Federación Internacional de Diabetes, estima que el 12% de la población tiene la enfermedad, la prevalencia más alta de Sudamérica.

Hasta el año 2012, Chile era el país de mayor prevalencia de diabetes en Sudamérica. Ya entonces superaba a Brasil y Argentina, e incluso, a EE.UU.

Entonces, del total de la población mayor de 20 años, el 9,5% tenía diabetes; en Brasil la prevalencia era de 9,2%, en Argentina de 5,6%, en EE.UU. de 9,4% y en México de 15,6%.

La Federación Internacional de Diabetes (IDF, sus siglas en inglés) actualizó la cifras y concluyó que al año pasado, Chile no solo continúa a la cabeza de este sombrío registro, si no que además acortó distancia con México y está por sobre el promedio mundial de prevalencia comparada de la enfermedad. Para 2014, la diabetes afectaba al 11,19% de los chilenos, sólo superado por México 12,63% y muy por encima del promedio mundial (8,19%).

Según datos del Ministerio de Salud, la prevalencia para 2003 (según la Encuesta Nacional de Salud, ENS) era del 4,2% para la población mayor de 15 años, pero en 2010, cuando se repitió la encuesta, la cifra subió a 9,4%, más del doble de la primera medición.

Aunque esta última es la cifra oficial en Chile, es de hace cinco años, por lo que los expertos concuerdan en que hoy son más. Para la IDF la prevalencia nacional es de 12,32% en mayores de 20 años, por lo que considerando que la población total en el país es de 17,8 millones de personas y que de ellos, casi 14 millones tiene más 15 años, se estima que hoy 1,7 millones de chilenos sufren diabetes. Ya en 2006, la Asociación de Diabéticos de Chile (Adich) fijaba la prevalencia en 850 mil personas.

Loreto Aguirre, directora ejecutiva de Adich, dice que todos los años aumentan los pacientes con diabetes tipo 2 y todos son casos asociados a la obesidad y el sobrepeso, por lo que si estos factores y el sedentarismo siguen aumentando, la diabetes también lo hará.

“Antes veíamos casos en mayores de 60 años, pero ahora es gente más joven, de 30 o 40 años que ya tienen la enfermedad, en edad productiva y que tienen que vivir muchos años con diabetes”, dice la diabetóloga.

Verónica Araya, de la Sociedad Chilena de Endocrinología y Diabetes (Soched), dice que el alza de la obesidad y la falta de actividad física en los niños y adolescentes también los predispone y explica la mayor cantidad de casos.

Iniciativas

La Jefa (s) del Departamento de Enfermedades No Transmisibles del Minsal, Andrea Srur, explica que para prevenir nuevos casos se han diseñado estrategias intersectoriales entre las que se destaca Chile Crece Contigo, creada para acompañar, proteger y apoyar el desarrollo de los niños desde la gestación hasta la primera infancia y que al generar condiciones de equidad en esta etapa, ayuda a prevenir diabetes y otras enfermedades no transmisibles.

En cuanto a la alimentación, Srur menciona la modificación a la ley de etiquetado que permitirá a las personas seleccionar en forma más informada lo que come. Respecto de la actividad física, destaca la implementación de plazas activas, construcción de ciclovías y habilitación de espacios públicos para hacer ejercicios.

Pero según Aguirre se requiere más que kioscos saludables o una ley. El ejercicio es fundamental, tan importante como invertir en prevención, lo que según ella, tampoco se ha hecho. “Hay que trabajar con los niños. Enseñarles que la actividad física es importante, aumentar las horas de ejercicio en colegios, educarlos para que se alimenten bien. Es la única forma de prevenir desde temprano. En los adultos es muy difícil cambiar los hábitos y el estilo de vida”, apunta.

Según la ENS 2010, casi el 79% de la población de diabéticos conoce su condición, pero de estos sólo el 52% se trata.

La especialista de la Soched dice que en los pacientes adultos, sólo la mitad acata bien el tratamiento. “Muchos parten cumpliendo todas las indicaciones pero abandonan después. La diabetes no da síntomas y mientras no duela, las personas no le dan mucha importancia a lo que tienen”, dice Araya.

Diabetes gestacional

La diabetes que se presenta en el embarazo también está en alza. La ENS 2003 mostró que la prevalencia según autoreporte en mujeres entre los 25 y los 44 años era de 1,2%. En el Minsal reconocen que no existen cifras más actualizadas y que esta pregunta no se incluyó en la versión 2010 de la encuesta. Las estadísticas del Programa Salud de la Mujer en el Sistema Público de Salud, muestran que el 5,1% de las que ingresaron a control prenatal en 2012 tenía diabetes y las clasificadas como de alto riesgo obstétrico llegaban al 17,7%.

Todo indica que el aumento de la prevalencia de obesidad con la edad, junto con una fecundidad más tardía y el aumento de la prevalencia de diabetes en las mujeres de mayor edad (0,6% y 4,7% en el grupo de 15-24 y 25-44 años, respectivamente) hará aumentar la diabetes en el embarazo en los próximos años, lo que se traducirá en una mayor carga asistencial y demanda por servicios especializados y mayores costos, señala la Guía Diabetes y Embarazo del Minsal (2014).

Según Marcelo Farías, gineco-obstetra de la Red de Salud UC Christus, hoy más de la mitad de las mujeres llega al embarazo con sobrepeso y mientras más kilos de más, mayor riesgo de desarrollar diabetes. Incluso, muchas tienen resistencia a la insulina antes de embarazarse, otro factor de riesgo que las predispone a la diabetes.

Aunque la mayoría vuelve a sus niveles normales de insulina y azúcar tras el parto, tienen más complicaciones durante la gestación y en el parto. El hijo también queda con más riesgo de ser obeso y desarrollar diabetes en el futuro porque se gestó en un ambiente intrauterino alterado.

Resistencia a la insulina

La insulinorresistencia es una condición en la que la acción de esta hormona es “resistida” por tejidos como el hígado y los músculos, lo que provoca alteraciones en la metabolización de la glucosa y lípidos.

Tampoco provoca síntomas por lo que muchas personas no saben que la tienen. Algunos signos clínicos que pueden hacer sospechar su presencia es la obesidad de la zona abdominal y la coloración oscura de la piel del cuello y las axilas, explica Araya. Esta alteración fisiológica aumenta el riesgo de aparición de diabetes tipo 2, hígado graso y también de enfermedad cardiovascular.

Para esta condición, nuevamente la alimentación poco saludable y el sedentarismo explican su alta prevalencia. “Siguiendo el tratamiento hasta el 80% de estos pacientes se puede mejorar y evitar ser diabéticos”, dice la experta.

Tipos de diabetes

Cada vez que se ingiere un alimento, el páncreas genera insulina para llevar la glucosa (combustible) a las células del cuerpo. Si hay una mala alimentación, con productos ricos en azúcar e hidratos de carbono, la glucosa y la insulina aumentan. Esto es lo que se conoce como diabetes tipo 2. En algunos casos, la reserva del páncreas se acaba y el paciente debe inyectar insulina (insulino-requirente).

La diabetes tipo 1 es un mal autoinmune en donde el propio organismo destruye las células beta del páncreas que son las encargadas de producir la insulina. Sin ellas, las personas la deben inyectar para que la glucosa pueda llegar a las células del cuerpo (insulino-dependiente).

La diabetes gestacional se produce exclusivamente durante el embarazo. Aunque durante este período el metabolismo cambia generando un estado normal de resistencia a la insulina que ayuda a que el feto se nutra bien, la obesidad de la madre agrega factores adicionales que incrementan esta condición y la agravan haciendo que el páncreas no pueda dar abasto.