La provincia del Limarí, la más afectada por la sequía, apenas registra un 20% de productividad a raíz de la escasez hídríca. “Ya no debemos pensar más, ahora hay que actuar (…) No podemos permitir que la agricultura de esta región se muera ”, indicó Figari a las autoridades y parlamentarios que se reunieron para analizar el tema.

De las 121 mil hectáreas de superficie plantada en la región de Coquimbo, 73 mil (60%) han dejado de ser regadas a causa de una severa sequía que ya se extiende por noveno año consecutivo, dejando a su paso endeudamiento y desempleo en el sector agrícola.

De esta forma transparentó la Sociedad Agrícola del Norte (SAN) la realidad que vive la zona rural de la IV Región a raíz de la peor crísis hídrica de las últimas cinco décadas. Esto, durante una actividad desarrollada en la Gobernación de Limarí, con la presencia de autoridades regionales y municipales, parlamentarios y un centenar de agricultores afectados por la falta agua, producción y sustento.

En la ocasión, la presidente de la SAN y directora de Fedefruta, María Inés Figari, presentó un informe elaborado con las Juntas de Vigilancia de la región de Coquimbo, el cual reveló que en la provincia del Limarí (la más afectada por la situación), solo 20 mil de sus 71 mil hectáreas han podido recibir agua, lo que se traduce en un 73% de superficie que no ha sido regada. «Las zonas que han dejado secar sus cultivos son Cogotí, Huatulame, Punitaqui y Pama, ya que la dotación hídrica de esta temporada es cero», indica el documento.

En cuanto al valle del Elqui, el 41% de las 27 mil hectáreas se ha dejado de regar, mientras que en Choapa, el 45% de las 23 mil.

Con dicho escenario, el informe concluye que la productividad en el Valle de Elqui alcanzaría un promedio de 55% esta temporada, mientras que en Choapa un 45%, y en el Limarí apenas un 20%.

Impacto en la fruticultura y el empleo

El rubro más perjudicado por la sequía ha sido la fruticultura. «Se han realizado manejos de podas severas (dejar “a tocón”) en paltos, mientras que otros frutales han recibido riegos de supervivencia, y en casos más extremos, se han dejando secar cuarteles completos», sostiene el informe, recordando que la IV Región tiene 53 mil hectáreas en frutales, lo que corresponde a una sexta parte de la superficie frutícola de Chile.

Asimismo, los empleos asociados al rubro agrícola en Coquimbo han bajado de 59 mil puestos el 2007 a 44 mil el 2014, una disminución del 25% debido, principalmente, a la falta de agua con la cual trabajar. “Esto ha generado pobreza en el campo y migración a la ciudad”, comentó la Secretaria Ejecutiva de la SAN, Daniela Norambuena.

Propuestas

María Inés Figari compartió esta visión con el senador Jorge Pizarro, los diputados Luis Lemus y Jorge Insunza, el Gobernador del Limarí Cristian Herrera, los Seremis de Agricultura y Desarrollo Social (S), Francisco Rojas y Raúl Gutiérrez, y los alcaldes de Río Hurtado y Ovalle, entre otras autoridades presentes en la reunión.

Algunas de las medidas que propuso la Sociedad Agrícola del Norte para enfrentar los efectos de la crisis apuntaron a la reprogramación de deudas contraídas por el sector, la creación de un fondo especial de CORFO ante catástrofe, la condonación de contribuciones e impuestos para los agricultores y fruticultores, junto con otras a mediano plazo como la creación de una carretera hídrica para trasladar recursos hídricos desde el sur del país.

El Gobernador de Limarí, Cristian Herrera señaló: “Fue una instancia valiosa conocer este diagnóstico y las propuestas para el sector agrícola. Varias de ellas están siendo abordadas en el Plan para la Escasez Hídrica del Gobierno, y varias otras implican gestiones y cambios legislativos que debemos analizar en conjunto con los parlamentarios y todos los actores del sector privado”.

Por su parte, María Inés Figari comentó: “Realmente nunca me imaginé que iríamos a tener tanto apoyo de los políticos. Hoy sus palabras pusieron la firma comprometida para que el trabajo conjunto sea una realidad. Ya no debemos pensar más, ahora hay que actuar, por lo que el Estado debe tender la mano a la agricultura como lo hizo alguna vez con la banca. No podemos permitir que la agricultura de esta región se muera”.