Encuesta revela que dos de cada tres personas dice que su vida es «muy frenética o ajetreada».
Por Patricio Lazcano
En su tabla de mandamientos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda dormir entre seis y ocho horas diarias, pero los chilenos no siguen al pie de la letra esta sugerencia.
Según la encuesta Satisfacción Personal y Autocuidado, de la consultora de mercado Kronos, el 20% de los entrevistados reconoce dormir menos de esa cantidad y otro 29% asegura hacerlo en el límite de la recomendación, es decir, sólo seis horas. En suma, la mitad de los encuestados reconoce que apenas duerme seis o menos horas. ¿El problema? Estadísticamente, estas personas tienen más probabilidades de rendir menos en el trabajo y están, en todas las esferas de su vida, tomando peores decisiones. Incluso, pueden ver disminuida su esperanza de vida.
Según Julia Santín, neuróloga y directora del Centro del Sueño de la Red de Salud UC Christus, el problema es que la falta de sueño en el corto plazo provoca somnolencia diurna, fallas de atención, memoria y concentración, irritabilidad, fatigabilidad, sueño no restaurador, dolor de cabeza, aumento del riesgo de accidentabilidad laboral y de accidentes de tránsito. La falta de sueño es la principal causa de somnolencia diurna”.
Las cifras son parte de una radiografía al estilo de vida de 404 santiaguinos, investigación que refleja una serie de deficiencias en varios ámbitos. Según este trabajo, dos de cada tres personas califica su vida de “muy frenética o bastante ajetreada”. De hecho, el 88% dice que ni siquiera consume las cuatro comidas diarias que también forman parte de las recomendaciones de la OMS (ver infografía).
Según Julio Troncoso, gerente general de Kronos, la falta de sistemas o de formas de organización del tiempo no permiten a las personas optimizar sus horarios para poder realizar una serie de actividades que les permitan mejorar su estilo de vida.
Agotados
La percepción de alto estrés de los chilenos ha sido explorada en otras investigaciones. Un estudio de los académicos de la Escuela de Negocios de la U. Adolfo Ibáñez, Wenceslao Unanue y Marcos Gómez, en trabajadores del sector financiero, estableció que el 31% de ellos presentaba altos niveles de agotamiento emocional en su ambiente laboral y el 57% se declaró insatisfecho con su trabajo. La pregunta es: si este diagnóstico es recurrente, ¿por qué los chilenos siguen sometidos a este nivel de agotamiento?
“Todavía hay personas y organizaciones que piensan, erróneamente, que estar estresado y trabajar en exceso es un buen síntoma, una señal de compromiso y de eficiencia”, explica Unanue, uno de los autores del estudio. El sicólogo agrega que muchas empresas no se han adaptado a los nuevos tiempos. “El balance vida-trabajo es un nuevo paradigma en el mundo y en Chile nos hemos quedado atrás”, afirma. “Lo triste es que ese balance afecta positivamente a las personas y a las empresas, pero aún no somos capaces de verlo”.
Troncoso explica que en su estudio queda de manifiesto que las personas tienen deseos de aumentar su bienestar, “pero no tienen seguridad de que podrán hacerlo, porque no saben muy bien cómo conseguirlo”.
De hecho, según un reciente informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Chile es el quinto país donde más horas se trabaja entre sus naciones miembros, pero, a la vez, uno de los que tiene menores índices de productividad.
Estresados, pero felices
Lo curioso es que, a pesar de esta autopercepción de agotamiento, la mayoría de las personas se declara satisfecha y hasta feliz con su vida.
En la encuesta de Kronos, el 50% de los encuestados se dice estar satisfecho con su vida en general y el 61% con su vida familiar. Es decir, estresados, pero felices.
“Esto es súper sistemático”, dice Unanue. “Lo que pasa es que en los estudios de bienestar, la pregunta de satisfacción con la vida es cognitiva. Es decir, es una interrogante que evalúa tu vida desde lo racional. Esta pregunta de estrés/cansancio es algo más físico/emocional y de salud mental. Es por ello que no es contradictorio que alguien evalúe su vida bien, pero que en algún momento se sienta mal y agotado”, concluye.