Una de las exigencias menos conocidas del reglamento de la Ley de Fármacos se comenzará a aplicar el 5 de junio: desde ese día, las recetas médicas deberán pasar por un proceso de validación antes de que los facultativos las entreguen a sus pacientes.
«Las recetas impresas deberán estar foliadas, y previo a su uso, timbradas por las secretarías regionales ministeriales de salud», dice la disposición, que busca ejercer un mayor control sobre estos documentos y evitar el uso de recetas falsas que pongan en riesgo a las personas al consumir fármacos que no necesitan.
Así, antes de comprar un medicamento el paciente deberá verificar que la receta tenga el timbre oficial de la seremi, pues de otra forma la farmacia no le podrá despachar la orden.
Según la ministra de Salud, Carmen Castillo, esto busca «el uso racional y evitar la falsificación de las recetas, que todos sabemos que es muy fácil», pues si bien encargar la impresión de un talonario es labor de cada médico, en la práctica lo puede hacer cualquier persona.
Además, hoy los dependientes de farmacias no tienen cómo verificar si la receta que exhibe un cliente es de un profesional. Con el timbre de la seremi de Salud, las recetas se considerarán validadas por la autoridad.
El objetivo de Salud es avanzar hacia la receta electrónica, en la que el médico y el paciente deben poner su huella digital, lo que permite un mejor seguimiento al documento. Pero como la tecnología aún no está disponible en toda la red asistencial, se usará el sistema de timbre como mecanismo de control.
El Colegio Médico apoya un mayor control de las recetas, porque «cada cierto tiempo aparecen recetas falsas», plantea su presidente, Enrique Paris.
Con todo, también tiene críticas. «No me parece que sea la fórmula correcta que los médicos tengan que llevar sus talonarios de recetas a timbrar a la seremi. Va a haber una sobredemanda, las seremis no van a poder cumplir», dice Paris. «Nosotros habíamos propuesto, hace ya bastante tiempo, que se creara un registro de imprentas de recetas para que ahí pudiese haber control», añade.
También hay dudas entre diputados. Según la independiente Karla Rubilar, «hasta ahora nadie sabía que esto venía en el reglamento, pese a que supuestamente fue hecho con participación ciudadana».
Agrega que el timbraje no es el mecanismo correcto, porque hoy «hay problemas de retrasos y abastecimiento de las recetas-cheque, para prescribir estupefacientes y psicotrópicos y son hechas por la Casa de Moneda. Con las seremis va a pasar lo mismo y la gente no podrá tener sus remedios».
Javier Macaya (UDI) cree que esto podría implicar un mayor costo para los médicos «y me imagino que los precios de las consultas van a terminar subiendo», algo que Paris descarta.
Fuente: El Mercurio