Todas las vacunas que son parte de los programas de vacunación en Chile son importadas, elaboradas en el extranjero y en las que se invierten cada año cerca de 25 mil millones de pesos.

La mayoría de estas vacunas se pueden fabricar en el país, pero no se hace porque no existe un organismo que pueda cumplir con todas los requerimientos necesarios para este tipo de producción. Pero el panorama está por cambiar.

Como parte de una iniciativa Conicyt regional, hace casi un año se inició el Proyecto de Vinculación Ciencia Empresa cuyo objetivo es crear un lazo estrecho entre el mundo público, académico y privado. ¿El resultado? Ya está listo el diseño del próximo Centro Nacional de Vacunas, un organismo que no sólo permitirá manufacturar en territorio chileno las vacunas licenciadas sino que también permitirá elaborar vacunas creadas por científicos nacionales.

La iniciativa impulsada por Alexis Kalergis, director del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (Imii) y académico de la U. Católica propone que el centro -que aún no tiene fecha para iniciar sus actividades- genere productos biomédicos específicos para la población chilena, incluyendo vacunas y anticuerpos.

Tras varias reuniones con el Ministerio de Salud, el Instituto de Salud Pública (ISP), la U. Católica y empresas privadas, el centro de vacunas está definido y sólo faltan los recursos para que comience a funcionar.

Kalergis explica que para evitar problemas de desabastecimiento (como el que ocurrió hace dos meses) la primera vacuna que se debe licenciar es la BCG contra la tuberculosis. “Con la licencia de la farmacéutica dueña de la patente, se importan dosis y con ellas se fabrican muchas más para la población nacional. Así se asegura abastecimiento y distribución, no sólo en Chile, sino también para países vecinos”, dice.

Pero la primera vacuna que se fabricará totalmente en el país será contra el virus respiratorio sincicial (VRS), ideada por el Imii, y que está en las últimas etapas de desarrollo. En una segunda etapa se producirá una vacuna contra el Metapneumovirus humano (MPVh), virus que genera infecciones respiratorias.

Instalado el Centro Nacional de Vacunas, los costos de las vacunas y terapias se reducirán, pero también, ante a una epidemia o pandemia, el país ya no dependerá de laboratorios extranjeros para cubrir sus necesidades.

La implementación del centro tiene un costo de unos de 40 millones de dólares. A la fecha, ya se han establecido alianzas entre la U. Católica, el ISP, el Minsal y biofarmacéuticas como BMRC, Ango Science y BestPharma.

Ventajas

Margarita Lay, investigadora del Imii y académica UC, dice que una de las grandes ventajas de producir vacunas a nivel local es su grado de eficacia. “Los patógenos circulantes en nuestro país no son los mismos que hay en el hemisferio norte. Por ejemplo, los virus están sujetos a tener muchas mutaciones y en cada región del mundo éstos son diferentes. Por esta razón, nuestro propósito es diseñar vacunas y terapias para combatir infecciones de acuerdo a nuestra propia realidad local”, señala Lay.

Otras vacunas con prioridad de producción chilena, previo licenciamiento, son vacunas contra influenza, tos convulsiva y sarampión.

En el caso de estas dos últimas, dice Kalergis, es probable que se requiera agregar la cepa circulante de la bacteria y el virus que circula en Chile respectivamente.

Para Jorge Jiménez de la Jara, ex Ministro de Salud y académico de la UC, fomentar la manufactura de vacunas en territorio nacional, como lo hizo el ISP en algún momento, es relevante, sobre todo en un momento en que el país vive una crisis “entre ciencia y Estado, y en que se necesita recuperar la confianza en las personas”.

Hacer vacunas en Chile, permite generar sustentabilidad en el corto plazo y además, contar con una reserva en caso de pandemia.

Una medida indispensable estima Lay, considerando que hoy el Estado no importa dosis extras para emergencias “que eventualmente pueden suceder».

 

Fuente: La Tercera