El economista estima que un sistema de pensiones se debe hacer cargo de la seguridad social y no sólo del ámbito económico. Plantea que la propuesta A se efectuó como respuesta al sistema mixto, y que éste último es el camino que Chile debe elegir.
Por Nicolás Vivanco.
A la espera de la constitución del Comité de Ministros que analizará las propuestas de la Comisión Bravo que buscan mejorar el sistema de pensiones, los expertos se han volcado a analizar y tomar parte respecto a las propuestas A, que fortalece el sistema de capitalización individual, y la alternativa B, cuyo foco radica en avanzar a un sistema mixto que considere seguridad social para las personas de menos recursos y la continuación del sistema AFP para aquellos de mayores rentas. En ese sentido, uno de los ideólogos de la propuesta B, Andras Uthoff, descarta que la propuesta mixta no sea sustentable, aludiendo a que no afecta el ahorro por cuanto que la parte del aporte actual del trabajador alimenta un fondo de reserva que se administra de forma similar al de las AFP. Así, sostiene que el financiamiento pareado -empleador, Estado, y trabajador- en el caso de quien contrata es similar al de la opción A. A su vez, que el costo fiscal vendría de la mayor cobertura de la PBS -también similar a la propuesta A- y un aporte de pareo que según dice sería bajo y decreciente en el tiempo. El economista es crítico del actual sistema y analiza sus carencias, modelo que según plantea ha dejado de lado la protección social. Acusa que el país ha avanzando de una dictadura militar a la dictadura de la macroeconomía y, precisamente, el sistema de pensiones no es macroeconomía, sino política social. Uthoff, quien también es integrante del Consejo Consultivo Previsional, plantea que las cuentas de ahorro como están definidas en el sistema de AFP no constituyen un sistema de pensiones en ninguna parte del mundo. Así, defiende la alternativa mixta y asegura que la propuesta A se originó en respuesta a la opción B.
¿Cómo nace la propuesta B?
La Comisión trabajó mucho sobre el diagnóstico. En las visitas a terreno hubo una posición mayoritaria de trabajadores organizados que planteaban la vuelta al reparto. Y eso a algunos comisionados nos llamó la atención y consideramos que la comisión debería reaccionar para decir sí o no, están bien o mal. Con Christian Larraín hablamos con la gente que estaba promoviendo esto y nos dimos cuenta que no es viable volver a un sistema de reparto, pero sí que hay un descontento muy grande de cambiar la lógica del sistema y de ahí empezamos, primero con Christian, y luego con un grupo mayor, a elaborar lo que fue la propuesta B. La propuesta A sólo vino a surgir al final, cuando encontraron que la propuesta B era muy complicada y que tal vez algunos resultados se podían conseguir sin cambiar la lógica del sistema.
¿La propuesta A entonces viene en respuesta a la B?
Sí, esa es mi opinión. Hasta entonces había un diagnóstico y se comenzaron a discutir propuestas específicas para mejorar la lógica actual del sistema, pero habíamos un grupo que cuestionaba la lógica del sistema en sí.
¿Por qué se elabora una propuesta en respuesta a otra?
No manejé la comisión, era manejada por David Bravo. No sé a dónde pretendía llegar él con el diagnóstico y las propuestas específicas, pero de repente y a mediados de este año, antes de entregar el informe, ya empezamos a ver que había propuestas más estructurales y se hicieron algunas reuniones que derivaron en estas tres propuestas, pero ello fue muy al final. Nosotros teníamos nuestra propuesta lista a finales del año pasado, recuerde que el informe se iba a entregar en marzo inicialmente, entonces pensábamos que debíamos estar preparados. Si bien comenzamos con Christian a elaborar la propuesta B, se nos fueron sumando cada vez más comisionados que apoyaban la propuesta. Creo que surgió la propuesta A como reacción.
Si se hubiese mantenido la entrega del documento en marzo, ¿la alternativa de consenso habría sido la B?
No, porque no se había votado nada. En marzo conocíamos en un Excel la propuesta C que era lo que circulaba Cenda y nosotros habíamos presentado a Presidencia la propuesta B, pero no había una propuesta A en ese entonces.
¿Qué espera del Comité de Ministros? ¿Las propuestas de la opción A que se impuso por un voto o un debate más amplio?
Espero que haya una discusión más amplia. Las votaciones de las propuestas específicas ganaban si sacaban la mitad más uno, aquí ninguna de las propuestas estructurales sacó la mitad más uno, ellos sacaron la mitad (propuesta A) y nosotros sacamos la mitad menos uno (propuesta B). Si ves en general, la nuestra es un cambio estructural más drástico y la C es un cambio total, entonces la mitad de los comisionados estaría por un cambio más radical en el sistema, entonces no es que hayan ganado.
Augusto Iglesias realizó una crítica sobre que los que votaron B eran más de disciplinas sociales y no expertos en materia de pensiones
¿Qué es lo que debiera ser un experto en el sistema de pensiones? ¿Los que saben de finanzas? Que fueron los que votaron por la propuesta A o los que saben del sistema de pensiones, aunque no quiero descalificar a los que votaron por esa alternativa, pero eso fue básicamente lo que desequilibró. Nuestro lado considera médicos, pero que entienden de la tercera edad, abogados que entienden más que sólo de una cuenta de ahorro, sociólogos que conocen los problemas que limitan a las personas a ahorrar. Personas mucho más ricas para construir el sistema de pensiones. Incluso, diría todo lo contrario, quienes realmente saben cómo diseñar un sistema de pensiones es este grupo más interdisciplinario. En el otro lado se concentraron economistas y financieros.
¿Considera que finalmente podría ser una disputa entre estas dos escuelas?
No son escuelas, son formas de trabajar. Este país ha pasado de la dictadura militar a la dictadura de la macroeconomía y esto no es macroeconomía, es política social. Es cómo puedo hacer que las instituciones que administran el ahorro actúen como agencia, evitar los riesgos morales, entregar buenas pensiones, ser solidario. Es permitir que todos puedan acceder y esas cosas ellos no las han pensado y es lo que nosotros estamos haciendo.
¿A su parecer el sistema de AFP fracasó?
Antes de la reforma del 2008 era catastrófico, porque ni siquiera había línea de la pobreza en la vejez. Ya la reforma permitió mejorar un poco el sistema, con un componente solidario, pero las cuentas de ahorro como están definidas en el sistema de AFP no es un sistema de pensiones en ninguna parte del mundo. Puede ser algo voluntario, pero no como una política pública del sistema de pensiones, no resulta.
¿Considera que se está dejando de lado a las personas por sobre el mercado financiero?
Ese es el punto de fondo. Todas las políticas públicas tienen que ser muy eficientes económicamente, pero también socialmente, y eso implica cómo incorporar equidad y en este caso introduce la solidaridad necesaria para que todos tengan pensiones dignas, no necesariamente los más ricos. El sistema en sí no da malas pensiones, lo hace para una gran mayoría, pero para una minoría da buenas pensiones y eso no puede ser. Se están reproduciendo las desigualdades que hay en el país y la protección social no es para eso.