, y que, antes de ello, había denunciado en un chat con compañeros de trabajo que sufría acoso laboral e instó a hacer sumarios.
«Tenemos ley y no sirvió de manera preventiva. Falta confianza, más canales de denuncias, capacitación periódica y también lo que ya se ha denunciado tenga resultados efectivos. Porque hasta ahora hay pocos resultados y más bien lentos. Eso genera desconfianza en los trabajadores, ya que son hechos de alta connotación y producen impacto en el ambiente laboral», dijo Monckeberg.
Denuncias sin sustento
Un duro análisis es el que también hace María Cristina Fernández, managing director de KPMG Chile, quien asegura que la ley tiene un problema de fondo. «Un alto porcentaje de las denuncias no se relaciona directamente con casos de acoso laboral, sino que responden a conflictos internos entre trabajadores que, en muchos casos, no cumplen con los criterios establecidos por la normativa».
En este sentido, indica que «nuestro enfoque ha sido el de objetivar las denuncias, evaluando si existe un acto concreto de conducta sancionable dentro del marco de la ley. Si no se identifican estos elementos, la denuncia se desestima».
Fernández también advierte que «cuando un equipo es sometido a una investigación bajo esta normativa, se genera una fractura interna, lo que hace que las relaciones laborales se vean afectadas». En muchos casos, dijo, esto termina con la salida voluntaria o negociada de una de las partes, generando «un clima de incertidumbre y tensión en las organizaciones».
Sin embargo, espera que «con el tiempo, las empresas encuentren mecanismos más efectivos para gestionar estos conflictos, evitando que la aplicación de la ley se convierta en un factor de desestabilización».
Con todo, remarcó que si bien la Ley Karin tiene como foco mejorar el respeto y buen trato en las relaciones laborales, «desde nuestra experiencia, la Ley Karin en un principio ha exacerbado los conflictos dentro de los equipos de trabajo». «En muchos casos, cuando un equipo es sometido a una investigación bajo esta normativa, se genera una fractura interna, lo que hace que las relaciones laborales se vean afectadas», finalizó.
En tanto, Óscar Olivares Jatib, doctor en Derecho y académico de la Universidad Autónoma de Chile, es tajante: «El balance es negativo». «Sobre todo porque la Dirección del Trabajo, principal órgano encargado de su ejecución, ha incumplido groseramente los plazos legales que rigen los procedimientos de investigación de las denuncias de maltrato laboral».
A su juicio, la ley, en la práctica, «ha fracturado las relaciones laborales, llegándose al extremo de que el derecho de las jefaturas a impartir órdenes o instrucciones está condicionado a las sensibilidades de la persona del trabajador».
Olivares considera que el espíritu de la normativa «se ha visto torcido, pues en vez de proteger a la mujer maltratada, sirve de excusa para justificar la falta de diligencia del trabajador negligente, contaminando y quebrando las relaciones laborales».
Menos severo es Felipe Leigh, abogado de Grupo Teamwork, empresa expertos en empleabilidad y gestión de personas. Aseveró que «en estos primeros seis meses hemos visto avances concretos en la denuncia y visibilización de casos de acoso y violencia en el trabajo».
A su juicio, la importante cifra de denuncias «no es necesariamente un síntoma de deterioro del clima laboral, sino más bien una señal de que las personas están conociendo sus derechos y confiando en los mecanismos de protección que establece la ley». Por lo mismo, considera que el arranque de la ley ha sido más bien positivo, «en términos de generar conciencia y activar mecanismos de denuncia. Pero aún queda camino por recorrer».
Por su parte, el gerente de Deloitte Legal, Santiago Swett, el impacto que ha tenido esta ley en los ambientes laborales depende de cada empresa. «Para las que han realizado los ajustes necesarios para estar en cumplimiento formal de la norma, sí ha generado un efecto positivo en la sensación de protección por parte de los trabajadores», estima.
Estabilización de denuncias y mayor conciencia empresarial
Por su parte, las mutuales, entidades privadas encargadas de administrar el seguro social obligatorio contra accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, fiscalizadas por la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso) y encargadas de recepcionar buena parte de las denuncias por ley Karin, también tienen algo que decir.
La gerenta de asuntos corporativos y sostenibilidad de la Asociación Chilena de Seguridad (Achs), Paulina Calfucoy, comentó que «a seis meses de la implementación de la Ley Karin, con los resultados al cierre del año 2024, en la Achs hemos tenido un aumento de un 55% en los accidentes de trabajo con lesiones por salud mental». Además, «registramos un incremento del 77% en las presentaciones por presunta enfermedad profesional, con más de 8.500 solicitudes de atención psicológica temprana».
Para Calfucoy, las empresas han respondido implementando medidas para cumplir con la normativa, pero el desafío aún es grande.
Mientras que el gerente de Seguridad y Salud en el Trabajo de la Mutual de Seguridad, Héctor Jaramillo, expuso que «según nuestros datos, hemos observado que, en estos primeros seis meses de la Ley Karin, las denuncias han mostrado una tendencia a estabilizarse, con un promedio de 50 casos diarios».
En total, la entidad ha recibido más de 5.500 denuncias, de las cuales el 68% corresponde a mujeres y el 32% a hombres. «En cuanto a la tipología, el 82% de las denuncias están relacionadas con acoso laboral, 12% respecto a violencia en el trabajo y 6% sobre acoso sexual».
Jaramillo, más que comentar si es que se ha notado una mejora en el ambiente laboral de las empresas, sostuvo que estas «han avanzado en la implementación de medidas para fortalecer ambientes de trabajo más seguros, lo que una mayor conciencia sobre la importancia de la prevención y el acompañamiento en estos casos».
Sin embargo, advierte que «es clave seguir impulsando estrategias que permitan mejorar la gestión de estos riesgos y consolidar una cultura organizacional basada en el respeto y la seguridad para todos los trabajadores».
Fuente: Emol.com
Fotografía: El Mercurio