IMCE, elaborado por Icare y la U. Adolfo Ibáñez, marcó 42,62 puntos y acumula 16 meses en terreno negativo:
«Si bien el panorama externo no es el más favorable, el efecto de las problemáticas internas sobre el crecimiento es muy relevante», advirtió Francisco Parro, académico de la UAI.
Por Andrés Venegas.
El Indicador Mensual de Confianza Empresarial (IMCE), que elaboran Icare y la Universidad Adolfo Ibáñez, marcó 42,62 puntos en julio, frente a los 47,14 del mes inmediatamente anterior (junio) y los 42,18 de igual mes del año pasado, en una escala donde 50 es el umbral de neutralidad. Sobre él, las expectativas empresariales se ubican en zona optimista, y bajo él, en terreno negativo o pesimista.
Rompió así varios récords: no solo anotó su segundo menor nivel de este año, sino que sufrió la mayor baja mensual desde la caída de Lehman Brothers, que se derrumbó en septiembre de 2008 pero que impactó este indicador -y otros globales- en la medición de octubre de ese año, con un descenso de 8,96 puntos, o -17,5%.
Además, con el retroceso de julio, el IMCE acumula 16 meses consecutivos en terreno negativo, confirmando el ciclo de pesimismo más extenso que atraviesa la economía justamente desde la crisis subprime de 2008. Medida tanto en puntos (-452) como en términos porcentuales (-9,58%) es también, respectivamente, la quinta y segunda baja más pronunciada desde que se tenga registro de este indicador (noviembre de 2003).
«Lo que hace compleja la situación actual de pesimismo es que, al final del día, afecta a la intención de inversión, que se mueve por expectativas económicas. Así, si las empresas tienen incertidumbre respecto del crecimiento económico y de los retornos que obtendrán a futuro, entonces frenarán la inversión», dijo Francisco Parro, académico de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI). «La situación es preocupante. Se transformaría en crítica si perdura en el tiempo y pasa de ser un escenario de tipo coyuntural, para tomar un carácter más estructural», agregó.
Parro -doctor en Economía de la Universidad de Chicago- recordó que en 2008-2009 la caída en la confianza empresarial medida por el IMCE fue mayor, pero precisó que en ese período había un escenario externo «bastante más deteriorado». Subrayó que «si bien hoy el panorama externo no es el más favorable, aunque lejos de lo ocurrido en 2009, el efecto de las problemáticas internas sobre el crecimiento económico es muy relevante», en alusión a las reformas político-económicas impulsadas por la autoridad.
Construcción, el sector más pesimista
El IMCE de julio arrojó también que las expectativas empresariales de tres de los cuatro sectores considerados en el estudio se ubican en terreno negativo. Construcción, con 30,19 puntos y un desplome mensual de casi 10 puntos, es el más pesimista. Minería (62,40) es el único sobre el umbral de optimismo.
El académico de la UAI comentó que la evolución de la confianza dependerá de lo que llama «los vientos externos y los motores internos». «Lo bueno es que el ministro de Hacienda ha hecho un compromiso con el crecimiento. Ahora, ese compromiso necesita medidas concretas», sentenció Parro.