Por ejemplo, la cabeza nunca debe estar más abajo que el corazón. O si duerme de lado, que la rodilla no quede más baja que la cadera. Hablan un otorrinolaringólogo, un ergónomo y una gastroenteróloga.

 

A menos que alguien quede inconsciente mirando la tele o caiga desmayado después del trabajo o fiesta, la postura para dormir proviene de una decisión. Y es normal que se tome la misma decisión todos los días, porque la mayoría tiene una posición regalona para acostarse.

Pero no siempre las cosas que a uno le gustan son las mejores y eso también corre para el sueño. Dado que dormir bien es clave, hacerlo de manera inteligente no vendría mal.

Posición fetal. Por ejemplo: ‘Si duermes en una postura fetal, en que los ángulos de las extremidades están demasiado cerrados, la circulación no es tan buena y eso significa que al levantarte el proceso de descanso no habrá sido igual’, dice Mauricio Santos, ergónomo de la Mutual de Seguridad.

Movimiento. Santos afirma que el cuerpo está hecho para el movimiento. Por tanto, más que buscar una posición ideal, lo básico es asegurar que el cuerpo tenga libertad para ir pasando de una a otra posición durante la noche. Sobre este punto deberían poner atención aquellas personas que duermen en camas estrechas y comparten el espacio con la pareja, los hijos o la mascota. Este punto también implica no dormir aprisionado por las sábanas, costumbre apreciada por algunos.

Respiración. Desde el punto de vista respiratorio, sí existe una mejor posición: de lado, con una almohada que mantenga el cuello recto y ojalá la cabecera de la cama levantada un poco. Incluso puede decirse qué lado es mejor, pero eso depende de la persona. Francisco Krausse, otorrinolaringólogo de la Clínica Las Condes especialista en rinología y enfermedades del sueño, explica: ‘Si la cabeza está más baja que el corazón, se van a ingurgitar (hinchar) los cornetes de la nariz, te vas a congestionar y vas a dormir mal. Si duermes de lado, el cornete del lado de la cabeza que queda para abajo se va a ingurgitar. Por lo tanto, si tienes el tabique desviado hacia la izquierda y duermes hacia el lado izquierdo, se va a tapar esa fosa nasal y se va a destapar la derecha. Pero si te das vuelta, se va a hinchar el cornete derecho y se va a tapar el lado por el cual respirarías bien. El lado con menos desviación debería quedar para arriba’.

El ergónomo Mauricio Santos aporta al dormir de lado que ‘lo ideal es poner un cojín o algo entre las rodillas para que la rodilla no quede más abajo que la cadera. Así no concentras todo el esfuerzo en la misma zona’.

Roncadores. Volviendo a las obstrucciones, dormir de espaldas tiene el siguiente problema, que debieran conocer especialmente los roncadores: el paladar y la base de la lengua se van para atrás y tapan la vía respiratoria. ‘Una persona que duerma boca arriba, con un paladar largo y que más encima use una almohada dura o alta, quedará con la pera pegada al pecho y va a hacer apnea. Eso provoca que en la etapa del sueño REM, que es la más reparadora, cuando se relaje la musculatura, te obstruyas. Y el cuerpo, al detectar que hay poco oxígeno y estimar que se está ahogando, contrae la musculatura y genera microdespertares. Al final, quizás dormiste ocho horas, pero descansaste como si hubieras dormido cinco’, aclara el doctor Krausse.

A la chilena. Si aunque intente mantenerse de lado la persona en la noche vuelve a quedar mirando hacia el techo, hay arreglo. Existe una especie de chaleco con una aleta en la espalda para que no pueda caerse sobre ella. Como son difíciles de conseguir, la solución chilena sería coser pelotas de tenis en la parte posterior del pijama, para que estar de espaldas se vuelva lo más incómodo del mundo.

Lado derecho o izquierdo. Pensando en otros beneficios,hay cierta aceptación en la lógica anatómica que indica que dormir sobre el costado derecho sería favorable para el vaciamiento gástrico.

Reflujo. Y las víctimas de reflujo, que despiertan con tos en la mañana o en casos más extremos llegan a despertar ahogados durante la noche, podrían tener ojo con lo siguiente. ‘Si bien el tratamiento involucra muchas cosas, como hacer la última comida dos a tres horas antes de acostarse –porque, por ejemplo, las grasas demoran dos horas en vaciarse-, una recomendación es dormir con la cabecera de la cama levantada en 30 grados. No es la medida más importante ni efectiva, pero ha demostrado utilidad en algunos pacientes’, asegura Leyla Nazal, gastroenteróloga de la Clínica Las Condes.

 

Fuente: LUN