Índice de la Facultad de Economía de la U. del Desarrollo marcó 21,4 puntos en el I semestre:
Resultado implica un aumento de 78.133 personas con alguna carencia en sus condiciones laborales.
Por Andrés Venegas.
El Índice de Precariedad del Empleo Asalariado (IPEA), que elabora trimestralmente la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la U. del Desarrollo (UDD), marcó 21,4 puntos en el primer semestre de este año, lo que representó un aumento de 0,4 puntos frente a las 21 unidades que registró este indicador en igual período de 2014.
Después de tres años con caídas (2011, 2012 y 2013), el indicador vuelve a subir por segundo año consecutivo (2014 y 2015) para el período enero-junio de cada año.
Este índice se construye suponiendo que la calidad del empleo es un fenómeno multidimensional. Así, se analizan cuatro dimensiones: seguridad del contrato, ingreso y beneficios laborales, horas de trabajo y protección social. Un empleo precario se define cuando el trabajador carece de dos de estas cuatro dimensiones.
Del total de trabajadores asalariados al primer semestre de este año -esto es, un promedio de 5.646.145 personas-, 2.268.081 tienen -de acuerdo a esta medición- un trabajo considerado precario. Esto implica un alza de 78.133 personas en relación al primer semestre de 2014.
Nueve de las 15 regiones del país empeoraron su indicador de calidad del empleo en este período. La Región del Maule, donde la actividad agrícola tiene una alta preponderancia, es la que reporta el nivel más alto de precariedad del empleo asalariado (29,9 puntos). Magallanes, con una elevada participación de la industria minera-gasífera, presenta la tasa más baja (11,5 unidades) y, por ende, de mejor calidad laboral.
Por género, los más afectados con el empeoramiento en las condiciones laborales durante el primer semestre de 2015 fueron los hombres: de 3.505.536 trabajadores asalariados, 1.427.884 tienen un empleo con al menos dos carencias, por lo que califica como precario. Y por edad, lo mismo ocurre con los más jóvenes: de un universo de 933.197 jóvenes asalariados, 567.230 desempeñan una actividad considerada precaria.