Por Pía Toro.

Las declaraciones del presidente de la Sofofa, Hermann von Mühlenbrock, respecto de la reforma laboral ayer en entrevista con PULSO, no dejaron indiferente a la presidenta de la CUT, Bárbara Figueroa.

El timonel del gremio industrial criticó fuertemente la iniciativa, señalando además que la multisindical y algunos sectores políticos han desplegado la táctica de colocar “cosas harto más malas para, por ejemplo, discutir la negociación por rama”.

Figueroa lamentó las palabras de Von Mühlenbrock, indicando que son destempladas y desafortunadas, y que, a su juicio, responden a un sector empresarial conservador. De todos modos, Figueroa ha dicho que esto no impedirá seguir construyendo relaciones con el mundo empresarial. De hecho, confirmó que recibió una solicitud de audiencia con el nuevo presidente de la CPC, Alberto Salas, las que se concretaría la próxima semana.

¿Cómo recibe las declaraciones del presidente de la Sofofa respecto a la reforma laboral?

Son declaraciones destempladas que no responden al tono con que se ha llevado el debate de la reforma laboral. Todos los actores hemos podido dar nuestro punto de vista, pero que no sean consideradas ciertas opiniones no puede significar que tratemos de detener los debates en nuestro país. A diferencia de lo que ocurrió con el Código del Trabajo que nos rige, en base el plan laboral de José Piñera, los debates los hacemos en democracia, donde todos los actores tenemos derecho a omitir opiniones, pero por cierto, porque existe un espíritu de diálogo, no podemos imponerle vetos al debate. Son desafortunadas las declaraciones del presidente de la Sofofa, que en el fondo justifican una posición que no tiene que ver con el proyecto, sino que responde a intereses mezquinos, que en el fondo está diciendo que cuando se tiene que hablar de temas laborales, de equidad, de igualdad, hay empresarios que no están dispuestos a que eso ocurra.

Pero él señala que estas críticas son porque el Gobierno no escuchó de verdad a los empresarios.

Acá hay antecedentes que fueron considerados de un acuerdo entre empleadores yla CUT, a través de la declaración de voluntades (2012). Acá ya hay un debate avanzado, hay temas que tanto los trabajadores como el empresariado dijeron aquí hay que avanzar, por lo tanto suponer que el proyecto de ley se contradice con los derechos empresariales es estar en una situación que no es real.

Von Mühlenbrock insiste en que la iniciativa tendrá perjuicios económicos…

Lo que la experiencia indica, no sólo en el caso de los sindicatos chilenos, sino que en el ámbito internacional, es que cuando uno tiene mejores relaciones laborales dentro de las empresas y a otros niveles también, lo que logras son mejoras en niveles de productividad. Por lo tanto, suponer que una política como ésta va a tener un efecto contrario o negativo respecto del empleo y la productividad, es instalar un temor que hasta ahora no se ha graficado en ninguno de los debates laborales que se ha dado en el mundo.

El acusa que ésta es una reforma sindical y no laboral.

Ese no es un debate técnico. Aquí están representando posiciones conservadoras del empresariado y no el debate laboral, por lo tanto aquí lo que necesitamos es sincerar las posiciones. Si hay sectores en Chile, porque no creo que sean todos los empresarios, que creen que no es posible avanzar en mayor desarrollo de la mano de todos, que lo digan con esa claridad, y no que nos mientan diciendo que equiparando la cancha entre trabajadores y empleadores le estamos haciendo un gran daño al país, porque el verdadero daño que le hacemos al país son las relaciones que hoy tenemos.

Pero esta no es una sola posición, hay un bloque de empresarios en contra del proyecto…

Tengo la impresión que, aunque sea un gran bloque, no es representativo del mundo empresarial.

Se ha dicho que es una reforma de los años `60 y que puede llevar a quebrar a las pequeñas empresas.

Es una idea bastante sesgada. Lo único que uno ha podido percibir, por informes de la OCDE, Banco Mundial, OIT y el FMI, es que se debe avanzar en relaciones laborales, entonces afirmar que esta es una reforma de los años ’60 es desconocer la literatura e informes que fueron presentados recientemente, el año pasado. Y por el lado de las pymes, tengo que decir que trabajadores con mayor poder adquisitivo son trabajadores que van a revitalizar a las pymes, todo lo contrario con quienes dicen que éstas quebrarían. Es decir, con estas nuevas relaciones, el trabajador va a aumentar su nivel de consumo, van a tener mayores recursos, y dónde los invierten, los invierten en la industria local, en el mundo de las pymes. Acá hay un juicio que no se sostiene en la realidad.

¿Ve este bloque empresarial como una forma de presionar a la autoridad?

Todos estos últimos antecedentes respecto a la construcción de este bloque empresarial, en el fondo buscan hacer una presión efectiva a la autoridad que impida seguir con este proyecto de ley. Es una estrategia bastante errática que por un lado busca detener el proyecto, tratan de hacer presión, y después dicen que quieren hacer modificaciones. Es difícil que cualquier Gobierno quiera conversar con quienes no están dispuestos al diálogo. Es una estrategia osada y arriesgada, porque se resta al diálogo para ejercer presión.

Una encuesta de la UAI dió como resultado que los trabajadores no creen que la reforma mejore sus condiciones y al mismo tiempo piden extensión de beneficios para todos.

No me asombran los resultados de este informe, porque entiendo las condiciones de precariedad del mundo del trabajo en primer lugar, y segundo, por la satanización de la actividad sindical durante décadas.