Mayor poder de sindicatos será una de las principales preocupaciones para las empresas, anticipan:
Profesionales coinciden en que los trabajadores que no estén sindicalizados se verán obligados a hacerlo para acceder a beneficios.
Por Silvana Celedón, Marco Gutiérrez y Lina Castañeda.
Laurie: se verá cautela en las firmas para contratar mayor cantidad de personal
El abogado y senior mánager de PwC, Michel Laurie, comentó que entre los efectos prácticos de la reforma se verá cautela de las empresas en contratar mayor cantidad de personal directamente. También más trabajo de los departamentos de relaciones laborales -que se relacionan con los sindicatos-, mayor poder de negociación de los sindicatos y alzas en los costos laborales por el mejoramiento de las condiciones de trabajo.
Sobre la prohibición del reemplazo de trabajadores en huelga, Laurie señaló que puede ser una iniciativa perjudicial para las compañías, pues «se le da una enorme herramienta de presión al sindicato que está negociando». Pero indicó que esa medida se ve morigerada con lo relacionado a la regulación de servicios mínimos y equipos de emergencia. Aunque manifestó que «lo recomendable es que esto se regule con antelación y no en el fragor de la negociación colectiva».
Consultado sobre los aspectos que podrían afectar directamente el empleo, señaló al fortalecimiento de los sindicatos y el mayor poder de negociación de estos, elementos que podrían generar temor en las compañías, sostuvo. Afirmó que la reforma no tiene como objetivo crear más empleo, pero sí podría mejorar las condiciones de trabajo de las personas que estén sindicalizadas o que lo hagan en el futuro.
Laurie comentó que desde «2001 distintos gobiernos han generado cambios en la legislación laboral que tienden a fortalecer a los sindicatos y la negociación colectiva, el punto es que la afiliación de los trabajadores a los sindicatos sigue estancada desde inicios del año 1990. Desde mi punto de vista, los sindicatos no pueden seguir endosando la responsabilidad de la baja afiliación sindical a la legislación laboral existente y, de aprobarse estos cambios legales, la pelota quedará en la cancha de los sindicatos».
Peñaloza: aumentará conflictividad y se afectaría sustentabilidad de empresas
Uno de los efectos prácticos que tendría esta reforma es el aumento de la conflictividad laboral, lo que afectaría la sustentabilidad de las empresas medianas y pequeñas, «especialmente si se permite a los sindicatos interempresas obligar a negociar colectivamente», comentó Mauricio Peñaloza, socio líder del área Human Capital de Consultoría Tributaria en EY Chile (ex Ernst & Young).
El profesional comentó que «los aspectos más complejos son los referidos a titularidad sindical y extensión de beneficios, ya que significarán que un empleador, al negociar con un sindicato, deberá proyectar que los beneficios que acuerde con ese sindicato a la larga se le aplicarán a todos los trabajadores de la empresa, lo cual hoy no es así, ya que se aplican solo a los trabajadores que negociaron colectivamente, salvo que el empleador les extienda hoy los beneficios». Agregó que otro punto complicado es la eliminación absoluta del reemplazo durante la huelga. «En el fondo, interpreto que esta nueva norma tiene como fin que durante la huelga se paralicen completamente las operaciones de la empresa, lo cual es grave para todo el mercado».
Respecto de los efectos de la iniciativa, «las normas que señalé se traducen en un aumento de costos para los empleadores, por lo cual se traducirán en un desincentivo a la contratación». Indicó que el mismo efecto se verá con la norma del «piso mínimo», lo cual -explicó- «obligará al empleador a ofrecer en su respuesta a lo menos las mismas condiciones del contrato colectivo anterior. Esto generará un efecto negativo en la negociación, ya que hasta hoy los empleadores negociaban por cuatro años, que es la duración máxima del contrato colectivo, pero si ahora la nueva norma nos dirá que no podremos bajar o eliminar beneficios en las futuras negociaciones, la negociación de hoy será naturalmente a la baja, para no amarrarme indefinidamente cuando puedan cambiar las circunstancias, aunque hoy sí pueda dar mejores beneficios».
Pizarro: se politiza el sistema y los trabajadores van a perder libertad
Para el abogado y ex director del Trabajo Álvaro Pizarro, desde el punto de vista del Gobierno, la reforma laboral no es mala, sino perfecta. «Va exactamente adonde la Presidenta quiere, a izquierdizar el sistema y, a través de los sindicatos, tener control del mundo laboral».
Más allá de las normas que contempla el proyecto, Pizarro dice que hay que mirar ese trasfondo. Advierte que «el sistema se va a politizar y los trabajadores de las empresas, que no andan todos con la cara pintada, van a ser dirigidos por entes políticos adeptos al Gobierno y van a perder la libertad de negociar».
Su lectura -asegura- es que el proyecto contempla una suerte de sindicalización obligatoria encubierta y, por otro lado, sostiene que es inconstitucional que el empleador no pueda entregar a otros trabajadores beneficios que otorgó al sindicato. No le importa que impongan leyes duras a los empleadores, en la medida que se apliquen a ambas partes. No obstante, asegura que en los últimos 75 años nunca ha sido sancionado un sindicato y todo el mundo sabe que existen los «sindicatos del día después» y «los fueros de mentira». Le preocupa el caso de las pymes, que en su opinión serán muy afectadas porque muchas empresas reemplazarán a las pymes locales proveedoras por empresas chinas, como ya está ocurriendo en Asimet, que -grafica- se está transformando en un supermercado de productos chinos.
Una sola reforma laboral dando estabilidad a las reglas del juego es lo que, según Pizarro, requiere el país, y más que sancionar y prohibir, debiera incentivar ciertas conductas. Por ejemplo, si la empresa da una gratificación superior a la legal, otorgarle un incentivo concreto. O por ejemplo, premiarla si contrata a jóvenes o a adultos mayores.